Capítulo tres

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—Deja de mirarte en el espejo—. Se acerca a mi oído— vanidosa —susurra con una voz tenue que desborda intensidad, consiguiendo que un escalofrío recorra mi médula.

Giro la cabeza de forma repentina, tan rápidamente que su cara aún sigue próxima a mí y ahora está a centímetros de mis labios. Incluso he sentido el roce de su nariz contra mi mejilla antes de que se apartse un poco, dejando unos cuantos centímetros entre nosotros —el espacio suficiente para sentir su aliento mentolado.

De pronto, tras una incómoda mirada por su parte centrada en mis ojos, se aparta y se incorpora en su asiento.

Ya volvió la postura rígida e inquebrantable de hace unos instantes. Aunque su posición corporal provoque en la mayoría de veces un aspecto relajado, yo conozco su verdadera identidad: Es un estresado.

—Quiero un chicle —digo finalmente, intentando cambiar un poco la situación, que se ha vuelto demasiado incómoda.

Sopla su aliento contra mi cara —gánatelo.

Me río de forma irónica.

—No pienso jugar a nada contigo. Aunque siempre te gane... —le dirijo una de mis miradas desafiantes.

Gira la cabeza y vuelve la vista al frente.

—Siempre tienes ventaja.

Hace una pausa para cambiar a un tono de voz más bajo, volviendo a pegar sus labios contra el lóbulo de mi oreja unos segundos

—Pero, que conste que es porque yo quiero.

—Excusas. Es porque soy demasiado buena en todo.

—Perdona que discrepe, hay campos que tú no has catado —dice, soltando una carcajada final.

No sé a qué campos se referirá y, en parte no quiero saberlo. No obstante, creo que el campo de los creídos lo tiene más que dominado.

Arranca el coche, me mira, mira mi cinturón y comienza a salir del aparcamiento.

Un silencio lo suficientemente profundo como para oír mis latidos invade el coche. Puedo sentir mi corazón aún algo acelerado. Me centro en mi respiración para intentar volver a tener el control sobre mi cuerpo. No me gusta sentir que pierdo las riendas de algo que creí haber controlado.

Saco mi móvil del bolsillo derecho de la chaqueta y comienzo a hacer lo único que puede distraerme en casi cualquier situación —escribir, mi comodín.

"A veces todo me supera. Cómo a todos, ¿no?

Es parte de ser un ser humano, por lo que debería tener una solución fácil. Se supone que somos organismos perfectamente diseñados –genética, permíteme hacerte a un lado para poder divagar, gracias —por lo que todo problema debería tener una fórmula que lleve a una solución. Pues deja que discrepe de todas esas bobadas que te han dicho: NO, de todo NO se sale. A veces nosotros mismos necesitamos un callejón sin salida para aprender a vivir en él.

Necesitamos desarrollar la capacidad de enfrentarnos a nuestros problemas sin tener la mosca Mr Wonderful detrás de la oreja diciéndonos que hoy va a ser un día maravilloso. Nos hacen falta problemas sin solución, desafíos sin fórmula. Tenemos que perdernos para encontrarnos. Hay que dejar ir ciertas cosas para hacer espacio a cosas nuevas. Querido, esto es la vida, no una agenda."

Estoy inmersa en mis pensamientos hasta que comienzo a escuchar "Someone you love". Es mi playlist de Spotify viniendo de los altavoces del coche. El sonido es suave, es como si Avery estuviera creando un ambiente perfecto de concentración.

Él [#1]  (COMPLETA)✓ (Pronombres Que Terminan En Mi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora