Aneu tiene una suerte sorprendentemente mala, con una media beca que debe mantener, un cuarto donde se escuchan como los vecinos discuten todas las noches y el dinero que cada mes recibe y debe utilizar para cubrir sus gastos día a día, no hay momen...
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Aneu sentía que su cabeza iba a explotar en cualquier momento, apoyó su frente contra el asiento de adelante. Todo era como si su sueño de estar en un libro de fantasía se cumpliera, a excepción de que ella solo quería observar, mas no ser parte de este.
Jungkook era un problema grave, demasiado, era un niño, tenía recién 19 años y ella estaba ya sintiendo los signos de la vejez en su cara y cuerpo.
- Noona - La voz ronca de Jungkook se escuchó desde el otro lado del asiento, aturdida lo vio subirse y acercarse a ella, muy cerca.
- "Fush" sal de aquí - renegó la joven.
Jungkook sonrío, las mejillas de su compañera estaban rojas de vergüenza, su bonito tono de piel pálido le hacía notar más, se imaginó su mano marcar su trasero cuando estuviera tomándola por detrás, sus dedos dejando finas marcas de deseo en esa bonita piel latina.
- ¿Qué estás?... Oh no, no conmigo depravado, todo lo que estés pensando no pasara, no volverá a su-suce-der - Aneu tuvo que retroceder cuando el rostro de Jungkook estuvo a milímetros del suyo, pero su cuerpo se inclinaba sobre ella, no dejándole escapatoria para nada - ¡No se te...!
Aneu se quedó en silencio tras un simple beso, Jungkook había plantado un pequeño beso en los labios que la dejó muda, luego otro, y otro, y otro beso.
-¿Qué haces? - preguntó Aneu aturdida.
- Besando a mi futura esposa -
Aneu se avergonzó, era un idiota, ¿cómo podía decir eso sin sentirse apenado a su edad?, Ella de pequeña se enamoró de su profesor de lectura y cuando quiso decirle que lo amaba...Se murió de pena inmediata.