35 - ÚLTIMO CAPÍTULO

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No lo sé. Estoy confusa. Oigo algo, de vez en cuando se filtran voces en mi cabeza a través de mis oídos. La de mi padre, la de mi madre, las de mis hermanos, todos, sin excepción, incluso Edvard, ¿qué hace aquí? De nuevo no lo sé, estoy tan sumergida en la vigilia que ni si quiera estoy segura de que sea real lo que oigo. Oigo a las chicas, a María, a Carlena y a Aubree, oigo a Ryan, a Joyce, a todos los demás.Creo oír a Emily, aunque me digo a mi misma que eso no es así. Y oigo a Blake, ¿Blake?.

Uno, dos y tres. Abro los ojos y todo es oscuro. Alguien tiene agarrada mi mano. La estiro y la saco del agarre. Entrecierro los ojos y toco un cabello corto. ¿Quién es? Tiene la cabeza apoyada en la cama en la que yazco, pero mira hacia el lado opuesto a mi.

-Mmm- escucho un quejido y la cabeza gira. Es mi hermano -Iris...- murmura mi hermano mientras se despereza.

-¿Que haces así? ¿Que ha pasado?- inquiero -¿Porque no estás en tu habitación?- le pregunto. Mi muñeca pega un pinchazo cuando la estiro demasiado. Tengo una vía inyectada, oh, oh.

Veo como deja escapar un suspiro y se yergue mientras oigo como le crujen los huesos. Luego me mira de reojo, está oscuro pero por esa ventana entra luz, no estoy en mi habitación, y definitivamente esta no es mi casa.

-Iris, lo siento mucho, de verdad- murmura con la voz rota -Todo esto ha sido mi culpa, nunca debí decirte todo eso, nunca debí entrometerme en tu vida como lo hice- dice.

-Eh, eh, tranquilo- le digo -Ya tendré tiempo de patearte las pelotas- susurro. Tengo la garganta demasiado seca. Él me mira con arrepentimiento -¿Me puedes traer agua?- le pido. Asiente

-Ahora vengo- besa mi frente y se va una vez que enciende la luz.

Acomodo mis ojos a la luz. Como ya me suponía, estoy en una habitación de hospital. A los pocos minutos aparece un doctor con un vaso de agua en la mano, seguido de toda la troupe Parker, sonrío de lado por la escena.

-¿Podemos entrar, Doctor?- oigo la voz de Dwice.

Todos se revuelven y empiezan a hablar a gritos, el doctor intenta calmarlos pero no lo consigue, son demasiados y demasiados ruidosos.

-¡Basta, callaos ya!- brama mi madre.

-Gracias, señora Parker- dice el hombre con alivio -Sólo puede pasar una persona- el estallido vuelve y no puedo evitar reír. Somos demasiados, y demasiado escandalosos.

Mi madre rueda los ojos y pasa adentro cerrando la puerta y dejando el estruendo fuera.

-Malditos niños- murmura ella - Lo siento mucho, doctor- se disculpa y viene hacia mi.

-Tranquila- le dice él riendo -Iris, ¿verdad?- pregunta el hombre, asiento -¿Como se encuentra?- pregunta.

-Con sed, ¿me puede dar ese vaso?- ruego.

Él ríe y me tiende el vaso.

-Veamos Iris- se sienta frente a mi y me hace las pruebas rutinarias -Todo parece correcto, pero no podrás marcharte hasta dentro de un día, la noche de mañana la pasarás aquí- asiento mientras me trago todo el contenido del vaso -Te golpeaste la cabeza con fuerza, Iris, hemos tenido que darte puntos- me comenta.

El doctor me pregunta que a qué se debió ese golpe. Le expliqué como me sentía: mareada y sin aire. Echa a mi madre fuera de la sala con la excusa de que debe hacerme unas pruebas, pero no hay ninguna prueba. Simplemente me comenta que he estado sometida a un alto nivel de ansiedad y que para nada es bueno para mi organismo. La mañana se sucede y no dejan de entrar y salir visitas. Y yo solo me aburro. Llega la hora de comer, y parece que le toca el turno a Edvard.

Seis hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora