Oliver
Algunas veces mamá me obligaba a acompañar a Lily a lugares de niña mimada, pero esta vez se había pasado de la raya.
Estar al menos 2 horas sentado sin absolutamente nada que hacer, mientras que ella está en su estúpida práctica del equipo de voleibol es sin duda el peor castigo que pude recibir, y sólo por una pequeña escapada con mis amigos hace unas semanas. En verdad, el peor castigo, o eso creía hasta que visualicé a la extraña prima de Caleb.
Juré que sería toda una Weasley al igual que su primo, pero no fue así. Conozco a la mamá de Caleb, y no tiene un sólo pelo rojo o naranja, pero pensaba que al menos la tal Alena de México si sería así. Y vaya que agradecía eso. Follármela sería como follarme a Caleb, asqueroso, simplemente asqueroso.
La vi en cuanto llegó a la cancha de voleibol, se recogió su cabello en una coleta alta, se ató los cordones de sus tenis y los brazaletes que tenía en sus muñecas creyó haberlas dejado sobre su mochila, pero un hilo de ellas se atoró en su blusa, haciendo que cayera en el piso. Bajé de mi lugar, tomé el brazalete y lo guardé en mi bolsillo.
La práctica transcurrió de una forma nada aburrida como creí que sería. Ver a tantas chicas en diminutos shorts agacharse y saltar no es algo de lo que me arrepentía.
—Recuérdame nunca hacer molestar a alguna de ellas —dice Chad a mi derecha.
Él, Caleb y yo hemos sido siempre mejores amigos desde la primaria, y cada uno desarrolla una posición importante en ésta amistad de tres. Chad es el imbécil, es como la mascota; Caleb es el responsable y bueno con las chicas, nunca las ilusiona y sí, puede que sea tan promiscuo como yo, pero él no se comporta tan mal; y hasta el final estoy yo, que he conocido más entradas que una memoria USB, vivo tan sólo con la esperanza de algún día hacerlo con Mila Kunis en la terraza de un hotel en Nueva York, y estoy feliz con mis metas.
—Tan sólo concéntrate en no hacer molestar a Kiara por el momento —tengo mi mirada perdida en Alena, quien lanza el balón hacia arriba para dar un salto y pegarle en el momento indicado.
<<Dios, no puede ser más perfecta>> Pero Chad tiene razón, no creo que molestarla sea una opción, es delgada, mucho a mi parecer respecto a su altura, pero la fuerza con la que envió en balón al área contraria te dejaría sin dentadura y la mejilla morada un par de semanas.
—Kiara —repite— no creo nunca hacer algo para molestar a Kiara, es tan... paciente siempre y tierna —observa fijamente a la rubia quien se acerca a Alena y le dice algo casi al oído y se devuelve a su posición.
Insisto, si no fuera por las chicas de gran trasero que hay, consideraría irme de aquí. Lily no ha tocado ese balón desde que las retas empezaron, ¿para ésto quería mamá que viniera?
Como si el universo quisiera cerrarme la boca, Alena pasa el balón a Lily, quien da grandes zancadas para saltar y clavarlo en el suelo del equipo contrario.
—¡WOOHOOO! ¡Lo logré! —grita y voltea hacia donde estoy con Chad— ¡Dijiste que no podía pero si pude, idiota! —se burla.
Idiota ella. Yo solo fui realista, porque, ¡vamos! Todos saben que a las chicas de primer año nunca las aceptan, es un secreto a voces que más de una se lo pasa por el culo, como mi hermana, quien decidió asistir sabiendo que podrían no aceptarla.
Después de un rato, anuncian quien quedó en el equipo y quienes no. Para mi sorpresa, resulta que Lily forma parte del equipo oficial del instituto, al igual que Alena y otras chicas más.
—Entrenamientos Lunes y Jueves de 4:00 a 7:00 p.m. Si alguna falta un solo día considérese fuera del equipo en ese momento. Pueden irse —dice la entrenadora y todas se dispersan.
ESTÁS LEYENDO
De aquí a Saturno
Romance-No me sueltes. -No planeaba hacerlo. ADVERTENCIA Contiene temas fuertes y sensibles para algunas personas (TCA). Si eres delicado en ese aspecto, estará bajo tu responsabilidad leerlo o no. Gracias :))