Aneu tiene una suerte sorprendentemente mala, con una media beca que debe mantener, un cuarto donde se escuchan como los vecinos discuten todas las noches y el dinero que cada mes recibe y debe utilizar para cubrir sus gastos día a día, no hay momen...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Aneu veía borroso.
- ¡Jungkook! - exclamó, no sabía cuántos minutos estaba corriendo, pero le dolía la cabeza de solo pensarlo - ¡Para con la puta huida!
Pero no recibió respuesta alguna. Aneu quería alejarse de él como podía, su piel estaba muy caliente y eso no le gustaba, sus manos se habían cerrado justo en los muslos de ella, por debajo de su trasero, para mantenerla quieta.
Aneu tenía que pensar la forma en salir de esta, si el chico estaba jugándole una broma debía de dejar en claro que no les gustaba en nada lo que había planeado.
- ¡Bien Jeon, no me gusta esto, para y bájame ahora antes de que salte molesta y te dé en los huevos! - sentenció muy enojada – ¡Ahora mismo¡
La respiración se le cortó cuando por fin la bajó, su estómago volvió a su sitio, así como la dignidad que había perdido hace rato.
- ¡Bien imbe... mh! - no logró gritarle y golpearle, el cerebro de Aneu hizo corto circuito cuando Jungkook aplastó sus labios contra los de ella, en un beso ardiente que la dejó sin aire. Jamás la habían besado de esa manera, con deseo, con hambre, mordiendo y chupando sus labios rudamente, pero a la vez tan sensual.
Cuando se separó de ella, Aneu parpadeó confundida y lo miró, pronto se dio cuenta de que tal vez, solo tal vez, Jungkook no era humano. Ella se quedó sin habla cuando vio los ojos del chico cambiar de color, ahora eran dorados añejos, una mezcla de negro y ese color, sus pupilas estaban dilatadas y las venas en su cuello eran tan notables que la dejaron con la boca abierta.