D I E Z

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Apenas llevo tres clases y no estoy segura si pueda mantener los ojos abiertos un minuto más.

Anoche Susy me escribió, lo cual me sorprendió mucho ya que no me respondía los mensajes anteriores hace días. Me contó que había estado saliendo con el chico nuevo que había llegado,y que sospechosamente mostraba un gran interés en ella. No me sorprende, Susy siempre ha poseído más capacidad de interactuar con los chicos, en cambio a mi me han tratado como su secretaría.

"¿Tienes su número?"

"¿Crees que pueda salir conmigo?"

"Háblale bien de mi"

Como sea, no me sorprende, pero hay algo que no me cuadra. No es nada, estoy paranoica desde hace unos días.

—Terapia es una mierda —dice Dakota a mi lado recargada en los casilleros.

—¿Cómo te fue? —pregunto.

—Sinceramente, no noté el cambio.

Sonrío sacando mis libros de la mochila para cambiarlos por otros.

—Ponlo de ésta manera —cierro mi casillero y comenzamos a caminar—, es como el ejercicio, el primer día no se nota nada, pero si sigues haciéndolo después de un tiempo verás los resultados.

—Yo no quiero esperar tiempo, y no quiero ir más con la psicóloga, solo hace preguntas estúpidas.

—No estudió al menos cinco años para hacerte preguntas estúpidas, Dakota, ella sabe lo que hace.

Entrecierra los ojos un poco y nos adentramos al salón de clase sentándonos de nuevo hasta atrás.

—Igual no creo que pueda hacer mucho.

—Tienes que colaborar con ella —comienzo—, hubo un tiempo en México que fui también a terapia, el psicólogo me dijo que para poder ayudarme tenía que ser sincera con él.

—Lo hago, pero no creo que contarle de la primera vez que me subí a una bicicleta sin rueditas le ayude a quitarme mierda de la cabeza.

Me siento bien por Dakota, su padre la obligó a ir a terapia comenzando ayer. Justo en la primer hora me lo dijo y entendí por que no me acompañó ayer en la tarde.

En verdad me sorprende como se abre conmigo, es raro decirlo, pero creo que es porque a diferencia de los demás, yo no la he juzgado.

La profesora entra y comienza a explicar la energía de los átomos. O algo así. Volteo a ver a Dakota, quien tiene sus manos sobre la mesa un poco temblorosas y un poco de sudor sobre su frente.

—¿Qué te pasa?

Me mira rápidamente y esconde un poco sus manos sobre su regazo después de pasarse su brazo por su cabello.

—Nada... —busca algo con la mirada algo en mi lugar—... ¿tienes agua y comida? Necesito mucha agua. Y comida.

Escarbo entre mis cosas y encuentro una pequeña botella plástica con agua a la mitad.

—Es todo lo que tengo —se la ofrezco.

La bebe de una vez y comprime a botella con sus manos ya que solo era desechable.

—Dakota, dime, ¿ocupas algo?

Niega con la cabeza.

—No te ves muy bien.

—Que no carajo —me mira—. Lo siento, lo siento, estoy bien, Allie.

Asiento dedicándole una sonrisa y vuelvo a mis apuntes. No sé ésta vez que se metió, pero no me gusta nada, pareciera como si fuera a explotar en cualquier momento.

De aquí a SaturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora