Aneu tiene una suerte sorprendentemente mala, con una media beca que debe mantener, un cuarto donde se escuchan como los vecinos discuten todas las noches y el dinero que cada mes recibe y debe utilizar para cubrir sus gastos día a día, no hay momen...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Kanseung gritó enojado, mordió su labio inferior con fuerza haciendo que la sangre empezara a brotar, remangó su brazo y se dio cuenta de que todos los muñecos habían explotado, las marcas que indican cuántos había creado, las cuales empezaron a borrarse.
- maldición - rugió golpeando la mesa con fuerza, la madera crujió bajo su puño - maldita perra desgraciada.
Se levantó de su lugar y abrió la puerta, sus hombres estaban allí, esperándolo.
- dónde está -
- la señorita Ketsaya acaba de salir, ha comenzado el ritual en Busan mi señor -
Kanseung sintió que algo le estaba saliendo bien.
- suelten a los perros - habló con rudeza mientras sujetaba al chico encargado de la solapa de su ropa.
- pero señor, aún no... -
Kanseung rio, sus ojos inyectados de sangre tras la perdida de mana lo hicieron asustar.
- ¿no? - sus ojos brillaron de dorado oscuro y en el cuello del chico empezaron a aparecer marcas de manos - no sabes cuantas ganas tengo de matarte cachorro, pero eres el único que conoce los puntos exactos en donde tienen que dejar ir a los perros, es por eso por lo que te dejaré ir por ahora.
El muchacho pudo respirar hondo cuando la magia que estaba utilizando su jefe dejó de funcionar.
- así que aprovecha esta oportunidad y vete de aquí antes de que de verdad te apriete el cuello -