Aneu tiene una suerte sorprendentemente mala, con una media beca que debe mantener, un cuarto donde se escuchan como los vecinos discuten todas las noches y el dinero que cada mes recibe y debe utilizar para cubrir sus gastos día a día, no hay momen...
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El cristal que reposaba en su fina palma dejó de brillar a los pocos minutos que intentó echar un hechizo, Kanseung golpeó la mesa enojado, mirando con detenimiento el premio tras su batalla con el lobo, algo que no le estaba sirviendo de nada.
- cómo va lo que te pedí Ketsaya - mencionó el muchacho levantándose de su silla, escucha a él movimiento en el exterior, todos sus hombres trabajando para él, sin descanso alguno, con un propósito en mente, el cual los llevaría a la gloria.
Ketsaya asintió, de su bolsillo sacó una pequeña caja de madera con bordes de cobre, en medio llevaba flores de diferentes formas que terminaban en horribles imágenes astrales, leyendas surcaban el pedazo de mármol que estaba a su alrededor, tenía pequeños cristales hechos de cuarzo azul, fabricado por manos de duendes, antiguos duendes que ya no habitaban la tierra
- la caja Pandora, difícil de conseguir, trae las calamidades al universo, te llenas de miedo, muchas fantásticos le tienen terror, incluso algunos demonios - mencionó la bruja sonriendo como si no tuviera el poder de crear el catástrofe - está listo.
Kanseung de burla después de lo que iba a hacer, todo iba a cambiar, la delgada línea de lo que algunos protegían iba a destrozarse en cuestión de segundos, nada iba a cambiar su decisión, porque lo tenía desde que él había nacido.