Octubre muy especial

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Quien hubiese dicho que los meses pasarían tan rápido, así como quien habría imaginado que con sus dulces y recién cumplidos veintitrés años Hermione podría estar pasando por todo ese estrés tan particular, por eso había decidido hacer un pequeño paseo.

Minerva caminaba muy nerviosa por los pasillos ya que los nervios la tenían a flor de piel, a pesar de ser su cumpleaños, tenía un fuerte presentimiento de que algo estaba pasando o por lo menos estaba por pasar.

Draco cumplía con su último horario de clases y ya no veía la hora de terminarlo para poder ir junto a su esposa que claramente tenía el día libre y era una de las organizadoras del festejo de la tarde. Apenas habían cumplido un año de casados y todo estaba resultando de maravilla, se lo podía ver muy feliz y sus clases eran magistrales en todos los niveles.

Bathy, que raras veces le sucedía, tenía el día libre de clases y esa era la razón por la que se quedó enfrascada en la sala de profesores preparando el festejo que estaba próximo a realizarse. Ya finalizando decidió ir por su amiga y colega para que la ayudara en una última decisión.

Hagrid estaba en su casa disfrutando de la dulce compañía de una castaña muy simpática que disfrutaba de sus chistes tomando un dulce té, ya que estaban libres estaban decididos a ir hasta la sala de profesores en ayuda de su colega. Y esa fue la causa de que vayan caminando muy tranquilos por esos parajes tan soleados que se les presentaba en tan pocas ocaciones.

Rolanda Hooch ya había terminado su última clase y por eso estaba dando vueltas con su escoba por los terrenos de la escuela, definitivamente necesitaba relajarse un poco de tan intensa semana y ese era su momento de paz.

Harry Potter, como cada tantas veces ocurría, era el que impartía un taller de duelo y defensa a los alumnos de último curso. Estaba realmente muy compenetrado en su trabajo y tanto a él como a sus alumnos, no les importaba tomarse unos minutos más ya que se entretenían y aprendían bastante.


Como pocas veces se podía ver, el castillo estaba en total y completo silencio, los pocos alumnos que se veían, estaban estudiando en los jardines o descansando. Poco movimiento en los pasillos y muchos ya en sus salas comunes o biblioteca; y ese silencio era también lo que alteraba a la directora ya que parecía que todo estaba desierto. Iba encaminada directo a la casa del guardabosque para verificar que todo esté en orden cuando escucho un leve grito que la hizo correr en cuanto vio por la ventana de quien venía.


_ ¡¡¡HERMIONEEEE!!!.....- La carrera la había agitado pero se asustó al ver a la joven doblada, con cara de dolor y miedo.

_Oh por Merlín.... Hermione, ¿Estás bien?- Hagrid hablaba con un temblor en la voz.

_ ¿Acaso parezco estar bien?- La castaña fulmino con la mirada a su amigo que se movía inquieto.

_Vamos a la enfermería- Minerva la sujeto de la cintura para que ella la rodeara con el brazo por el cuello y de esa forma asistirla, pero solo pudieron dar otros dos pasos antes que vuelva a emitir otro leve grito de dolor, seguido por una maldición y como sus piernas se doblaban.

Minerva apenas podía sujetarla y fue cuando Hermione vio como el grandote se movía hacia ellas con mucho más miedo que antes pero al verle el rostro a ella apenas pudo alejarse para desmayarse haciendo temblar todo el piso.

Hermione que apenas podía moverse no pudo contener las carcajadas que cada tanto eran suplantadas por maldiciones. A los pocos segundos sus otras dos colegas llegaron corriendo ya que habían escuchado parte del conflicto y el gran estruendo que hizo Hagrid al caer, las risas de la castaña prácticamente resonaron por todo el castillo llamando la atención de algunos alumnos que se asustaron en cuanto vieron el cuadro tan patético que se presentaba frente a ellos.

Los nuevos maestrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora