02

13.1K 1.1K 139
                                    


Un rubio perezoso sonreía mientras se levantaba tranquilamente para tomar una ducha y vestirse con ropa cómoda que fácilmente podría ser un pijama, entre sueños y satisfecho por haber dormido tanto, se adentró a la cocina para tomar su desayuno en soledad y tranquili...

Mamá está aquí, su mente le avisó mientras tragaba saliva y buscaba donde esconderse.

— Jimin! — su madre lo llamó feliz — A que no adivinas lo que hice hoy, vendí la cafetera! Y sabes por cuánto?.

Jimin negó totalmente en silencio y su madre prosiguió a contarle la practicamente estafa que hizo al vender a un precio alto una cafetera que llevaba años en la familia.

Mientras el rubio desayunaba, su madre, que era igual de parlanchina que el, no paraba de hablar mientras reía y le contaba muchas cosas diferentes.

— Y... — se quedó callada unos segundos y miró el reloj de su muñeca.

Ahí viene...

— Park Jimin! — gritó viendo como su hijo empezaba a correr hacia su habitación — Deberías estar en clases! Qué haces aquí?!.

— Yo?! Nada! Tú que haces aquí?!.

— Yo?! Es mi día libre!.

— El mío igual!.

— Es jueves!.

El rubio reía ante los gritos de su madre y salió corriendo nuevamente con su mochila llena de libros, sus lentes mal puestos gracias a que no encontró el estuche de los de contacto. Ya en el marco de la puerta sonrió en dirección a la que se acercaba su madre.

— Adiós mamá! Cuídate y come bien! — besó su mejilla y se despidió corriendo hacia la estación de trenes.

Por obvios motivos no entraría a las primera clases y se presentaría a las que quedaban con una nota falsa de su madre explicando que tuvieron que asisitir al médico ese día a la mañana, un plan magnífico que solo usaba de vez en cuando.

Por si no quedaba claro, Jimin era un pésimo estudiante, casi siempre dejando materias previas y aprobando con notas algo bajas, sus asistencias no eran las mejores pero por alguna razón la mayoría de los profesores lo adoraban ya que el omega aunque se viera tímido, era sin dudas un parlanchín que contaba cosas al azar sin darse cuenta. Que hacía Jimin? Jugar videojuegos, leer novelas estúpidamente románticas, salir con su mejor amigo, etc.

— Jimin! — un grito lo hizo voltearse y sonrió al ver a Yoongi a unos metros de el.

— Yoongi! Que haces aquí? No tienes clases?.

— Yo? Pues... tú no tienes clases?.

Ambos chicos se miraron frunciendo sus ceños para finalmente reír y empezar a caminar a la cafetería que ya para esa hora de la mañana estaría abierta.

Gastaron su dinero de la semana en chocolates y refrescos para empezar nuevamente su rumbo a la azotea del edificio en donde podrían ingerir sus comidas sin que algún profesor los pillara. Por más que eso fuera de "niños rebeldes", Yoongi y Jimin le daban poca importancia a esas pequeñas escapadas para reír y bajar un peso de lo que era una vida monótona adolescente, ambos chicos solían causar problemas pero nada que no tuviera arreglo.

— Jimin, creo que... eso se acerca.

Eso? Que era eso? El rubio miró a su alrededor buscando a lo que se refería su amigo y siguió comiendo su chocolate ante la atenta mirada de éste.

— Entendiste?.

— No.

Yoongi bufó riendo y se acerco más a su amigo para limpiar las mejilla de éste con la manga de su suéter.

Baby's Crush 과즙 KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora