Capítulo trece

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Nos sumergimos en mi vestidor y Eva elige un biquini un tanto provocativo, unos shorts vaqueros claros y un top blanco de aires ibicencos que me compré en mi último viaje a España. No le pongo muchas objeciones al look y me meto al baño para darme una ducha rápida y cambiarme de ropa. Me aplico un poco de rímel resistente al agua para aportarle luminosidad a mis ojos y una tinta rosa de labios. Salgo lo más rápido que puedo y comienzo a contarle a Eva lo ocurrido ayer con Hunter.

Me mira ojiplática —devuélveme a la diosa de mi amiga que le habría mandado a la mierda en ese momento, no la veo.

—Si esa amiga existiera, habría sido lo suficientemente valiente como para confesarle al troglodita lo que le pasa y se habría acostado con él.

—No, mi amiga habría dudado, hablado con el dios griego que se la come con los ojos cada vez que pasa por su lado y se habrían dicho muchos te quiero antes de llegar a la cama. Habría tenido lo que merece; no un capullo que conoce de hace unas semanas y que la llama zorra —su ira se refleja en la postura de su boca al hablar, aprieta los dientes entre frases y sus mejillas tienen un color rojo. Su frente está arrugada y necesita tomar aire cada dos por tres para conseguir acabar una simple oración—. Me tienes contenta. Elizabeth, no te reconozco.

—No voy a discutir contigo sin zumo de naranja corriendo por mi organismo, vamos a desayunar —tiro de su brazo.

Salimos al jardín con el resto, los únicos asientos vacíos están entre mi madre y Avery, Eva intenta hacerme la encerrona, pero soy más rápida que ella y me siento al lado de mi madre. Me lanza una de sus miraditas, pero no dice nada, toma una taza y se sirve café recién hecho. Yo agarro mi zumo de naranja y un cuenco rebosante de frutas y comienzo a comer de manera relajada. Me percato de que mi tía está mirando el móvil durante el desayuno, siento tentaciones de regañarla a modo de broma, finalmente lo dejo estar porque seguro que tiene que ver con el trabajo.

—¿A qué universidad vas a ir Eva? —pregunta mi padre, interrumpiendo el gran silencio en el que nos encontrábamos.

—He tenido que posponer mis estudios un año, mi padre está a punto de acabar de pagar el préstamo del banco que pedimos cuando tuvimos que rehipotecar la casa. Pero creo que elegiré la universidad de California —sus ojos muestran la tristeza que le produce tener que abandonar sus estudios durante un año para trabajar. Aunque, mantiene la compostura demostrando su gran fortaleza.

Mi mejor amiga es admirable, no tengo ninguna duda. Mis padres la adoran, incluso se ofrecieron a pagarle el hospital a su madre e intentaron darle a su padre dinero cuando falleció, sin embargo, ambos lo rechazaron amablemente. Lo único que les permitieron fue organizar el funeral. Ambos estaban devastados y mi madre se encargó de que su despedida fuese algo bonito, como todos los recuerdos que mi familia tenía con ella.

—Sabes que si necesitáis cualquier cosa, estamos para vosotros cielo —mi madre cruza su brazo por encima de mi plato para darle la mano.

Sé que está conteniendo las lágrimas de orgullo, quiere a Eva como si fuese una hija más.

—Muchas gracias, pero ya hicisteis demasiado ofreciéndole trabajo a mi padre.

—Tú ten en cuenta nuestra ayuda para cualquier cosa —le dice mi padre desde el otro lado de la mesa.

Durante el resto de desayuno seguimos hablando de nuestras cosas hasta que mis padres se van a trabajar y mi tía se encierra en su habitación para preparar las maletas. El resto nos quedamos limpiando los resquicios del desayuno y al acabar, volvemos al jardín para disfrutar de los pequeños placeres del verano como el sol y la piscina. Los dos trogloditas se lanzan a la piscina, Ashy agarra una tumbona y se aísla de todos con un libro más grande que mi cabeza, y Eva y yo agarramos una gran jarra de agua con limón helada, nos quedamos en bañador y nos tumbamos junto a la piscina en un par de toallas.

