C U A T R O

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Y volví a la vida.

Los pequeños momentos astrales que tuve hace un rato, sin preocupaciones, tan sólo yo flotando por las partículas de energía se esfumaron regresándome a la realidad por un estúpido algodón con alcohol.

—Allie ... Allie ...

Miré a mi al rededor. Techo y paredes blancas, estoy sobre una camilla y tengo a Caleb ya Dakota a mi lado. Trato de levantarme con la ayuda de mis manos y codos pero los siento débiles.

—Con cuidado, Allie —dice la entrenadora ayudándome a sentarme.

Me aclaro la vista tratando de recordar lo que pasó. Recuerdo que entré al equipo, me dirigí a mi mochila, y lo demás son pequeños fragmentos en mi cabeza.

—¿Cómo te sientes?

—Un poco mareada, no soporto mi cabeza —me llevo a la sien una bolsa de hielos que me ofrece Caleb.

—Te traeré algo dulce, según la historia de tus amigos no has comido nada desde ayer —se va y me deja sola con Dakota y Caleb.

Por lo que acaba de decir la entrenadora y por la cara de Caleb, estoy segura que está molesto conmigo por no comer lo que me dio en el almuerzo. Y creo también que Dakota ya intuyó lo que pasa aquí.

Un momento. ¿Por qué está ella aquí? Apenas hablamos el día de hoy.

El ambiente se siente tenso, ni siquiera logro subir la mirada más allá de los pies de ambos. No quiero salir de aquí. Si lo hago comenzará el cuestionario de Caleb, lo conozco, y no lo hará con la intención de molestarme ni incomodarme, sólo querrá una explicación.

Llaman a la puerta antes de abrirla un poco y ver la cabeza de Oliver.

—Caleb, ¿podemos hablar un momento ?.

Este asiente y sale dejándome a solas con Dakota.

—Me pasa esto siempre —excuso después de unos segundos—, siempre ...

—Está bien —me interrumpe—. Tú no juzgaste ni me pediste explicaciones, no lo haré yo.

—Bien, ¿por qué estás aquí?

Queda con la mirada perdida.

—No hay muchas cosas que hacer en casa, supongo —dice por fin—, además, iba pasando cuando vi que Oliver no sabía que hacer contigo en el suelo —ríe.

—Espera, ¿Oliver? —¿Será él al que vi junto a mi mochila?

—Si, o bueno, él fue el primero que vi junto a ti. Creo que se prepara para darte respiración boca a boca.

Reímos. Para ser sincera, no se ve que Oliver cargue con mucho en la cabeza.

—Me iré ya —se reincorpora de donde estaba recargada.

—Gracias, Dakota —sonríe y sale de la habitación segundos antes de que la entrenadora llegue con una barra de chocolate.

Me la da y me quita los hielos de cabeza para ayudarme a poner los pies en el suelo.

—Este chocolate no será lo único que comerás hoy, ¿entendido, Allie? —Me advierte.

—Lo entiendo.

Entra Caleb un poco más animado que hace un rato cuando Oliver lo llamó.

—Ahora vayan y coman una hamburguesa, de las más crujientes que puedan —le dice al pelirrojo—. Cuando sean mayores y sólo puedan comer cosas pre cocidas se arrepentirán cada día.

De aquí a SaturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora