Aneu tiene una suerte sorprendentemente mala, con una media beca que debe mantener, un cuarto donde se escuchan como los vecinos discuten todas las noches y el dinero que cada mes recibe y debe utilizar para cubrir sus gastos día a día, no hay momen...
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Personas por todas partes, humanos, todos ellos iguales, eso le repugna a Kanseung, tomando todo lo que se supone debería ser para los fantásticos, quería que solo el mundo fuera reinado por sangre de los fantásticos.
Y lo iba a cumplir.
Ketsaya estaba a su lado, mirando con superioridad a todo el mundo, en su mano tenía uno de los cristales de mana de Kanseung, logró agarrarlo antes de que alguien se diera cuenta de su presencia.
Estaban en medio de todo New York, los edificios se alzaban delante de ellos, dispuestos a aplastarlos.
- Seung -
El muchacho sujetó la piedra que la bruja le entregaba y la aplastó, las personas alrededor de ellos comenzaron a observar como humo rojo comenzaba a salir de sus manos.
Creían que era algún tipo de truco ilusorio, pero no, era tan real como ellos.
- ¹De la sangre de un híbrido, renacen las cenizas de los enemigos, deseando un nuevo mundo, mi sangre yacerá engullendo los, de un solsticio de infierno -
En aquel momento, la tierra tembló, los gritos de susto invadieron las calles, los neoyorkinos corrieron despavoridos cuando vieron a Ketsaya susurrar conjuros malignos que hicieron que criaturas del infierno comenzarán a salir del suelo.
- ¡run! -
La sangre empezó a nacer, las criaturas infernales poseían un cuerpo amorfo, lleno de partes humanas, piernas cortadas, brazos y cabezas y una cabeza semi aplastada repletas de dientes chuecos. Comenzaron a perseguir a los humanos hasta atraparlos en sus dientes y demolerlos en pedazos.