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-¿Qué coño te ha pasado?- logro articular.

-Me han dejado hecho un mapa, ¿eh?- suelta una carcajada tonta. ¿Y éste qué le pasa? ¿Por qué se ríe por todo?

-¿Quién mierda te ha hecho eso?- pregunto pegando varias zancadas hasta posarme fente a él.

-Si te lo dijera, no me creerías- me dice, y suelta un bufido.

-Prueba- observo su cara magullada casi al completo, apenas hay espacio sin dañar, pero incluso así, se ve guapo. Suerte la suya, a mi me pegan una paliza así y estaría hecha un asco en este preciso momento.

 -Mejor otro día- me dice -Oye, ¿tienes una chuleta o algo para mi ojo?- me quedo pasmada mirándolo.

-Una crema, tal vez- le digo.

Me giro a rebuscar en mi armario y me doy cuenta de la gravedad del asunto. Bien, recapitulemos: estoy en mi cuarto casi desnuda, con un tío lleno de sangre, medio loco y muy guapo, un tío que, por cierto, no es mi novio, dicho novio no se ha preocupado una mierda de mí, mis hermanos pueden despertarse y por casualidades de la vida acabar en mi cuarto. Esto puede desencadenar la tercera guerra mundial, y yo no estoy preparada para eso. Agarro la crema y me posiciono frente a él, que está sentado en mi cama. Abre las rodillas y me deja entre sus piernas, yo de pie y él sentado, frente a mí.

-Deja que te ponga esto- le aviso.

Sólo asiente y cierra los ojos cuando extiendo todo lo delicadamente que puedo la crema sobre su ojo magullado. Veo cómo hace muecas pero no se queja en ningún momento.

-Estáte quieto- le pido.

-Es que eres muy bestia- sigue con sus ojos cerrados.

-O tú muy nenaza- me burlo, abre un ojo, y de nuevo sonríe.

Acabo con la tarea y guardo la crema, observo su camiseta, está hecha una mierda.

-¿Por qué no viniste a que te curase?- me pregunta.

-Ya tenía planes- le digo, restándole importancia. Me entran unas ganas terribles de decirle que fui pero que me abrió la niña que menos soporto de todo Cave Creek, que, por cierto, ni si quiera sé de dónde ha salido.

-En realidad, era una escusa para verte- se encoje de hombros y me mira con ambas palmas de sus manos apoyadas en el colchón.

-Oye, tienes que...- de repente mi móvil vibra y ambos giramos la cabeza hacia la mesilla de madera que resuena estridentemente a causa del sonido del maldito aparato electrónico.

Me acerco a esta y lo reviso, es Joyce.

"¿Estás bien? Siento no haberte hablado antes, estaba enfadado." ¿Qué? Yo me quiero cagar en toda su puñetera nación. Ha dejado que me vaya sola sólo por el simple hecho de que el maldito niño estaba enfadado, y claro, cuándo al señor se le pasa la pataleta hay que estar disponible para él, ¿no? Pues no. No estoy segura de con el tipo de chicas a las que está acostumbrado a tratar Joyce, pero lo que puedo jurar es que yo no me parezco en nada a ninguna de ellas. Yo no soy ninguna niñata, y eso tiene que empezar a tenerlo claro, sinó, vamos mal.

-Tu cara es un poema ahora mismo- me había olvidado por completo de la existencia de Blake y de su presencia en mi habitáculo.

-Debes irte- digo señalando  hacia afuera con la cabeza.

-¿Qué pasa? ¿Viene el pariente de camino y tienes miedo de vernos los tres aquí?- se carcajea.

-Hablo en serio, tienes que marcharte ya- le pido.

-¿Y por dónde sugieres que salga?- me pregunta.

Buen punto. No se me había pasado por la cabeza, cuando lo metí en casa, que tendría que salir. No me voy a arriesgar a sacarlo por el pasillo, no otra vez. Genial Iris, eres brillante. Me giro a mirarlo pero ya no está. 

-¿Blake?- pregunto en un susurro.

-Pssst, rubia- oigo un chasquido que proviene de la ventana. Me acerco a esta y lo decsubro deambulando por el tejadillo.

-¿Vas a bajar por el árbol?- le pregunto, enarcando una ceja y apoyándome en la repisa de la ventana, él se coloca frente a mí.

-Eso parece- me dice, obvio -¿No es bonito? Cómo en Romeo y Julieta- me echo a reír casi al instante. En realidad, es un tío gracioso.

-Sí, clavadito- digo irónica y él sonríe.

Se acerca a mí, aparta un mechón de pelo que tapa mi cara y me alarma desde el instante en que sus dedos rozan mi mejilla. Pero, ¿qué pasa? Nada, no me aparto, y eso es lo más peligroso de todo. Acerca su cara a la mía, y sin quererlo, cuando no veo más allá de sus ojos entrecerrados, cierro los míos. Su boca choca con mi mejilla sonoramente, y tras un instante largo se aparta y me coloca el mechón detrás de la oreja.

-Buenas noches Iris- y dicho esto, baja por el árbol con una agilidad increíble.

Suelto todo el aire contenido y me fijo en como se pierde entre los árboles. Mierda, mierda, y más mierda todavía. Cierro la ventana con furia, pero con excitación, ¿qué ha sido eso?. Restriego mis manos por mi cara una y otra vez en un intento desesperad de borrar esta imagen de mi cabeza. Me guste o no, en una milésima de segundo he esperado un beso de Blake, y no me he apartado.

No lo he hecho, y si volviese atrás, lo volvería a hacer, que eso es lo peor de todo.

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¡Hola lector@s! Me pongo en contacto con vosotros para agradeceros los 8K de leídos que tiene la historia, pero también para haceros una pregunta importante en relación al desarrollo de la historia.

¿Qué tipo de final preferís: uno abierto y libre o, uno más bien cerrado? 

¡Gracias por votar, leer y comentar! Nos vemos en el próximo capítulo.

Seis hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora