Aneu tiene una suerte sorprendentemente mala, con una media beca que debe mantener, un cuarto donde se escuchan como los vecinos discuten todas las noches y el dinero que cada mes recibe y debe utilizar para cubrir sus gastos día a día, no hay momen...
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La dulce señora acarició el cabello del cachorro que había entrado a robar galletas en la cocina, el pequeño sonrió feliz y lamió la mano de la mujer.
- cuando quieras galletas solo ven a la casa, haré de sobras para todos, no debes robarlos, ¿bien? - sonrió la señora enternecida por el pequeño con las mejillas llenas de migas de galletas - ahora ve a jugar, sigue con tu camino.
- ¡madre, yo también quiero galletas! - exclamó Taehyung bajando las escaleras de la casa, aún tenía la pierna herida y andaba cojeando, su cabello mojado le daba un aspecto tierno, la señora se enojó.
- Taehyung, ya te he dicho que debes secarte el cabello bien, mira como está goteando, la última vez te dije que tenías que hacerlo bien en las puntas ¿quieres que te lo seque yo? -
Taehyung negó, la última vez que lo hizo la mamá de Aneu terminó con varios pelos fuera de su cabecita.
- no mamá, yo lo hago, no se preocupe, no necesitas hacerlo por mí, la próxima vez recordaré secarlo - como un niño se acercó a la señora.
La mamá de Aneu los miró recelosa, luego asintió acariciando la mejilla del chico.
- ¿puedo comer galletas también? - murmuró haciendo cara tierna, la señora suspiró y sacó más del repostero, aún estaban calientes.
Aneu observaba a su madre sonreír a todo niño que se le acercara, había hecho un montón de galletas así que no le importaba compartirla con los bebés.