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¿Por qué estoy aquí?

¿Por qué regrese?

¿Por qué rompí la promesa?

He estado tratando de no pensar en estas preguntas que lo único que han hecho fue traer dolor a mi vida cuando por fin había conseguido algo bueno y verdadero.

He pasado por esto muchas veces, más de lo que pudo contar. Dicen que lo años se pasan volando cuando llegas a una cierta edad, que cuando menos lo imagines ya estás muy viejo para hacer lo que antes podías hacer.

Pero para mí no es así.

Para mi cada día que pasa, cada segundo y cada minuto, me hacen desear haber muerto. El odio que siento con tan solo mirarme al espejo y pensar que debía haber estado ahí cuando me necesitaron, cuando debí haberles advertido antes de que fuera tarde y cuando me advirtieron de confiar de más en gente que apenas conocía, ha sido la causa de mi herida más profunda que nunca podrá curarse.

Parece como si hubiera sido ayer cuando perdí a la única solución que tenía para resolver la vida de mierda que llevaba. Todo fue tan rápido y tan doloroso que nunca se si podre superarlo.

Tal vez esa era el destino, tal vez por algo sucedió o simplemente tal vez era algo que tenía que suceder.

Llevo caminando un largo rato, el único acompañante a mi lado es un amigo fiel y el sonido de los pájaros a mi alrededor. Ya casi es de noche y el frío se empiece a sentir con cada paso que doy para llegar a la cima.

El cielo es mi mejor acompañante cada vez que vengo aquí, las estrellas son las guías que hacen que no me pierda en este inmenso lugar, pero sobre todo seguir la misma marcas que hace años que fueron trazadas por una persona maravillosa, con la característica de ser valiente y aventurero en este mundo, son por las que no me he derrumbado a llorar.

He pasado casi la mayor parte desde que regrese a esta ciudad de evitar este lugar y todo lo que significa, pero es inevitable. Las promesas se cumplen, aunque que sean infantiles o un poco insignificantes se tienen que cumplir.

Dicen que si prometes cosas que nunca cumplirás simplemente no lo hagas.

Por eso yo no prometí.

-Hemos llegado Max-dije acariciando la cabeza de mi cachorro, mientras observaba la gran vista que tenía enfrente de mí.

La luz era escaza pero suficiente para poder armar todo antes de que la noche caiga. Nunca fue fácil para mí aceptar que ahora tenía que hacer yo todo por mí misma, que nunca más iba tener una ayuda otra vez y que ahora todo dependía de mí.

-¡Venga Max que ya está cayendo la noche!-le dije a mi cachorro para que me ayudara a traer más ramas para que la fogata pudiera encender.

Al cabo de una hora después la oscuridad estaba en punto más alto, el frió era poco pero aun así congelaba mi cara. Me senté en el mismo tronco donde todo comenzó, donde todo cambio y al final donde todo termino.

-Ha sido un poco pesado, ¿verdad pequeño?-le volvía a preguntar a mi cachorro. Me baje a sentarme en suelo para tener mi espalda recargada en el tronco y para que el fuego me calentara más rápido.

Le subí un poco más a la música. Max se acomodó a mi lado derecho y recargo su cabeza en mi pierna derecha, empecé acariciar su cabeza y jugar con su pelo y admire lo magnifico y especial que tenía este lugar.

-Sabes pequeño, hoy inician las clases-dije mirando hacia enfrente, las luces de las casas y la ciudad hacia perfecta mi vista.

Ha pasado una semana desde que fuimos a comprar los útiles escolares, las vacaciones se han ido y con ellas un año mas de mí vida. Los últimos días, Hannah y yo nos pasamos organizando, forrando y comprando todo lo que necesitamos.

Pero deje todo y regrese aquí.

-Se supone que este sería mi penúltimo año, y después solo un año más, el cual sería el mejor de mi vida, para por fin terminar yéndome a la universidad-volví hablar.

Es un poco raro hablarle a la nada y saber que Max nunca me contestara pero él es una parte muy importante de lo bueno que alguna vez me sucedió.

-Nunca se equivocó, siempre supo que esto iba a suceder en algún momento de su vida-dije.

Las lágrimas picaban en mis ojos para poder salir y derramarse como siempre lo hacen cuando llega el momento.

Tal vez no entienda como se siente un dolor así, tal vez piensen que nada puede ser tan doloroso en la vida, pero yo lo he vivido y ahora reconozco que si hay un dolor tan fuerte.

-Hay Max, fui una tonta, yo debí haber sido, era ese mi destino, pero no me dejo, simplemente no me dejo-dije y no pude más, las lágrimas brotaron de mis ojos.

· Promesa y más promesas.

· Destino

· Suerte

· Amor

· Felicidad

· Pureza

¿Pero enserio alguien alguna vez consigues todo eso?

Hoy tenía que estar en el regreso a mi vieja escuela, en el regreso de lo que una vez fui, pero no pude sin primero venir aquí. Siempre me decía que viniera aquí cuando lo necesitara, por si quería gritar que viniera aquí, si quería llorar que viniera aquí, si quería cantar, reír, jugar, hablar o simplemente hacer nada, tenía que venir aquí.

Pero no había podido desde hace mucho tiempo, porque con el hecho de estar simplemente aquí era insoportable, toda tenía recuerdo y todos esos recuerdos eran dolorosos.

-¿Cuándo podre superar esto Max?-le pregunte al cachorro de color café con negro de dos años de edad.

-¿Cuándo dejare que sane la herida?-volví a preguntar con más lágrimas en mis ojos.

-¿Cuándo rompí la promesa ficticia?-le preguntaba a nadie.

Y lo último que supe antes que todo el odio, tristeza, rencor, culpabilidad y amor salieran de mí, fue haber visto su cara.


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Ella la... ¿chica mala?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora