Epílogo

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Tres meses después.

Oliver tuvo que recorrer todo un país de distancia sólo por estar aquí y ahora, justo donde está, pero no le importa, puede costearse miles si así quisiera, lo que le remueve la consciencia es que nadie sabe que lo hizo, se podría decir que viajó a espalda de todos.

En realidad no, no le mueve un solo cabello castaño, desde hace meses que le importa una mierda lo que le digan terceras personas.

En este punto de su vida ha llevado muy bien el duelo, a su manera, en realidad, pero a decir verdad, mejor que algunos. Mejor que Dakota para ser precisos. La pobre chica se terminó de derrumbar cuando Oliver le soltó sin una pizca de pena o sentimiento que se iría a un centro de rehabilitación a voluntad de su padre, desde ese día se metió en la cabeza que si iba a tal centro, llegaría con un verdadero problema, y es lo que ha tratado de hacer, meterse cualquier cosa que encuentre para que el dinero que su padre gastó en ella valga la pena por una maldita vez.

La familia de Allie no ha dado la cara una sola vez a los que eran sus cercanos, tan solo han permanecido en sus problemas. Caleb cortó cualquier tipo de comunicación con absolutamente todos, pero de la única que se despidió fue de Dakota aquel día en el hospital, ella es la única que sabe que el pelirrojo se encuentra lejos de estar "bien", aunque lo aparente de otra manera. Chad por su parte, ha logrado llevar el luto mejor que nadie, no es el mismo, sin duda, pero al menos es el único que seguirá viviendo en el mismo lugar y estudiando, porque a diferencia de Caleb, él no decidió largarse a otro estado y huir de sus problemas. La tía y madre de Allie tratan de seguir con sus vidas cargando con el peso que todos cargan, sino es que hasta más; una sigue salvando vidas y la otra desarrollando una en su vientre.

Siempre que su madre observa lo que tiene dentro de ella, recuerda a Allie, y no solo a ella, sino a lo que también cargaba en su cuerpo.

Por último pero no menos importante, Niebla, quien murió hace un mes. Los veterinarios dijeron que era por la vejez, pero Caleb, quien la llevó y vió dar su último aliento, sabía que cierta persona le hacía falta en su vida, la misma que le hizo compañía desde que había llegado, porque a decir verdad, antes de ella, su madre siempre estaba en el hospital y él en sus propios asuntos, suponía que ellas dos se complementaban lo suficiente como para que Niebla resintiera aún más la muerte de Allie.

Y ahora, en México, un muy ebrio Oliver, visitando las cenizas de la castaña que cambió su vida radicalmente.

Si alguien lo estuviera viendo lo pasaría completamente por alto. Él sabe disimular muy bien sus momentos con el alcohol, y más si son solo de ayuda, ya que el líquido lo anima a visitar por primera vez los restos de la chica en aquella cajita de madera en una iglesia.

Sus tambaleos son discretos, si no es que ni siquiera logran notarse, y de ese modo llega hasta su destino. Se mantiene unos momentos frente a la placa que lleva por nombre el mismo de la chica que conoció hace casi un año y se frota los cansados ojos.

—Lo siento mucho, pero he necesito del alcohol para que me de un empujón —dice en voz alta a pesar de que está el solo.

Mira un poco más lo que está frente a sus ojos y suspira.

Alena Pérez Williams
2002 - 2020

—Lo necesitaba...

En este punto de su vida, puede fácilmente recordarla y no soltar una lágrima, cosa que hace un mes no lograba, pero hay algo llamado bebida embriagante, que puede hacer dos cosas: cesar el dolor o expandirlo, para la mala suerte de Oliver, a él le causa ambas.

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