Estamos tomando el sol cuando de repente unas grandes gotas de agua golpean mi espalda desnuda. Me giro con las intenciones de matar a alguien hasta que Noah me agarra como si fuera un saco y me lanza contra la piscina sin siquiera dejarme tiempo para gimotear lo suficiente como para que se rinda. Eva me mira desde su cómoda y seca toalla mientras se ríe de mí, pero Avery agarra la jarra de agua con limón y suelta su contenido sobre la cabeza de mi amiga.

—No te rías tanto —dice corriendo como si fuera un cangrejo hacia la piscina.

—Eres idiota, Ford —Eva se levanta arropándose con mi toalla—. Me las pagarás —se sienta de nuevo sobre su toalla y se hace un ovillo.

Me siento en el borde de la piscina mientras Avery y Noah se ahogan entre ellos y mi mejor amiga les continúa maldiciendo a ambos en voz alta, pero ambos hacen caso omiso y siguen con sus juegos de críos. Pataleo contra el agua y Eva se une, se sienta a mi lado y por fin saca el tema que tanto estaba esperando sacar.

—Hablemos de que Hunter te llamó zorra —dice en voz baja.

Me giro para ver si alguno de los chicos lo ha oído, pero veo que siguen a lo suyo; intentando matarse.

—Está bien. Solo es que creyó que intentaba darle celos a Avery porque aparecieron de la nada, se puso nervioso, déjalo estar.

—CORTA —grita lo suficientemente alto como para que Noah lo oiga y se quede mirándonos.

—No pienso dejarle por eso, fue una situación incómoda que nos llevó a ponernos nerviosos, es todo. Tampoco hay que ser dramáticos —bajo la voz para que solo ella pueda oírme.

Me lanza una de sus miradas asesinas que indican que estoy metiendo la pata.

—¡NOAH!, VEN —se lanza contra el agua y se gira para mirarme —no me dejas otra opción.

Ambos vienen nadando deprisa desde el otro lado de la piscina —haz que tu hermana entre en razón o la mataré —le ordena. Los dos nos miran confusos. —Noah, tengo que hablar contigo en privado, YA.

—Eva, para.

—No pienso dejar que sufras. Noah, fuera de la piscina, al salón, ahora mismo —salen corriendo y aunque hago el intento de evitar que se encierren fallo, entran en la sala de estar y cierran las puertas correderas a la velocidad de la luz.

A pesar de que golpeo la puerta en numerosas ocasiones hacen oídos sordos y les veo ir hacia la cocina. A tía Amelia no le va a hacer ni pizca de gracia que estén mojando el suelo y menos aún mis golpes. Rezo para que no se entere y me rindo, han conseguido estar a solas y Eva le va a contar absolutamente todos los detalles sobre esa tarde. Dejo que el peso de mi cuerpo caiga sobre el cristal y me cruzo de brazos. Avery tiene su mirada compasiva clavada sobre mí, pero no dice nada; solo se queda como una estatua observándome de pies a cabeza.

—Dilo —me exaspero, sé de sobra que se está guardando algo en esa luminosa cabecita rubia.

—Es tu vida Liz, has dejado claro que quieres a Hunter en ella —hace una pausa para tragar saliva —lo único que te pido es que no te olvides de ti misma, cuídate y amate como nadie. Ni se te ocurra permitir que adopte el derecho de tratarte como no te mereces. Valórate tanto como yo te valoro, porque vales más que toda la mierda que ese tío tiene metida en su cabeza.

Me quedo sin palabras, una lágrima comienza a rodar por mi mejilla derecha y me lanzo a sus brazos. Mi pecho comienza a oprimirse, me falta el aire, mi corazón se acelera tanto que puedo sentirlo en mis oídos...

Esto no es felicidad, debería estar feliz.

—Hablaré con Hunter, lo prometo —el timbre suena, aunque estoy demasiado cómoda entre los brazos de Avery como para soltarle. Hunter aparece demasiado rápido en mi jardín, se queda mirándonos y veo como su expresión no es la que esperaba. Creí que se iba a poner en modo novio posesivo, para mi sorpresa su cara muestra tristeza.

Él [#1]  (COMPLETA)✓ (Pronombres Que Terminan En Mi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora