Capítulo cinco

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Su cabeza vuelve a encontrarse dentro de su espacio personal y yo vuelvo a centrarme en el juego. Veo como el resto del grupo va haciendo los retos o respondiendo preguntas incómodas. Voy conociéndolos un poco más y, en realidad, no son tan malos como parecen de primeras.

Soy muy observadora, poco a poco me voy dando cuenta de cómo funcionan. Cris, el pelirrojo, es el más extrovertido y es el que suele intentar que los demás se suelten. Luego está Aries, es la rubia que está sentada al lado de Avery; es atrevida y no le importan las opiniones de los demás, viste con ropa extravagante que llame la atención por lo que creo que su estilo la define sin necesidad de que abra la boca. Por último, y como está claro, el que más me llama la atención; el chico del tintero derramado: Hunter.

Hunter es misterioso y cautivador, su aspecto te atrae como la fuerza de la gravedad atrae a la Luna. Va vestido con una camiseta oscura y un bañador azul marino sencillo. Llevo un rato fijándome en él y, puedo asegurar por sus manos que toca el piano. Los dedos de pianista son fáciles de reconocer. Es algo reservado y se nota que piensa lo que dice, es cauteloso.

—Ford, tu turno —dice Cris, que sigue guiando el juego.

Avery recibe un codazo —a ver si esta vez no te escaqueas —se oye decir por nuestro lado del círculo.

—Lo que digas Sam. Atrevimiento. Soltadlo de una vez.

—Creo que te van las cosas de instituto, ¿verdad? —suelta Cris de forma desafiante—. Elige a una chica y entra a una de las cuevas.

—Liz —me agarra la mano y pronuncia mi nombre sin vacilar.

—Creo que ya ha respondido también a la pregunta de antes... —dice una voz de chica. No me fijo en quién es, ya que me encuentro bastante nerviosa por el hecho de que voy a entrar en una cueva DE NOCHE.

—8 minutos —grita una de las chicas.

—Creí que te lo currarías más —le replica Avery a Cris.

—No subestimes mis retos —responde, totalmente convencido.

—¿Vamos? —alarga su mano hacia mí tras ponerse de pie.

Agarro su mano y me levanto. Me cuesta un poco; ya que llevaremos alrededor de una hora y media sentados, hasta siento los granos de arena clavados en mi piel.

Caminamos en silencio hasta el pie del acantilado. En realidad, estoy disfrutando del reto. Bueno, más que del reto, de la paz que me provoca esta maravilla natural. Al llegar, me quedo mirando hacia el mar iluminado por la luna llena. Si el paraíso existe, es este.

—Enciende la linterna del movil, no sea que te tropieces con las rocas —dice, mientras toquetea en su móvil hasta dar con la linterna—. Esto es peligroso, deberíamos volver. No voy a arriesgar nuestra salud por un estúpido juego.

—Hemos estado en esas cuevas antes, conocías el peligro... —Hago una breve pausa —¿por qué yo?

—Estoy en esta fiesta por ti. Quiero estar contigo, ¿no te queda claro? —da un cuarto de vuelta para mirarme—. Mira, no eres una pesada, me caes bien, muy bien. Solo quería pasar una noche tranquilo, en mi cama; viendo una película y durmiendo. Pero estoy aquí porque me gusta estar contigo. Te considero mi amiga, ¿vale?

¿Enserio? ¿Tenías que acabar llamándome "amiga"? Para eso mejor cállate...

—¿Estás molesto o nervioso por algo?

—Sabía lo de tu hermano.

—Lo suponía.

No puedo ocultar el tono de decepción en mi voz.

Él [#1]  (COMPLETA)✓ (Pronombres Que Terminan En Mi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora