Capítulo veintiocho

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La semana pasa demasiado rápido y, cuando menos me lo espero, estamos de vuelta en el avión camino de la escala en Miami. La misma escala que la última vez nos hizo perder un día viajando por los problemas con un avión que no pudo despegar. Los asientos de primera clase me ofrecen la tranquilidad que no he tenido en todas las vacaciones, alias soledad. Cierro las puertecitas que le dan privacidad a mi asiento y me recuesto mientras miro por la ventanilla atentamente al cielo.

"Es impresionante poder atravesar las nubes. A veces no nos damos cuenta de que están ahí hasta que nos tapan el sol. Aunque, a pesar de eso, son hermosas.

Nos dejan tormentas, pueden asustarnos, pero siempre se van en algún momento de nuestra vida para dejarnos un poco de claridad. Nos permiten apreciar las tardes de verano en la playa con nuestros amigos, las caminatas por el parque mientras mendigas un vaso de agua; nos enseñan a valorar la calidez del sol a pesar de que a veces sean más fuertes que él."

-Me alegra verte escribiendo de nuevo -la voz de mi hermano interumpe mi momento.

Doy un salto sobre el asiento -¡Noah! ¡Dios, me has asustado! -me indica que le haga sitio en la zona de mis pies.

-E.T., ¿va todo bien?

Sus ojos de preocupación atraviesan mis pupilas, consiguen que mi interior se ablande un poco y siento el impulso de decir la verdad. Respiro hondo y me digo a mí misma que soltarlo todo en medio de un vuelo no es lo más apropiado, reprimo las ganas a pesar de que me está matando el no decírselo y aunque no le miento, decido que es mejor no contarle la verdad.

-Tengo algo que contarte, pero no es el momento.

Tras una de las tantas charlas con Avery decidí contarlo todo al volver de Londres, cuando estuviésemos de vuelta a nuestra vida normal en LA. Mis padres estarán aún más inmersos en el trabajo y no les dará un infarto, Noah quizá no lo mate y es probable que los Ford se enteren también; así que no podía estropearles las vacaciones a todos.

-Peque, ¿sabes que lo eres todo para mí? Necesito que me digas que te pasa -hace una pequeña pausa-. No eres la misma Lizzie que se pasaba las horas encerrada en su habitación escribiendo lo que le ocurría en los momentos en los que se encerraba en su cabeza. Ahora es como si no salieras de tu mente, no estás presente... Además, no vistes igual a pesar de llevar la misma ropa. En la vida te he visto llevar tantas sudaderas y menos pañuelos en el cuello. ¿Qué coño está pasando? ¿Qué ocultas? He intentado esperar para ver si te decidías a hablar conmigo, pero veo que no confías en mí, joder. Elizabeth soy tu hermano; Avery, a pesar de haber pasado casi el mismo tiempo contigo que yo, no es a quien le contabas tus cosas.

-Noah, soy muy consciente de que puedo confiar en ti. Por favor, espera a llegar a casa y lo explicaré todo...

Siento la presión sobre mí, necesito liberarme. Llega la impulsividad que tanto he contenido y lo hace multiplicada por diez, eso es lo que pasa cuando evitas los problemas, se agravan.

-Entra y cierra -le ordeno mientras me mentalizo, a pesar de que la impulsividad esté dominándome.

Siento que no encuentro las palabras para resumir mis problemas. Mi cabeza está llena de un montón de términos confusos, aunque la situación solo tiene un nombre:

-Me violó.

Sus ojos se inyectan en sangre, empieza a hiperventilar y aprieta los puños. Está conteniéndose para no pegar un puñetazo contra el avión-Elizabeth, voy a matarlo ahora mismo.

Sale corriendo a través del estrecho pasillo hacia el asiento de Avery. Corro tras él y tiro de su camiseta, intento saltar a su espalda para pararlo, pero a pesar de mis súplicas para que se tranquilice llega hasta su mejor amigo, que está plácidamente dormido con un antifaz de gatitos y tira del cuello de su camiseta con fuerza e ira.

Él [#1]  (COMPLETA)✓ (Pronombres Que Terminan En Mi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora