Capítulo 4: Mantenerse

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La habitación estaba completamente a oscuras, las luces apagadas y las cortinas cerradas tapando todo lo posible los primeros, y más molestos, rayos de sol del día. Había ropa sucia en una esquina junto con las zapatillas embarradas. El resto del cuarto de Stiles estaba en las mismas pésimas condiciones de siempre: Posters torcidos pegados en la pared, más ropa en la silla del escritorio que en el armario, el cual estaba abierto, y la colección de pastillas del castaño en su mesita de noche junto a su propio móvil, encendido mostrando la última notificación, un mensaje de "Were D."

"Quién es el alfa de la manada de Malia Hale?".

Stiles se estiró para coger el móvil, ignorando el fuerte abrazo que lo volvía la cucharita pequeña. Al momento de leer el mensaje volvió a dejar el móvil dónde había estado, cerrando los ojos y pensando mientras el agarre de la chica se volvía más fuerte.

—Duérmete—Malia ordenó con la voz grave de quien se acaba de levantar.

—Estoy durmiendo—La chica pegó su nariz, llenando sus pulmones con su olor antes de soltar todo el aire junto con:

—Mientes—Susurró—. Te puedo oír pensar.

—Está bien, ya paro—Murmuró, juntándose más a ella entre las mantas y cerrando los ojos tratando de despejar la mente. Al rato la castaña lo soltó dándose la vuelta y añadió:

—Sino te vas a dormir sal, mucho TDA-H muy temprano—Stiles rodó los ojos, se guardo el móvil en uno de los bolsillos del pantalón de chándal que usaba para dormir y se adueñó de una de las mantas de su cama antes de salir del cuarto.

El piso en el que vivían los Hale era todo lo contrario al de Stiles y Scott. Estaba pulcro y ordenado a la perfección, más que a manada olía al cabreo constante de Derek y a la colonia del desfile de pelirrojas que tenía su tío todas y cada una de las noches. También podemos mencionar que nada tapaba el ventanal, por lo que la luz entraba directa y sin problema alguno.

M.
"Tate?".

Derek fue incapaz de no fruncir el ceño ante ese mensaje. Algo dentro de si mismo le decía que no era una pregunta, que le estaba corrigiendo, y eso le irritaba mucho.

Were D.
"Sí, esa misma".

M.
"Haces muchas preguntas últimamente".

Were D.
"Igual que tú, no?".

M.
"Si te ha preguntado un Hale el alfa es ese humano, si te ha preguntado un cazador el alfa es un alfa verdadero, y si te ha preguntado otro lobo, NY es territorio de la manada de alfas, así que no metan mucho las narices".

Stiles apagó el móvil de forma abrupta antes de levantarse y meterse en el cuarto de Scott para cogerle ropa, su amigo hacía horas que había ido a la universidad para seguir yendo a sus clases de último año.

/.../

Malia se levantó al rato, cansada de dar vueltas por la cama a la espera de tener la inspiración divina para volver a dormirse. Ignoró su móvil como llevaba días haciéndolo, aún no tenía ganas de afrontar el mundo real y hacerle frente a las consecuencias de haber perdido el control. Estar rodeada de las cosas de Stiles, de su olor y las cosas que le daban los matices le hacía sentirse segura, a salvo y protegida, como cuando era una niña y se escondía en el despacho de su tía.

Si algo tenía que admitir era que les echaba de menos, irse de Beacon Hills y hacerse a un territorio nuevo sin nadie de su familia había hecho difícil, pero la especie de Frankenstein que era la manada de Scott era agradable, no le había costado nada hacerse amiga de ellos. En nada se sintió una más de ellos, empezando a ver de forma turbia la manada que había dejado atrás.

Entre las cosas desordenadas de Stiles asomaba la esquina de una foto, ella supuso que debía ser alguna foto de manada o de su familia. Se levantó, agachándose para cogerla y contemplarla sentada en el suelo con la espalda apoyada en el colchón.

Era una foto de la madre de Stiles, con sus mismos ojos ámbar, su mismo pelo castaño y su nariz respingona. A su lado su padre, un hombre de mirada ambiciosa y pelo oscuro.

El chico no solía hablar de su familia delante de la manada, una historia trágica que solo Scott conocía entera, pero siempre que hablaba de ellos dejaba claro que de haber sabido qué pasaría sus últimas palabras a sus padres habrían sido otras.

Eso fue lo que llevó a Malia a encender el móvil y marcarle a su propio padre.

Black Wolfs [Sterek].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora