Capítulo catorce

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—¿Podemos hablar a solas?

—Voy adentro —anuncia Avery.

Le echo una mirada a Ashy para que vaya con él y tras una pequeña competición cede y se mete en casa.

—Mira no sé qué se pasó por mi cabeza ayer, no pretendía llamarte eso. Es que joder, pensé que me estabas usando como el día del estúpido juego —agarra suavemente mi brazo y con su voz me obliga a mirarlo a los ojos. Es como una reacción natural de mi cuerpo hacia él.

Mi piel se eriza y no puedo evitar lanzarme y besarlo de forma apasionada, casi como si mi mente necesitara evadirse y perderse en sus labios. Nos separamos y dejo una sonrisa dibujada en su rostro; sus labios están levemente estirados, puedo ver sus perfectos dientes.

—Te besé porque me apeteció y algo de ti me atrajo desde el primer momento en que te vi. Ojo, no estoy hablando de que me haya enamorado, solo sé que quería conocerte más —me acerco más a él—. Y quiero seguir haciéndolo —me devuelve el beso de forma dulce y calmada.

Puedo sentir ocho ojos mirándonos desde el interior de la casa, me giro hacia ellos y les saco el dedo. Eva está furiosa, lo noto, el resto simplemente nos observa como si fuésemos una serie de televisión.

Le invito a quedarse y acepta. Todos excepto mi hermana conocen a Hunter, algunos de ellos demasiado. Ashy se presente y de repente toda la atención de mi novio se vuelve para ella, mientras los demás nos quedamos preparando algo para picar ellos hablan sobre libros de terror, han encontrado algo en común y parece que están muy contentos.

—Me cae bien —sentencia Ashley, mientras agarra un vaso de zumo de manzana de la mesa para después sentarse en su sitio del desayuno con su libro en la mano.

—Oye, perdón por joderos el polvo —nos dice Noah.

—¡NOAH! —le grito escandalizada. Aunque todos saben lo del incidente del otro día, lo ha dicho en voz alta delante de nuestra hermana pequeña. —¡Dios!, ¿no sabes mantener la compostura? —señalo con mis ojos a Ashy.

—Ni que fuera un tabú.

—Noah, el sexo no es un tabú para mí, lo sabes. El problema son las palabras que usas y como expones mi intimidad delante de una niña que sigue forjando su personalidad a partir de quienes tiene alrededor. Debemos tratarlo de forma natural; pero utilizar el término que has usado, acompañado de "joderos", no creo que sea lo más apropiado para hablar de mi sexualidad y que ella lo entienda.

Hunter se mantiene en silencio, siento una mano en mi muslo. Tiene los ojos clavados en mí, lo sé. A pesar de eso, se mantiene ajeno a la conversación y no dice ni una sola palabra con respecto a lo que acaba de soltar Noah por su piquito de oro.

¿Será que todos sus amigos le toman por un Dios? ¿O solo lo temen?

—Relax, no volveré a mencionar el tema delante de Ashy.

— "Ashy" ha visto más series de Netflix que vosotros dos juntos. Sabe de lo que habláis y le importa un pimiento —levanta la vista del libro, me recuerda a mi tía. Sus expresiones y parte de su joven carácter de adulto están forjado a partir de ella.

—Me cae bien esta niña —anuncia Hunter, Ashley le dedica una gran sonrisa y vuelve a rodar sus ojos hacia el libro.

—Me encantaría quedarme todo el día, pero tengo que preparar maletas —Avery se levanta y se despide de todos con un abrazo, excepto con los chicos con quienes parece que comparte un saludo secreto. Se va dejando una silla vacía y media mesa recogida.

—Creo que todos tenemos que hacer maletas —les digo y mi hermano asiente con desgana—. Chicos si queréis podemos vernos el domingo, antes de que salga el avión.

—Por mi perfecto —grita Eva abrazándome por la espalda—. Me voy a ir yo también —me da un beso en la mejilla, grita un adiós y se va corriendo hacia la puerta lanzando besos al aire.

—Luego te escribo —Hunter me da un pico y sigue a Eva hasta la puerta, dejándonos solos a los tres hermanos.

Subo a mi habitación y mi teléfono comienza a sonar. Intento ignorarlo para concentrarme en hacer las maletas, pero el penetrante sonido de las notificaciones acaba exasperándome y decido agarrarlo y apagarlo sin siquiera mirarlo. Me imagino que será Hunter, y, hay algo en mí que hace que no quiera hablar con él.

Llaman a la puerta, grito un adelante y aparece mi tía con una bolsa de mi tamaño en la mano —creo que quiere matarme.

—Elizabeth, quería darte algo antes del viaje. Me mudo a Londres y me apetecía que tú lo conservaras.

Se sienta junto a mí en el suelo con las piernas dobladas hacia atrás. Lleva un caro vestido ajustado de color azul oscuro que resalta con el tono blanquecino de su piel. Apoya la bolsa en el suelo y la estira, comienza a abrir la larga cremallera que cruza de lado a lado el trozo de plástico forrado de terciopelo y veo como un trozo de tela blanco sobresale. Es su vestido de novia.

—Hay cosas que quiero dejar aquí para empezar de cero en la misma ciudad que hizo que mi vida alcanzase su plenitud —saca el vestido cuidadosamente, se levanta con delicadeza y lo tiene sobre la cama.

—Tía Amelia, es precioso.

Se trata de un vestido estilo princesa con mangas de encaje y un escote poco pronunciado. El encaje recorre todo el corpiño de una forma tan delicada que emociona, y la cola es lo suficientemente larga como para que el vestido sea recordado durante mucho tiempo.

—No quiero que lo lleves si un día te casas, debes disfrutar de la experiencia de crear un vestido tanto como lo hice yo —veo como sus pupilas se iluminan—. Quiero que seas tú misma.

—No podría ser yo misma sin la parte que has aportado en mi personalidad.

Le abrazo con la mirada repleta de lágrimas.

Mi vista estará borrosa, sin embargo, sé perfectamente el camino que quiero seguir: Deseo ser la mitad de maravillosa y disciplinada que ella.

—No se llora por cosas bonitas —dice, limpiándome las lágrimas con los pulgares—. Solo te permitiré llorar el día que te faltes a ti misma; el día que te traiciones y dejes de valorarte.

Lo sabe —nos has oído.

Asiente con delicadeza y una gran sonrisa en la cara —Elizabeth no pienso entrometerme en tu vida. Ahora bien, tampoco voy a dejar que te autodestruyas por un hombre. Debes centrarte en tus estudios y en tu futuro; no en un chico que conoces desde hace dos semanas. Todo esto es muy precipitado.

— Noah ha hablado contigo, ¿Verdad?

—Fue Avery Ford.

Él [#1]  (COMPLETA)✓ (Pronombres Que Terminan En Mi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora