Aneu tiene una suerte sorprendentemente mala, con una media beca que debe mantener, un cuarto donde se escuchan como los vecinos discuten todas las noches y el dinero que cada mes recibe y debe utilizar para cubrir sus gastos día a día, no hay momen...
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Aneu había sido una idiota, una tonta, ingenua, idiota y fácil de convencer. Hyorin no le había dicho que Jungkook podía romper las cadenas a su antojo. ¡Tonta humana!
Ahora estaba allí, atrapada en los brazos de Jungkook, un lobo que estaba en etapa de celo y por ende necesitaba a su pareja con él para pasar el calor... para colmo. Ella era su pareja.
- ¡Jungkook, vamos, detente! - exclamó al sentir como el muchacho hundió su rostro en su cuello, lo sintió aspirar con fuerza, como si quisiera mantener su aroma desesperadamente en sus sistema, algo que la hizo temblar, nadie, ni en las novelas de wattpad, mencionaba aquello - ¡¿qué ha... Ahh?!
La mordida que la hizo removerse con desesperación la hizo jadear, podía sentir como las manos de Jungkook subían por su espalda lentamente, arañando la tela hasta rasgarla y rozar con sus garras la tierna piel de su cuerpo, el ligero temblor que soltó le había encantado al joven lobo, eso esperaba y más, quería verla gemir su nombre, desesperarse porque parará y que con sus dulces besos la llevará al mismo paraíso, dónde podría tomarla como él quisiera.
Lentamente comenzó a repartir besos dulces en su cuello hasta llegar al comienzo su pecho, el polo estaba estorbando así que con sus dientes lo cogió y lo retiró del cuerpo de Aneu, ella, por su lado, la sujetó de la camiseta e intentó tirar de él, obviamente era más grande que ella.
- es-espera, detente niño, no quieres hacer esto - Aneu aprovechó el momento de desconcierto cuando le sacó la camiseta y Jungkook casi se desmaya al verla desnuda - cálmate... dios, no va a pasar lo que piensas que pasará.