Capítulo nueve

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Noah está mirándonos, y rápidamente comienza a hablar de sus cosas, cosas que solo ellos dos entienden, está claro que no le hace ni pizca de gracia la relación que estamos formando Avery y yo.

Ethan comienza a contarme cosas sobre su primer año universitario, y me enumera las razones por las que debería cambiarme a Harvard. ¡Parece mi padre! Sé que lo hace con su mejor intención, pero ya tengo demasiadas cosas en la cabeza como para ponerme a pensar también en que he tomado una mala decisión en mi educación.

—Yo le dije lo mismo, en Harvard nos tendría a todos nosotros allí para tocarle las narices a diario —interviene el mayor de los Ford clavando su mirada en la mía con carácter desafiante.

—Ni de coña te aguanto también en la uni, si te cambias no me pongas como razón —bromea mi hermano —aunque Avery estaría muy feliz, ¿Verdad Ford?

Avery da un trago largo a la copa de vino, y yo dirijo la mirada a mi hermana, que está escuchando atentamente nuestra conversación mientras devora un plato de pasta.

—Tendríamos a la menos pelma de los hermanos Shepard en nuestra uni —clava la vista en mi hermana —tú aun no cuentas Ashy.

El resto de la comida prosigue lleno de pullitas por parte de mi hermano hacia su amigo, Ashy marginada centrada en la comida y Ethan y yo poniendo verdes a nuestros hermanos mayores. Un clásico de nuestras familias vaya. Al terminar la comida, nuestros padres invitan a los Ford a casa y ellos como era obvio aceptan de inmediato.

Genial, esto significa aguantar a estos dos juntos unas cuantas horas más.

Al salir del restaurante, mientras esperamos a que traigan nuestro coche; noto unas manos apoyándose sobre mi cintura, una corriente eléctrica me invade y enseguida las reconozco. Esas manos me desabrocharon un vestido anoche, ¡cómo para olvidarlas!

Estamos detrás de todos, por lo que nadie se percata de la escena. No logro entender muy bien por qué lo está haciendo, pero tampoco tengo ninguna queja.

—Hunter está preguntándome por ti, cree que tenemos algo —me susurra.

Su voz se encuentra entrecortada, está aguantando una carcajada; le parece imposible que estemos juntos.

—¿Quieres que le diga algo, Liz? —cruza sus brazos sobre mi cuerpo y apoya su cabeza en mi hombro.

No puedo soportarlo más. Aparto cuidadosamente sus manos de mi cuerpo y doy un giro sobre mis pies para mirarlo directamente a la cara.

—Dale mi número —me voy hacia el coche, dejándolo con la palabra en la boca. Aún siento la presión en mi abdomen, las mariposas están intentando salir...

Entro y me siento en la parte trasera junto a mi hermana. Nadie a parte de mis padres habla de camino a casa, mi cuerpo se siente extraño, la reacción que le provoca Avery no sale de mí. El pecho comienza a oprimirse, me falta el aire, no puedo, simplemente no puedo. No entiendo la razón, pero mis pulmones se sienten como unas botellas de agua siendo pisadas, mi ritmo cardiaco se acelera. A pesar de todo, mantengo mi pose calmada frente a los demás, aunque internamente esté muriendo de pánico, miedo a sentir, miedo a darle una explicación a algo tan complicado como las sensaciones. Estoy cayendo como una mosca en su telaraña, y lo peor es que no creo que él me quiera ahí.

—Lizzie, hemos llegado —avisa mi hermana. —Estás muy rara —me mira con sus dulces ojos miel. No le contesto, me limito a cambiar la dirección de mi punto de vista y bajo del coche.

Una vez dentro vuelvo a mi habitación y me enfundo de nuevo el pijama. No tengo pensado salir de aquí, tengo agua, comida basura y Netflix ¿Qué más se puede necesitar en esta vida?

Me tumbo sobre la cama con el ordenador en la mano y me pongo a mirar el catálogo de películas. Todas las que están en tendencia van de amor, relaciones o sexo. No tengo ninguna de esas tres cosas en mi vida, así que acabo metiéndome en una sección de películas de terror y elijo la primera que sale sin mirarla mucho.

