Naruto - Sombra de la vorágine |1|

Capítulo 35

~|Capítulo 35|~

"Oye Kushina-chan, Mito-chan, ¿estás lista? Toqué el timbre de la Casa de Mujeres Uzumaki. "¡La academia comienza en cuarenta minutos y es posible que no podamos escuchar el discurso de bienvenida de Toki-sama y el director de la academia!

El comienzo de las clases en la academia shinobi cayó el primer día de septiembre y, desafortunadamente, este día fue martes y mi día laboral. Tuve que esforzarme bastante para que lo reemplazaran el viernes, pero con un poco de chantaje y expresiones de súplica, contra las cuales solo las mujeres con gran experiencia pueden resistir, logré el resultado deseado del subdirector del hospital. Con los maestros del clan resultó aún más fácil: ese día, se cancelaron las clases para enviar a los candidatos a estudiar. Sospecho que fue solo una excusa para que la perezosa Nara se tomara un descanso del grupo de niños. Dado que la mayoría de los veteranos que nos enseñan eran hombres, esta teoría suena más plausible.

"¡Kushi-chan, Ryu ya está aquí! - Escuché desde dentro de la casa y luego de un par de momentos la puerta se abrió y un Mito un poco andrajoso con un kimono torcido y una mata de cabello descuidado apareció en mis ojos. - Lo siento, acabamos de levantarnos y nos estamos preparando, ¡¿podrías esperar un poco en la sala ?!

"Uh ... está bien", me las arreglé para salir, recuperándome un poco de la conmoción, "Nunca había visto al mayor Uzumaki en una forma tan inapropiada para un mayor.

Es cierto, gracias a esto, se me otorgó un espectáculo muy intrigante: un kimono levantado casualmente por un cinturón tenía un corte mucho más profundo de lo habitual y la vista de apertura me hizo tragar nerviosamente la saliva acumulada. Al darse cuenta de dónde cayó mi mirada, Mito sonrió y me dio un chasquido en la nariz, se dio la vuelta y se adentró más en la casa, moviendo las caderas de manera muy expresiva. Maldita sea, apuesto a que lo hizo a propósito, incluso si suena increíble, pero estaba convencido por mi propia experiencia de que las mujeres de alguna manera sienten quién las está mirando y cómo, determinando si un hombre tiene una experiencia muy definida o no en todos.

Sentado en uno de los sofás del salón, me preparé para una larga espera, porque incluso en este mundo, la naturaleza de la mujer no ha cambiado, a pesar de la profesión elegida. Al contrario de lo que se suponía, la pareja Uzumaki se las arregló en un tiempo récord, y diez minutos después ambos se me aparecieron en una forma bastante decente. Kushin vestía un conjunto estándar de ropa kunoichi de sandalias descalzas, pantalones celestes ajustados y una camiseta negra con un chaleco del mismo color, y una chaqueta corta verde y roja encima, completando el atuendo. La bolsa con kunai y shurikens estaba en mi muslo izquierdo, y en la muñeca de mi mano derecha había un sello que repetía exactamente mi propio par. El cabello de la niña caía libremente sobre su espalda y hombros, sostenido por una sola horquilla al frente y no permitía que los mechones se le cayeran de la cara. En sus manos había un pequeño maletín. Volviendo mis ojos hacia el segundo Uzumaki, descubrí que Mito no abandonó su atuendo tradicional esta vez, solo que esta vez un negro burdeos con un cinturón dorado. Su cabello también estaba suelto y caía sobre su espalda en una lujosa ola. Supongo que no hubo tiempo para darles cuerda.

"Te ves hermosa", le di un cumplido completamente sincero.

"Yo siempre me veo así", el bebé sollozó divertido.

Negué con la cabeza, ¿y dónde está esa chica tímida que me conoció hace dos años?

"Solo nos quedan unos veinte minutos y debemos darnos prisa si queremos llegar a tiempo.

- Entonces, ¿a qué estamos esperando? - el mayor de Uzumaki se rió entre dientes y tiró a la pequeña con ella. - ¡No falta mucho para llegar aquí y deberíamos estar a tiempo justo para el discurso de apertura!