Introducción (Parte 1.)

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01.11.2018
Reserva de Beacon Hills, California.

El viento movía las pocas hojas que quedaban en los árboles alrededor de la mansión de los Hale, aquél lúgubre lugar lejos de la mano de Dios pero protegido por fuerzas que muchos no serían capaces de entender. Dos hombres fumaban apoyados en la barandilla del porche, ambos vestidos de negro y con cara de pocos amigos, todas las luces de la casa estaban encendidas, acompañadas por el ruido de la fiesta que se celebraba dentro. La fiesta de compromiso de Kate Argent con Derek Hale, un compromiso que uniría aún más a aquellas dos familias. Sin embargo, ella no estaba.

Kate estaba en Nueva York con algún desconocido que le hiciese pasar un buen rato, todos esperaban que llegara, que no le cancelaran el vuelo o, al menos, no dijese que lo habían hecho. Para Talia su nuera era una niñata consentida, pero no podía encararla por el bien de la relación entre aquellas familias, no obstante que aquella repugnante no se presentase a su propia fiesta de compromiso era la gota que colmaba el vaso, para la poderosa mujer sus hijos eran lo primero y ver al único varón fumando en la barandilla del porche con cara de pocos amigos no la ponía del mejor de los humores.

La matrona caminó a paso seguro hasta las escaleras, alejándose del jolgorio y yendo hacia su despacho, a pocos pasos de la puerta escuchó como su hermano imitaba su gesto, alejándose del hermano de aquella indeseable. La mujer abrió la puerta, entró dentro del que era su despacho y se sentó en la silla tras el escritorio de caoba.

-Un vestido muy bonito para estar en un despacho, ¿No te parece?-Peter estaba apoyado en el marco, con la misma cara de pocos amigos que tenía ella. Talia le dedicó una ligera sonrisa reclinándose en la silla y encendiendo el portátil sobre la mesa.

-Deberíamos deshacernos de ella-Soltó.

-¿Sólo de ella?-Respondió con un asentimiento de cabeza.

-No tengo nada en contra ni de Gerard ni de su familia, solo en contra de esa niñata consentida-El hermano asintió.

-Sabes cómo son en esa familia, tienen un código ridículo del que se enorgullecen y si haces daño a uno irán todos a por ti con cualquier pretexto absurdo-La mujer no respondió, permaneció mirándole impasible, tan imperturbable y regia como siempre-. Insisto, no deberías pasar mucho tiempo aquí encerrada estando tan guapo, ve y baila con tu marido o algo.

-Quizás te haga caso-Peter le sonrió antes de girarse e irse por dónde había venido.

02.11.2018

M.
"No me puedo creer que no se presentara"
"Tremenda zorra"

Ese fue el primer mensaje que leyó Derek al levantarse, otro recordatorio de que su prometida había preferido estar en cualquier sitio con cualquier otra persona en lugar de con él. Se negó a contestar, ni siquiera le dio un simple visto. Se levantó de la cama al rato, cuando el ligero olor de tortitas recién hechas que llenaba la casa, al menos para su olfato de hombre lobo.

Se estiró antes de ponerse la primera camiseta que encontró en dirección a la puerta, la abrió y bajó las escaleras volviendo a mirar el móvil.

K.
"Perdona por no haberme presentado, perdí el primer vuelo y me cancelaron el segundo por el tiempo, aquí en NY está fatal."
"Me gustaría que estuvieras aquí para darme un poco de tu calor de hombre lobo ;)".
"Estas cabreado?"

Otro mensaje que no se dignó a responder, apagando la pantalla y sentándose en la mesa de la cocina. Sus dos hermanas se veían tan bien como siempre, como si no hubiesen bebido alcohol como para entrar en coma etílico tres veces seguidas. Su madre también se veía igual de bien, aún en pijama y con un moño mal echo, repartiendo tortitas en los diferentes platos. En su madre podría oler la frustración, con un cierto tinte de algo lúgubre, algo así como pena o arrepentimiento.

-Mamá-Llamó-. ¿Qué has hecho?

Black Wolfs [Sterek].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora