Avery.
Me despierto de repente como si necesitara hacerlo, es algo impulsivo. Me giro y estoy solo en la cama, escucho el grifo desde el baño. Supongo que habrá entrado ahora.Pasan los minutos y no sale, el grifo continúa sonando y por fin me doy cuenta de que es la bañera. Son las tres de la mañana, es imposible que se esté dando un baño. Comienzo a temerme lo peor.
—¡ABRE LA PUERTA, POR FAVOR! —grito a pleno pulmón en repetidas ocasiones, mientras apuñalo la madera con los nudillos.
El mayor de los Shepard aparece corriendo en la habitación—. ¿Qué le pasa a mi hermana? —Tiene la voz acelerada—. ¿Qué coño ha pasado, Ford? —Me pregunta, un tanto enfurecido. Corre hacia la puerta e intenta forzar el manillar.
Me quedo paralizado, doy un paso hacia atrás apartándome de la escena. No puedo reaccionar, yo he provocado esto.
—Avery, llama a una ambulancia —golpea con la pierna la puerta innumerables veces, estoy mirándolo fijamente impasible—. ¡QUÉ LLAMES A UNA PUTA AMBULANCIA Y A MIS PADRES!
Noah impacta toda su ira contra el trozo de madera hasta que por fin se abre y consigo centrarme en la situación. Corro hacia la mesilla a por mi teléfono y marco el número de emergencias. Tan pronto como lo cogen, aparece con su hermana en brazos; está empapada y no reacciona. Rompe a llorar desesperadamente mientras intenta reanimarla mediante algo parecido a una RCP.
Les digo a los de emergencias mi ubicación y me dicen que hay un atasco y que probablemente se retrasen. Me piden identificas los síntomas y vuelvo a bloquearme, no me salen las palabras y Noah me arranca el teléfono de la mano.
—Tiene pulso, pero apenas respira —le escucho decirle al asistente telefónico de emergencias.
Intenta aparentar estar calmado, aunque se está muriendo por dentro. Tiene una mano apoyada en la cabeza y no deja de moverse de un lado a otro.
Tiro de la manta de la cama envuelvo a Liz con ella. La sostengo entre mis brazos, casi no puedo verla porque las lágrimas cubren por completo mis ojos y me impiden la visión. Perece que está dormida, si un fuera por la situación incluso aparenta paz. Quería calmar sus tormentas con la muerte.
Mi corazón se rompe en mil pedazos, la he matado.
Presiono su cuerpo contra mi pecho y veo como a duras penas abre un poco los ojos para después cerrarlos con calma. No puedo creerme lo que acaba de pasar, se ha intentado suicidar delante de mis narices y hasta que no ha llegado Noah no he reaccionado.
¿Cómo no se me ha pasado por la cabeza? Soy un puto inútil, he tardado demasiado tiempo en reaccionar. Anoche no estaba bien, debí estar más pendiente de ella.
Su hermano se sienta a mi lado llorando como nunca le he visto llorar y comienza a pedirle que se despierte, a suplicarle que no le abandone y entre sollozos se derrumba. Empieza a tirarse del pelo de forma desesperada, mientras yo permanezco paralizado a la vez que las lágrimas cruzan mi cara de un lado al otro, dejando un rastro mojado sobre mi cara.
Oímos sirenas y Noah baja corriendo a abrir la puerta. Tan pronto como puedo alertarme están prácticamente certificando su muerte, están dándola por muerta sin apenas mirarla. A pesar de que piensan que ya no tiene remedio, la suben a la ambulancia. Noah, en medio de un ataque de pánico, es atendido por uno de los paramédicos; que no deja que suba en ese estado a la ambulancia.
Me piden que los acompañe y, sin poder pensarlo much,o estoy subido a la ambulancia, sentado al lado de Liz mientras me quedo mirándole fijamente a la cara. Es la misma cara con la que me levantaba abrazado en Londres, cuando parecía que estaba en paz consigo misma de alguna forma. Hablábamos de algo parecido a un futuro, por el día se sentía mal consigo misma, pero cuando llegaba la noche se acostaba a mi lado y me hablaba de sus preocupaciones adolescentes: universidad, padres, su hermano, su mejor amiga...
