-¿Qué es eso de qué no vas a venir a la casa del lago? Todos contábamos contigo- me dice.
-Pues dejad de hacerlo, no pienso ir- me cruzo de brazos.
-A ver, y eso porqué, cabezota- me dice.
-Joyce es un gilipollas- espeto. Él suelta una risita.
-¿Y eso a qué se debe?- suelta, divertido.
-No sé qué mierda le pasa conmigo: no me habla, me mira mal…- resumo.
-¿Y eso qué más dá? Lo pasaremos guay todos allí, tienes que venir- me ruega.
-Gus, no voy a ir- le digo, y él sabe que cuando se me mete algo entre ceja y ceja no hay quién me haga cambiar de opinión.
-Es el cumpleaños de Ryan- me recuerda. Mierda, mierda, y más mierda todavía. Se me había olvidado -¿Vas a faltar al cunpleaños de uno de tus mejores amigos solo que Joyce tenga la regla?- me río por su comentario.
-Vale- le digo –Iré, pero no pienso cruzar palabra con él- le aviso.
-El alcohol lo cura todo, hermana- me dice riendo.
Me besa la coronilla y se marcha escaleras arriba. Sigo pegada a la televisión y toqueteo Whatsapp mientras hablo con Emily, sobre como va todo por allí, las ganas que tiene de verme (y yo a ella) y la escapada que tenemos en mente: o yo me voy allí en vacaciones, o ella viene aquí. Teniendo en cuenta que queda menos de un mes para Navidad, espero y deseo que pronto pueda hablar de ello con papá y mamá. Emily está prácticamente sola ya que su padre trabaja incluso en Navidad, así que estoy muy tentada de pedirle que venga a casa por esas fechas. tentada de pedirle que venga a casa por esas fechas.
Me tumbo en mi cama, y tras ese repasoq ue extiende hasta altas horas de la madrugada, me duermo. Me despierto tarde y casi tengo que implorar a mi hermano para que me lleve. Mi hermano hace casi media hora que se ha marchado a la universidad, y de esto solo tiene la culpa el maldito repaso nocturno de anoche. Corro por los pasillos y, cuando entro a la clase, ya etsán todos sentados en silencio, esperando pacientemente al profesor mientras éste ordena y selecciona los documentos para repartir.
-¿A qué se debe su retraso, señorita Parker?- me pregunta el profesor de matemáticas.
-El coche de mi hermano se ha averiado mientras veníamos- miento descaradamente, pero como le diga que me he dormido, no me repartirá el examen.
-Bien, siéntese- me pide.
Le hago caso, me acomodo y saco los útiles. Me dispongo a esperar y cuando la hoja cae sobre la mesa todos mis nervios se disipan.
Salgo del instituto despidiendome de mis amigas por esta semana y recuerdo el papelito de mi carpeta y su número ¿Realmente debería llamarle? ¿Acaso me interesa tanto como para hacerlo? Una llamada es demasiado, opto por un mensaje mientras espero a mi hermano en el aparcamiento.
"¿Cuándo se supone que me debes quitar los puntos? No quiero que me dejen marca." me limito a escribirle.
Espero paciente, y a los tres minutos, más o menos, recibo respuesta.
"No te quedará marca, no te preocupes. Debería retirarlos hoy mismo" río. ¿Acaso quiere que vaya a su casa? ¿Otra vez?
Resulta ser un chico encantador, guapo y simpático. Pero no estoy segura del todo de qué intenciones tiene conmigo, aunque supongo que él tampoco las tiene del todo claras conmigo. Lo único que sé, es que me apetece verle ,¿porqué no? Ayer lo pasé bien y disfruté bastante pese al incidente con nombre de perro y la aguja perforandome la piel. Así que, ¿porqué no? Es curioso como casi sin darme cuenta estoy de nuevo frente a la puerta de su casa. Espero paciente a que la puerta se abra, y finalmente se abre, pero me desconcierta lo que encuentro detrás de esta.
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Seis hermanos
Teen FictionMi vida es un de la 'A' a la 'Z' continuo. Empezando y acabando con mi familia. Los Parker siempre hemos sido una familia un tanto... peculiar, sí, esa es justamente la palabra que busco. No sólo por el echo de que nuestros nombres siguen el orden d...