El final del verano se acerca cada vez más y con ello, el inicio de la universidad. Finalmente, iré a Harvard. Mis padres han insistido y, además, allí tengo a mis trogloditas. Sé que si los necesito van, a estar ahí para mí.
Se va haciendo sonidos y tapándose de los oídos , dejándonos solos. Nos miramos durante un par de minutos sin decir nada; se muerde el labio y sonríe como un tonto. Consigue pegármelo a mí.
Nos quedamos uno frente al otro, siento la gran necesidad de besarlo y a la vez el miedo diciéndome que todo se irá a pique cuando lo haga.
—¿Quieres ir a la playa? —se acerca un poco más a mi y me sostiene por la cintura, sin dejar de mirarme a los ojos.
—Allí empezó todo...
Recuerdo llegar y ver a Noah con los ojos rojos sentado en círculo con sus amigos. Me llega a la memoria el momento en el que me fijé con él; y como lo usé para darle celos a Avery como si fuera una niña pequeña. A pesar de saber que lo que hacía no estaba bien, no pude resistirme y me comporté como una auténtica inmadura descerebrada.
—Podemos quedarnos aquí si quieres.
—¿Vamos a mi habitación?
—¿Significa eso que me puedo quedar a dormir? Echo de menos levantarme contigo... y abrazarte —se pega más a mí —, y achucharte —me eleva por la cintura para volver a dejarme en el suelo en cuestión de segundos —y, sobretodo, ver esa carita de recién levantada —me presiona las mejillas.
—Tío que puto cursi eres, voy a vomitar.
Mi hermano aparece de la nada, yendo hacia la cocina poniendo cara de asco; consiguiendo que ambos nos sobresaltemos y nos separemos de repente.
—Mi hermana no tiene carita de recién levantada, tiene dos quilos de legañas y la babilla le llega a los talones. Y, no mencionemos el pelo de nido de avispa que se le hace en esos pajares que tiene en la cabeza.
Avery le lanza una mirada amenazante —vete a la cueva y mira a ver si la limpias un poco, que estás creando tu propio ecosistema ahí dentro.
—Cuidadito con mi hermana, Ford —lo apunta con el dedo.
Le pongo mala cara y riéndose de mí se sitúa tras la isla de la cocina y saca un vaso del armario.
—Vamos a mi habitación —agarro a mi idiota de la mano y lo conduzco hasta mi cuarto.
Al llegar se quita los zapatos con el pie y se lanza sobre la cama bajo mi atenta mirada. Me acuesto lentamente a su lado y no tarda en envolverme con los brazos y en besarme en la nuca. Mi cuerpo se pone completamente rígido y no tarda en notarlo.
—Lo siento —digo, al notar como se distancia un poco.
Clava su mirada en mí. Me mira con ojos de pena, lo siento de alguna forma.
—Liz, llevamos toda la vida corriendo. No me voy a morir si no llegamos a ese nivel ahora mismo.
—Sé que no eres él.
Avery ni es ni nunca será un mal chico, cometerá sus errores como todos, pero nunca hará algo con la intención de dañar a quien quiere. Él es seguridad, confort y paz; sobre todo paz. El mundo está en un ruido tan constante que necesitamos a alguien que desvíe nuestra atención hacia la tranquilidad.
—Escucha, eso que tanto te está dañando algún día irá doliendo menos hasta que te des el tiempo para entenderte y ahí es cuando conseguirás superarlo., si es que eso se supera.
—Quiero dormir...
Los ojos me pesan y me cuesta pensar con claridad
—¿Me voy? —me pregunta ante la incomodidad de la situación.
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Él [#1] (COMPLETA)✓ (Pronombres Que Terminan En Mi)
RomanceEvitar sentirse solo atrae problemas, y lo peor es que no los ves venir hasta que explotas. Elizabeth es una adolescente adentrándose en la vida adulta. Su último verano con mentalidad de niña viene pisando fuerte y tendrá que fortalecerse para pode...