En esas noches conectábamos nuestro modo de sinceridad y todo se sentía liberador... Todo aparentaba que todo iba bien. Acostarme oliendo el dulzor de su perfume me sacaba una sonrisa instantánea, verle sus ojitos verdes me enloquecía y, por supuesto que quería besarla, siempre lo he deseado.
Está en este punto porque me sentía lo suficientemente seguro para hacer algo que nos trasportase a otro punto en nuestra relación. Creo que siempre he dicho que era porque ella no estaba lista, en cambio, la mierda de realidad es que el que no conseguía desbloquear esa fase en su cabeza era yo.
—¿Qué ha pasado? —me pregunta un paramédico. Parece asustado, se nota de lejos que es joven y acaba de terminar sus estudios, nunca habrá visto nada así.
Un gran nudo me impide vocalizar y a duras penas consigo contestar —se ha intentado quitar la vida. —Me arde el alma al decir esas palabras juntas— ha tomado un bote de pastillas y se ha metido en la bañera.
—¿Contigo en casa?
—Estábamos durmiendo y de repente me desperté y había desaparecido—respondo conteniendo mis sollozos—. ¿Cómo está?
—Tiene el pulso muy débil, hasta que no lleguemos no sabremos nada más. Le hemos puesto oxígeno y en cuanto estemos en el hospital le harán un lavado de estómago urgente —se frota con nerviosismo las manos una y otra vez.
Al llegar, un grupo de médicos viene corriendo hacia la ambulancia y se la llevan dejándome solo en mitad del aparcamiento. Un enfermero se me acerca y me indica que lo acompañe hasta la consulta, creo que quieren que hablar con algún psicólogo o algo parecido. Mi cabeza no funciona, está parada.
—Avery, acompáñame —aparece Eloa dando zancadas sobre sus tacones. Cual zombi, la sigo hasta la consulta del final del pasillo.
Al entrar, me dice que me siente y le hago caso. Se sitúa frente a frente y no puedo evitar ver que está conteniendo las ganas de llorar, aunque por su profesionalidad lo oculte bastante bien.
—Me acaban de avisar y he venido corriendo hacia aqu. He intentado que me dejaran hablar con su hermano, pero está en medio de una crisis nerviosa y lo van a sedar; así que tendré que esperar a que esté consciente.
Está muy nerviosa.
—No lo entiendo —me rompo por fin. Levanto el culo de la silla con agilidad y empiezo a dar vueltas de un lado a otro de la consulta mientras no dejo de llorar.
Camina hacia mí con tanta rapidez que uno de sus zapatos se queda por el camino. —No he podido obtener información de su estado, ni mucho menos hablar con ella, aunque conociéndola no me contaría nada. Avery, no ha hecho ningún avance desde que llegó de Miami, pero, a pesar de eso, nadie se podía esperar esto y mucho menos de la forma en la que lo ha hecho. No creo que ella sea consciente de lo que acaba de pasar. Sabíamos lo de sus ataques de ansiedad, posible depresión y además está lo de la violación; solo te pido que no te culpes por algo que nadie puede controlar.
—Usted cobra miles al mes de parte de esa familia para ayudarla ¡y acaba de intentar quitarse la vida!
—Entiendo que busques culpables, llevas mucho matratándote por lo que pasó y te sientes responsable de esto —se apoya sobre la mesa con los brazos echados hacia detrás.
¿Cómo cojones pretende esta mujer que entienda que lo que ha hecho no tiene un puto culpable?
Para empezar, salió con ese hijo de puta por mí, y no olvidemos de que el ataque ha venido por mi culpa.
La he matado.
Si tan solo me hubiera callado la boca esta noche.
Me hace sentarme en la consulta y manda a un celador vigilarme, no sé dónde narices cree que me voy a ir teniendo a Liz a escasos metros a punto de morirse o muerta. La idea de no volver a escuchar su voz encoge mi corazón como si fuera una pasa, arde en mi interior de tal forma que, si se si quiero llorar, tirarme por la ventana o matar a alguien.
Una vida sin ella sería el puto infierno, abrasadora y doliente.
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Él [#1] (COMPLETA)✓ (Pronombres Que Terminan En Mi)
RomanceEvitar sentirse solo atrae problemas, y lo peor es que no los ves venir hasta que explotas. Elizabeth es una adolescente adentrándose en la vida adulta. Su último verano con mentalidad de niña viene pisando fuerte y tendrá que fortalecerse para pode...