D O C E

1.2K 102 47
                                    

Caleb.

Esto apesta.

Allie no me ha dirigido la palabra en todo el fin de semana, y comienza a ser una tortura. Es mi hermanita, y el que no me hable hace peor las cosas para los dos. Sé que está sufriendo, y no planeo hacerla sentir peor presionándola a que hable conmigo de lo que pasó, pero tampoco quiero que pase por eso sola. La extraño y extraño hablar con ella, de lo que sea, de cualquier estupidez.

El sábado ni siquiera bajo de su habitación, tampoco le ha dado explicaciones a mamá del porqué, yo solo me las he arreglado con ambas; le dije que tenía esa cosa de su periodo, por lo que no podía bajar, desde entonces hasta el domingo le ha estado llevando comida a su habitación y, sinceramente, sé que no come toda, y no puedo hacer nada, tampoco planeo decirle nada a mamá de la fiesta ni de lo que pasó en ella, a menos de que Allie quiera o lo haga primero.

Lunes, martes, miércoles y jueves ha salido pocas veces de su habitación, solo cuando es muy necesario, y lo único que entra con ella es mamá cada que puede y Niebla.

Se suponía que ésta semana ella sola iría al instituto, ya que yo tenía entrenamientos desde muy temprano, pero ese plan cambió desde que supe que un drogado Mark abusaba de ella, porque ¡oh sorpresa! resulta que Allie si me hablo, solo para decirme que no le diría a nadie de lo que le paso, y con decir "nadie" se refiere específicamente a las autoridades del instituto. Cree que si les decimos se iniciará la investigación, y con ella las interrogaciones, todos se darán cuenta y lo que menos quiere ahora es regresar con su madre. Fin.

Juro que trato de entenderla, de verdad, pero es tan tonta esa idea. Es como darle una segunda oportunidad a Mark creyendo que nunca más lo volverá a hacer.

Lo hará de nuevo. Si alguien no hace algo.

Pero no seré yo, será Allie, cuando quiera y esté lista podrá acusarlo. Mientras tanto Chad, Oliver y yo le dimos una pequeña advertencia, o pequeñas órdenes.

Adiós al equipo, adiós al fútbol, adiós a su reputación, excepto a la de loco, abusivo y adicto y definitivamente adiós a su "perfecto rostro". Me molesta que nunca me haya dado cuenta de lo desquiciado que puede ser, soy un imbécil y me tengo coraje, por no cuidar a Allie en la fiesta, por dejarme llevar por el ambiente y dejarla a su suerte, en gran parte también es mi culpa, pero el mayor odio hacia mí mismo es el saber que fui amigo de ese imbécil.

—Llegamos —apago el motor del coche en el estacionamiento del instituto—, te veo aquí al terminar clases.

—Si quieres —se limita a decir Allie y alza los hombros abriendo la puerta.

Sale y se apresura a la entrada mientras yo bajo también.

—¿Nada? —Oliver llega a mi lado.

—Nada —suspiro—, sigue sin hablarme.

Observo a Mark en su casillero siendo ignorado por la mayoría. Tiene un collarín al rededor de su cuello, unos cuantos morados en su rostro y brazos, unas banditas en su nariz y un ojo hinchado.

Vale. Creo que nos pasamos un poco.

En realidad no. Le dimos lo que se merece.

Tan solo las personas que vieron lo que sucedió la semana pasada saben lo loco que es, y nadie más que ellas, de eso se encargaron Chad y Oliver. Chad sabe la historia, y solo porque confío en él tanto como en Oliver.

De hecho fue Chad quien nos ayudo con el asuntito de Mark. El lunes al terminar clases y después de llevar a Allie a casa, los tres fuimos a su casa, y él, esperando solo ver a Chad, nunca se esperó el golpe de Oliver al abrir la puerta que lo envió directo al suelo. Mi único trabajo solo fue dejarle el ojo inservible por un tiempo, en cambio Oliver se desquitó, le rompió la nariz e hizo el trabajo que ahora corrige el collarín que lleva puesto. Chad fue directamente a su cocina por sus galletas.

De aquí a SaturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora