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Todos se han ido. Estoy absolutamente sola. Absolutamente. Miro hacia lo que hay encima de mi cama ¿En serio me tengo que poner esa mariconada? Veo el conjunto, pero en lo único que puedo pensar es en esa falda. He preguntado si existe la posibilidad de llevar pantalones, pero se han negado rotundamente con la excusa de que "así lo manda el protocolo". Pues yo me cago encima del protocolo. No recuerdo la última vez que yo llevé falda, imagínate si hace tiempo de eso... He visto fotos mías de cuando era muy pequeña en las que mi madre me las ponía, ahí no era consciente y todavía era su muñequita, pero eso cambió justo cuando tomé consciencia de mí misma.

Agarro ese conjunto que está en una percha y lo cuelgo dentro del armario de dos puertas que está ubicado al lado de la puerta del baño. Es una habitación cuadrada y sin demasiada complicación, pero bonita al fin y al cabo, creo. Cuenta con una cama individual pegada a una de las paredes, junto al gran ventanal que ocupa casi una pared entera. La ventana tiene unas cortinas color granate amarradas con una cuerda dorada.

Piso el suelo enmoquetado color crema, no me gusta. Prefiero la madera chirriante de mi casa. Esa casa que no pisaré hasta Navidad, por lo menos.

Justo al lado de la ventana hay una librería que va del techo al suelo, vacía. Solo ocupan espacio los libros que voy a usar este curso.  Resoplo y tiro mis converses dentro del armario. 

Termino por pensar de que es hora de colocar la poca ropa que me he traído, y termino en menos de lo que pensaba. En diez minutos está distribuida por los cajones. Me tiro en la cama y veo que el portatil carga. Lo bueno de todo esto (lo único) es la wifi que se extiende por todo el campus a la perfección.

Toqueteo mi nuevo aparato y observo el fondo que tengo:  un intento de selfie con todos mis hermanos. Mi cara sale en el centro, tengo a cada lado de mi cara a un gemelo y el otro al otro. Arriba hay tres más: Edvard, Callum y Dwice. Y en una esquina inferior aparece la cabeza de Harvey, cortada a la mitad. Suspiro mientras observo mi cara de risa.

Me llega una petición de Skype. Conecto la cámara interior y me dispongo a aceptarlo. En la pantalla aparece Dwice.

-Hey, enana- habla él -¿Cómo ha ido el vuelo?- pregunta él. Está recostado en el sofá de su cuarto.

-Aburrido- digo mientras me encojo de hombros -¿Cómo va todo por allí?- me intereso. Se acerca mucho al teléfono y habla en voz muy baja.

-Ence se ha puesto a llorar después de tu irte- ríe él.

-¿En serio?- me cuesta mucho creer que Ence haya echo algo así -Menudo maricón- carcajeo con Dwice. Aunque en el fondo me encanta oír eso, pero esa información me la guardo para mí.

Me paso, sin exagerar, unas dos horas al teléfono con mi hermano.

-Nena, he quedado con unos amigos, hablamos más tarde ¿Si?- asiento con la cabeza.

-De acuerdo, pásalo bien- le digo.

-Y tú enana, ten cuidado, te quiero- y cuelga.

Se me hace extremadamente raro que mis hermanos tengan muestras de cariño hacia a mí, aunque realmente se agradece.

Papá y mamá me han ofrecido quedarme con ellos en el hotel hasta mañana por la tarde ya que los fines de semana se puede salir, pero he preferido quedarme esta noche aquí, para acostumbrarme mejor al ambiente.

Tengo unos folletos informativos: hay un plano del campus, un dosier sobre todas las instalaciones y la disponibilidad de todas ellas con su horario pertinente, mi horario de clases, etc.

Me dispongo a salir del cuarto mientras agarro la llave, debo ir a recoger varias cosas a la recepción, según me informó mi madre.

Camino por los pasillos de la residencia y no me encuentro con demasiada gente. Las chicas ni si quiera se paran a mirarme ¿Porqué deberían hacerlo? Tal vez, me miran de reojo y yo ni si quiera me doy cuenta. Sigo mi camino escaleras abajo hasta llegar al exterior. Observo que, el día no parece tan gris como lo estaba antes, aún así, este tiempo es de vampiros. Prefiero el calor de Arizona mil veces.

Ando  por el camino de piedras incrustadas que forman un mosaico de distintos colores. Este camino lleva a todas partes: a las residencias, a los espacios verdes, a todas las instalaciones adicionales, al instituto... Es algo así como el camino amarillo de 'El mago de Oz'. Observo el césped verde y los grandes árboles esparcidos por aquí y por allá. Tengo que decir que es un lugar encantador, y que si esto hubiese sido de otra forma, probablemente estaría encantada de pasar mi curso escolar en un lugar tan agradable y natural como este. Llego a la recepción y observo que tan solo hay una mujer detrás del mostrador.

-Hola, buenas tardes ¿En que puedo ayudarle?- ofrece amablemente la señora regordeta con un acento extremadamente británico. No lo soporto, le quita todo el encanto a esa señora.

-Hola, soy una nueva estudiante y venía a recoger el maletín y esas cosas- digo sencilla.

-De acuerdo- dice ella -¿Nombre?- me pregunta detrás de sus gafas.

-Iris Parker- le digo.

-Veamos...- dice ella mientras teclea algo en la pantalla y la observa con detenimiento -Aquí, Parker- habla ella, finalmente -¿Tiene todos sus libros y los dossieres informativos, señorita Parker?- pregunta ella.

-Iris- la corrijo con el tono más amable que puedo poner -No me van mucho los formalismos- ella carcajea por lo que he dicho y esbozo una pequeña sonrisa -Y sí, todo está en mi habitación- le hago saber.

-Cosas del protocolo Iris, me obligan a llamar así a todos los alumnos- se excusa. Lo entiendo pero.... Estúpido protocolo de los huevos.

Ella me entrega el maletín de piel marrón con el escudo del colegio grabado en el centro. En su interior hay una carpeta y una agenda. Camino hacia el cuarto de nuevo, y me empiezan a pesar las miradas de las pijas con un lápiz en el culo que andan por aquí. Agarro la pelota de baloncesto mientras estoy tirada en mi cama. La tiro arriba y la recojo. Y así durante mucho, mucho tiempo. Agarro el teléfono nuevo, y estoy dispuesta a hablar con los gemelos.

"Gus ¿Cómo va todo?" escribí a mi hermano, y a los dos segundos me responió.

"¿Cómo va todo por allí peque?" me preguntó.

"Aburrido, demasiado estirado por aquí" digo.

"Patéales el culo a todos eso ingleses ¡Que sepan como somos los yankees!" río. Este es mi hermano.

Seis hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora