Escuche como los latidos de mi corazón comenzaban a acelerarse, como las palmas de mis manos comenzaron a sudar y como el sentimiento de enojo y desprecio crecía en mí. Este era mi lugar seguro, mi casa, donde podía venir a cualquier hora de cualquier día para solo jugar y olvidarme de todo, esto era mío y no estoy dispuesta a compartirlo.
-Me puedes explicar, ¿Qué haces tú aquí?-pregunte cruzándome de brazos, sabía que estaba frunciendo el ceño y que mis ojos se habían hecho más oscuro.
El solo sonrió.
-Bueno preciosa, ese no es asunto tuyo-su respuesta hizo crecer más mi enojo que casi sentí que iba a explotar en ese momento.
Sabía que no podía correrlo, este lugar ya no me pertenecía más y por lo tanto ya no podía decidir quién entraba y salía.
Pero conocía el reglamento y lo iba a usar para acabar con él.
-¡Excelente!-mi cambio de ánimo lo desconcentro-Pero si quieres quedarte, tendrás que jugar... pequitas-dije una vez que estuve cerca de él.
-Y créeme que vas a desear no haberlo hecho-dije para sonríele e irme hacia mi equipo.
Haynes no se iba a salir con la sueña, podría jugar bien pero este era mi territorio y nadie lo conocía mejor que yo.
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-¿Entonces que paso?-.
-Pues nada, el maldito si sabe jugar y al parecer lo necesitan el equipo varonil, por lo tanto lo dejaron entrar-le respondía a Hannah.
Me recosté sobre mi escritorio con el peor humor de la vida. El maldito idiota había jugado increíble, demostró que tenía lo necesario para ser un jaguar y la verdad odiaba eso.
Una persona siempre hace lo mejor para su equipo y yo tenía que hacer lo mismo por el mí, y creo que me arrepiento.
-¿Y qué vas hacer ahora?-pregunto Hannah.
-¿La verdad?-pregunte a lo cual ella asintió
-No tengo la menor idea-dije con tristeza.
Lo siguiente que escuche fue la risa de mi hermana.
Las siguientes horas de clase solo me quede callada y sin mirar a nadie, no quería hablar con alguien o mejor dicho ver su estúpida hermosa cara con pecas.
Hasta que por fin llegó la hora de deportes, simplemente la mejor hora del día, me cambie rápido junto a Hannah y corrimos hacia el gimnasio, la maestra ya tenía debido chicas y chicos.
Caminamos hasta estar con el grupo de chicas y solo escuchamos que iban a ser retas entre cuatro equipos diferentes.
-Genial, a ti te encanta las retas-me animo Hannah.
La mire incrédula-¿Hannah enserio?-pregunte con mal humor, ella rodo los ojos.
-¿Qué tiene de malo?-pregunto.
-Pues... que...qué...han de jugar horrible-dije cruzando los brazos y haciendo berrinches, Hannah me iba a contestar pero la maestra nos gritó para que nos uniéramos con las demás.
Todas las chicas ponían atención exactamente a lo que la maestra decía pero ya conocía las reglas y todo lo que se podía y no podía hacer en el juego.
-Bueno chicas, comencemos-y esas palabras fueron mi alerta de poner atención.
La maestra ya había escogido a las capitanas y una de ellas era Hannah, al segundo que le toco elegir me señalo y otras cuatro chicas. Me coloque a su lado y le sonreí a lo cual ella me guiño un ojo.

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Ella la... ¿chica mala?
Novela JuvenilElla no es definitivamente normal. Ella sobre pasa la locura y el peligro al mismo tiempo. Ella no es como las otra chicas, no le importar ensuciarse. Ella simplemente es única. Un cambio se necesitó para que volvieran a topar caminos. Él es un chi...