—Liz, soy Avery —siento mi cama hundida, me giro y veo su carita —es de noche, van a hacer una barbacoa.

—¿Te mandan mis padres? —pregunto mientras me froto los ojos. Su cabeza está sobre la mía, su pelo húmero le cae sobre la cara y curiosamente su rostro parece más dulce que de normal.

—No, en realidad piensan que te ha sentado mal la comida. No iban a llamarte —hace una breve pausa, se pasa la lengua por los labios humedeciéndolos. Yo me siento a duras penas, aún algo adormilada y me sitúo frente a él. —Creí que querrías alitas barbacoa, sé que te encantan.

El hecho de que me haya despertado me molesta, pero por comida, algo menos. —Avery...

—Hunter... —Traga saliva —¿te ha escrito?

Agarro mi móvil y veo un par de notificaciones de un número desconocido. Entro y observo su foto de perfil: es su mano, la del tintero, agarrando una rosa. La fotografía tiene una estética cuidada y delicada, pero a la vez algo sombría. Me atrae poco a poco y comienzo a pensar en él.

—Sí —levanto la vista, su mandíbula se tensa y su expresión deja de ser tan tierna como lo era hacía unos instantes. —Avery, eres el mejor —lo abrazo fuertemente intentando mostrar entusiasmo y lo beso suavemente en la mejilla.

—Bueno, te he conseguido un polvo, —le doy un codazo suave —creo que merezco algo más que un abrazo.

—¡Avery! —exclamo exaltada, no me esperaba que dijera algo así.

—Deja que lo reserve para cuando lo tenga claro —hace una pausa —quiero tener algo que no sé si me merezco.

—Chicos, ya está la cena —aparece Noah en bañador secándose el pelo con una toalla pequeña blanca.

—Noah, te he conseguido un cuñado.

Me abalanzo sobre él y le sostengo por las muñecas. Clavo su mirada en la mía, siento un gran impulso de besarlo, sus labios gritan mi nombre, me reclaman. No lo hago, no tengo ovarios suficientes para hacerlo.

—Pillaos un hotel, ¡Dios! ¡No merezco ver esto!

Avery consigue soltar una de sus manos y comienza a hacerme cosquillas en la zona central de mi barriga. No lo soporto y caigo sobre él, me aparto rápidamente y me siento, como si nada hubiera pasado.

—No me va la pedofilia, pero a Hunter parece que le encandilaron unos ojos verdes anoche.

—Lizzie, ¿Hunter? ¿enserio? —me mira incrédulo desde el borde de la cama—.¡Liaros ya de una puta vez!

Desaparece de mi habitación dejándome a solas con mi peor enemigo, el amor. No quiero que pase nada entre nosotros, le quiero demasiado como para joderlo todo por un impulso. Avery sigue el mismo camino que mi hermano, dejándome sola y confundida. Mi habitación me parece extraña, mi cuerpo no responde. Estoy tendida en la cama y no quiero moverme.

Me quedo en la misma posición durante un par de horas. No consigo creer que Noah haya podido soltar algo así, no puedo más. Agarro de nuevo mi teléfono y entro en la conversación de Hunter.

Hunter:
          Hola.

         ¿Podemos hablar?

Yo:
Hola, por supuesto.

Hunter:

  Me refería en persona.

Apenas tarda segundos en contestarme, es un tanto abrumador.

Hunter:

   Mañana no puedo, pero... ¿te viene bien pasado?

Yo:
Claro. Te mando ubicación de un café que me encanta.

Hunter:
        Perfecto

        Nos vemos :)

Me despido de él. Vuelvo a mirar su foto de perfil y me sumerjo en mis pensamientos hasta que vuelvo a caer rendida en un sueño tan profundo del que no me despertaría ni por el tío más bueno de este mundo, que digo, ni por una piscina de chocolate.

Él [#1]  (COMPLETA)✓ (Pronombres Que Terminan En Mi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora