D O S

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Música en español me despierta de mi sueño. Trato de acostumbrarme a los rayos de luz que entran por el balcón. Anoche no me desperté ni una sola vez, cosa que acostumbraba hacer en casa. Parece que aquí siempre son muy pacíficos, con excepción de hoy, creo. Con la misma ropa de ayer salgo de la habitación con rumbo a la cocina que es de donde viene la música. Niebla está en echada en el sofá de la sala, y rápidamente corre hacia mí cuando me ve. Tan solo le acaricio debajo de sus orejas y me limito a darle un pequeño beso en su cabeza. Alcanzo a distinguir una canción de Selena Quintanilla, que mi tía baila hasta que nota mi presencia en el humbral.

—¡Buenos días, mija! —pone los vegetales que cortaba en un sartén y se dirige a mi.

—Buenos días tía —sonrío.

—Espero que tengas hambre, linda, estoy preparando omelettes —dice y regresa bailando a seguir preparando el desayuno.

Mi estómago ruge, pero yo solo puedo pensar en cómo me hará sentir la comida en un par de horas más.

Bien. Puede que la mitad del plato no me haga ningún daño.

Asiento y tomo asiento en la isla cruzando los brazos en cima de la barra.

—¿Dormiste bien?

—De maravilla, estaba en verdad muy cansada y me sentía muy relajada en la habitación.

—Que bueno, mija. De nuevo espero que te sientas como en tu casa, porque lo es —volteo a ver a mi tía que quiebra un par de huevos en un bol. 

—Lo haré, tía, gracias —Sé que no será fácil, me refiero a, ¿qué tal si cuando quiera bajar a la cocina a la mitad de la noche por agua no puedo?, o, ¿qué pasará el día que tenga que lavar mi ropa? En México no teníamos lavadora, ¿qué tal si la descompongo? Dios, estoy estoy segura que haré algo de verdad muy malo, espero que Caleb me ayude a adaptarme. —Por cierto, ¿y Caleb?

—Oh —Vierte los huevos a otro sartén—, salió temprano a correr un poco, no debe tardar —Termina de preparar el desayuno para las dos y me da mi plato.

Lo veo unos cuantos segundos sin pensar absolutamente en nada, sólo lo veo. Sé que mi estómago necesita algo que digerir en al menos 12 horas, pero soy yo la que no necesita el sentimiento que viene siempre después de comer, me hace sentir miserable. También debería hacerlo por mamá, debería cumplir la promesa que le hice, además siempre la he tratado como la mierda. Debo hacerla sentir orgullosa al menos una vez.

Corto un trozo de omelette y me lo llevo a la boca.

Es impresionante la cantidad de emociones que tengo acumuladas ahora mismo, ni si quiera creo que sea sano que un ser humano cargue con tantas mezclas de sentimientos. Mientras mastico puedo sentir hasta el mínimo detalle de la comida. Es como si el universo quisiera restregarme en la cara lo que no me gusta.

Luego de masticar el omelette por unos segundos, lo paso.

Sigue siendo igual de horrible como la primera vez que me puse a pensar todo lo que comía. Tengo que tratar.

—¿Podría comerme solo la mitad, tía?

Gira su cabeza hacia mi y yo solo puedo notar que su plato ahora esta vacío.

¿Qué carajo? ¿Cuánto tiempo estuve en mi mundo tóxico?

—Allie...

—Olvidalo, ya le tomé sabor —Me llevo un trozo de omellete de nuevo a la boca y lucho por no devolverlo mientras le doy una sonrisa de boca cerrada a mi tía—, delicioso, en verdad, creo que me comeré todo —Digo cuando por fin logro pasarme lo que tenía.

De aquí a SaturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora