V E I N T I U N O

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Oliver.

—De acuerdo, tengo Star Wars, Los Vengadores o Harry Potter —le muestro las cajas de CD's a Allie, quien está sentada en el sofá de tres asientos.

—Que asco todas, excepto Los Vengadores —habla Caleb desde el asiento individual con la vista clavada en su celular.

—Tu opinión no cuenta —reclamo—, ¿Allie?

Ella hace un ademán de hablar pero de nuevo, la voz del pelirrojo se hace presente.

—Si solo iban a interactuar el uno con el otro sin ponerme un gramo de atención, me lo hubieran dicho y los echaría de casa —espeta.

—Cállate —Allie gira la cabeza para dirigirse a él—, nadie te invitó en primer lugar.

—Por eso mismo tuve que unirme yo solito. Si esperaba a que alguno de ustedes dos lo hiciera, me quedaría para siempre en mi habitación.

—Bien, entonces eres la tercera rueda aquí, tu opinión no cuenta —le doy una dura mirada.

Allie por su parte se limita a reír de toda ésta situación a lo bajo.

—Los Vengadores —accede ella.

Saco el disco de su pequeño lugar y lo insertó en donde debe ir. Lo sé, los discos se consideran hoy en día algo anticuados, es decir, hasta las tiendas Blockbuster quebraron gracias a que ahora todo se ve en otras plataformas, pero, ¿qué puedo decir? Soy un coleccionista compulsivo. Juntar las películas de las mejores sagas en la vida es pura pasión.

—¿Sabes? —tomo el control remoto del televisor y me siento al lado de Allie a una distancia prudente para la presencia de Caleb— No deberías hacer todo lo que te dice el idiota de tu primo.

—Ni siquiera estoy a dos metros de distancia —habla él, pero se gana mi actitud ignorante.

—Si estás hablando de las películas —Allie me mira—, no es por él, es porque Star Wars es muy complicada.

—¿Cómo sabes eso? —inquiero con un tono de diversión.

—Me perdí diez minutos de la primer película y no pude entender absolutamente nada de lo demás. Y Harry Potter... no lo sé... tiene una trama aburri...

—No te atrevas —la intertumpo.

—¿Qué? Muchas personas me han dicho eso.

—Si no lo vives tú en carne propia, no puedes opinar —la señaló—. Primero ve las películas y después me puedes decir lo que quieras de ellas.

Levanta las manos en señal de rendición.

—No prometo nada.

—Bien —se levanta Caleb de su lugar. Ya hasta había olvidado que estaba aquí—, me rindo, es muy empalagoso estar con ustedes dos juntos.

Camina hasta la puerta, gira la perilla y clava sus ojos en Allie.

—Si habla mamá, le dices que salí con Oliver.

—Pero no saldrás con Oliver —afirma, confundida.

—Pero saldré —sonríe.

De aquí a SaturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora