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Camine por los pasillos de la escuela sin tener un lugar fijo a donde ir. Jessica se había esmerado en cada detalle que había en la escuela, dándole así a la escuela un poco de originalidad.

Camine en dirección hacia las canchas de futbol americano, pasando por un largo pasillo con fotos de las primeras generaciones que han pasado por esta escuela, algunos trofeos guardados en una repisa y entre otras cosas más, hasta que llegue a la gran puerta verde con dorado.

Al atravesar esa puerta camine unos cuantos minutos y llegue a la entrada de la cancha, observando como las animadoras entrenaban, lo chicos de atletismo calentaban, los chicos de soccer estaba sentados en un círculo en el pasto escuchando a su entrenador, y después estaba los chicos del americano todos equipados y formados en línea para empezar a practicar.

Y por último me fije en las gradas de color dorado y plateado con dibujos raros pero divertidos en color negro, en la parte donde te sientan, la cuales estaban un poco solas.

Unos cuantos chicos estaban sentando callados mirando lo que tenía enfrente, otros estaban entre amigos riendo y otros simplemente estaban leyendo.

Camine hasta el penúltimo escalón y me senté a lado de una chica pelirroja de pelo quebrado. Al parecer ella no le importo que me sentara a su lado.

Saque mis audífonos, coloque la música en un volumen estable para poder escuchar lo que sucedía a mí alrededor y me los acomode en mis oídos, para después mirar como entrenaban los equipos.

-Es un conunter negro movimiento pase, ¡tienes que correr chico estúpido!-dije mirando como el receptor del equipo, el cual no hizo una escuadra hacia adentro para recibir el balón en el aire y anotar.

Enserio que hay gente que no sirve para los deportes.

Y fue así como me la pase todo el rato que estuve sentada observando la práctica, criticando lo mal que los jugadores hacían su trabajo.

-Entonces deberías jugar tú, ¿no crees?-escuche una voz dulce a mi lado, rápidamente voltee a ver la pelirroja.

-¿Disculpa?-pregunte frunciendo mi seño.

-Que deberías jugar tú, en vez de ellos-dijo para después agarrar sus cosas e irse.

Me gustaría regresar a jugar pero eso quedo tiempo atrás, mucho tiempo atrás. Me levanta y me fui de ahí directo a mi siguiente clase del día. Camine otra vez por los pasillos, toándome con cada grupo de amigos.

Al llegar al salón J-A camine hacia los penúltimos escritorios del lado izquierdo y me senté en el de la esquina. Las demás personas llegaron después de cinco minutos, sentándose cada uno en su lugar.

La maestra llegó minutos después y mando silencio al grupo. Saque mi carpeta, tres plumas y un lápiz y me centre en lo que la maestra decía acerca de la vida.

-Claro que la vida esta lleno de clichés, de eso se trata la vida, de los clichés.-comenzó a decir, llamando la atención de algunas chicas de los pupitres traseros.

-Así que de esto se va a tratar nuestra semana de trabajo, cada uno de ustedes investigara los clichés más conocidos para el mundo-empezó a explicar,- para las chicas, búsquenlos en libros y para los chicos... bueno busque en alguna parte-.

Solté una pequeña risa, al igual que mis compañeros.

-Y lo llevaran a cabo, tal vez su vida de un giro de trecientos sesenta grados, uno nunca sabe-finalizo sonriendo.

Empezó a dictar algunas cosas para hacer el trabajo que será entregado el viernes, para después dejarnos salir diez minutos antes, espere a que todos en el aula salieran y me dejaran sola para poder salir calmada sin que me empujen en la puerta.

-¿Eres una de las chicas nuevas verdad?-escuche la voz de la maestra, levante mi vista de mi mochila y la puse en ella.

Asentí.

-Entonces es cierto que eres la protegida de la directora-volvió hablar ganándose una encogida de hombros.

-¿Chica de pocas palabras?-pregunto sentándose en la orilla de su banco y cruzo los brazos, negué sonriendo.

Sabía que iba a volver a preguntar cuando un chico atravesó la puerta mirando por todo el lugar.

-Llegas tarde señor Haynes-dijo la maestra divertida, en vez de forma de regaño. Mire al chico y el solo sonriendo se encogió de hombros.

-¿Qué le puedo decir?, fui al rescate de una chica que me pidió que la desnudara en el cuarto del conserje-hablo con mucha confianza.

La cara de la maestra era espica, ganándose una risa de mi parte. Me calle cuando el chico me miro unos cuantos segundos serios pero después formo una sonrisa de oreja a oreja.

-¿Es la protegida de la directora?-pregunto alzando una ceja mirando hacia la maestra, ella asintió.

-Creo que deberías pedir la tarea señor Haynes-se paró de donde estaba y camino hacia el chico,-tal vez lo ayude a madurar al fin-.

-Es parte de mi encanto, dulzura-dijo guiñándole un ojo despegando sus ojos de los míos por milisegundos para después regresarlo a la posición de antes. Ella solo negó la cabeza divertida.

-Tal vez se pueden ayudar mutuamente-dijo colocando una mano en el hombro derecho del chico que aun seguida observándome, fruncí mi ceño dando a entender que no sabía a qué se refería.

-Ya lo entenderán después, y estoy segura que me lo agradecerán algún día-dijo para después desaparecer por la puerta. Rodee los ojos y me colgué la mochila lista para partir a casa. El estudio cada uno de mis movimientos, pero hasta que llegue a la puerta fue cuando hablo.

-Las calladitas, son las peores-dijo divertido. Coloque mi mano en el plomo de la puerta y me aclare la garganta.

-Entonces sabrás que es mejor no acercarte-dije sin ningún filtro de emoción en mi voz. Escuche como soltaba una risa, para después sentir sus dedos colocarse en los míos lo cuales estaban aún en el plomo.

-¿Alejarme?, créeme esas chicas son las que más gritan en la cama, preciosa-dijo engreídamente, ganándose una mirada seria de mi parte.

-Quisieras fuckboy, pero esta chica solo gritara con alguien que valga la pena-dije para después abrir la puerta y empezar a caminar hacia la salida, no sin antes escuchar su sonora carcajada.

-¡Ya lo veremos ricitos!-grito lo último, pero ya era tarde para ver mi expresión porque yo ya estaba atravesando la puerta de salida.

Camine de regreso al Volkswagen en el que vine hoy, y espere a mis hermanos los cuales salieron unos cuantos minutos después, cada uno con los ojos rojos y con lágrimas.

Nos subimos al carro y espere a que uno hablara pero solo reino el silencio hasta que Chase salió del estacionamiento de la escuela.

-¿Cómo le fue?-pregunte mirando por la ventana.

-Ness, ¿en dónde mierdas nos has emitido?-pregunto Hannah, ganándose una carcajada pura por parte mía.



Ella la... ¿chica mala?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora