F I N A L

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Cambié la fecha del epílogo :): a 29 de Julio.

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Oliver.

Llegaré veinte minutos tarde, pero me da igual, tuve que tomar el camino largo si no quería pasar frente a su casa.

No quiero recordarla, no quiero recordar nada de lo que hicimos, nada de lo que pasamos, nada, pero tal parece que el destino quiere llevarme siempre la contra.

Estaciono mi coche frente al sombrío edificio y bajo de él. Un guardia de seguridad me abre las puertas, pero me detiene antes de adentrarme.

Disculpe, pero no puede pasar con lentes oscuros.

Suspiro con toda la intención de que el tipo sepa que me ha molestado, y de mala gana los quito. El guardia parece ver mis ojos y aparta la mirada al instante.

—Gracias, puede pasar.

Mis ojos rojos y posiblemente hinchados. Los acontecimientos pasados no han dejado de perturbar mi mente.

Doy mi nombre en recepción y un hombre me guía por unos pasillos, hasta que llegamos a la sala, abre la puerta y veo que ya la mujer que me hizo un pequeño interrogatorio el otro día ya está en un lado de la mesa haciendo notas. Levanta la cabeza y me sonríe.

—Oliver, pasa, toma asiento.

No digo una sola palabra y me siento frente a ella.

—Bien, señor Gray, sabe para qué está aquí, no lo haré más largo —entrelaza sus dedos sobre la mesa. Una carpeta está a su lado—. La señora Pérez, Caleb Pérez, Chad Hans, Dakota Hood ya han sido interrogados. La madre de Allie, Rosa Pérez también ha viajado desde su país para ayudarnos, solo falta usted.

Cruzo mis brazos sobre mi pecho y adopto una postura más relajada.

—¿Cuánto tiempo tardaremos en esto? Mas o menos, oficial... —doy una pausa esperando a que ella diga su nombre.

—Duraremos el tiempo que usted decida, si decide colaborar será muy rápido, si hace las cosas complicadas no sabría decirle —saca un aparato pequeño y lo coloca en la mesa—. Soy la agente Banner, grabaré todo lo que suceda a partir de éste momento —presiona un botón y me mira al instante.

De repente el ambiente se siente un poco pesado.

—¿Cómo conocía usted a la señorita Alena Pérez?

Tomo mi tiempo para analizar la pregunta. Me encanta hacer las cosas más interesantes, pero debo admitir que me muero por terminar esto lo más rápido posible.

—Es prima de mi mejor amigo —digo sin moverme—. Era...

—¿Qué lazo tenían ustedes dos?

—¿Caleb y yo? Ya le dije, mejores amigos.

—Alena y usted —dice secamente.

—Alena y yo... —repito.

¿Qué eramos?

No recuerdo haberle pedido que fuera mi novia o algo por el estilo.

Ojalá no hubiéramos sido nada nunca.

—Pareja.

Toma un bolígrafo del bolsillo de su camisa y anota algo en la carpeta.

—¿Alguna vez notó actitudes suicidas de parte de Alena Pérez? ¿Pensamientos? ¿Actividades?

—No —casi la interrumpo.

Vuelve a hacer anotaciones. Me mira de reojo y toma un par de hojas de la parte de atrás de la carpeta.

De aquí a SaturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora