Capítulo 15: Mattel.

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Era por la tarde, un cutre programa que aspiraba a ser gracioso sonaba en la televisión, las risas pautadas del público llenaban el lugar al igual que los muebles entre minimalistas y hogareños que decoraban el apartamentos de la pelirroja en la gran ciudad de Nueva York. Aquella residencia había estado vacía desde que Lydia y Malia habían partido a Beacon Hills, la ciudad natal de ambas.

La televisión se apagó sola, estaba programada para hacerlo. Pero la luz del baño seguía encendida, el incesante pitido seguido de las palabras "El teléfono está apagado o fuera de cobertura, por favor deje su mensaje después de oir la señal", resonando una y otra vez. El castaño volvía a marcar, su respiración mucho más tranquila que cuando había estado con Derek Hale y su corazón un poco más rítmico.

El humano veía su reflejo en el espejo, oficialmente era el débil humano que necesitaba de su mejor amigo hombre lobo para estar a salvo. Cerró los ojos con fuerza, conteniendo las lágrimas de impotencia otra vez, había cosas maravillosas en la humanidad completa que él poseía, pero desde luego no estaba al nivel de un hombre lobo alfa que siempre había tenido esa parte sobrenatural consigo mismo.

—...deje su mensaje después de oir la se—Colgó. Cogió el móvil y marcó otro número, uno de sus contactos de acceso rápido.

—¿Stiles?—La voz adormilada de Braeden le tranquilizó un poco.

—¿Tu novio es Derek Hale?—No sono como una pregunta sino como una orden, una amenaza.

—Era.

—Aléjate de esa familia—Colgó, sin dar más explicaciones. Apoyando las manos en la encimera del baño y dejando caer la cabeza, en su ensimismamiento no escuchó el "click" metálico de la cerradura de la puerta. Tampoco se dio cuenta del hombre lobo que había irrumpido en la casa de dos miembros de su manada, ni de la mirada que llevó al suelo dónde aún había pelos de los que se acababa de cortar.

El chico volvió a subir la mirada, deteniéndose en su reflejo. Se veía tan deteriorado como tras la muerte de su madre, algo que aún le dolía aunque hubiese pasado una década y un par de años mas. Volvió a bajar la mirada dejando caer la cabeza, estaba hecho polvo tras las últimas semanas.

El recién llegado se acercó al chico en el mismo sigilo con el que había ido hasta allí, quedando tras él, como una figura amenazante a un niño asustadizo. El humano alzó la mirada al darse cuenta de la repentina oscuridad en su reflejo, sus ojos color whisky brillando gracias a las lágrimas que contenía, los ojos verdes del alfa Hale.

—¿Qué haces aquí?—Preguntó el castaño, estático tratando de pensar, o más bien, averiguar como saldría de aquella situación vivo.

—Regar las plantas—Contestó, simple y tosco. El castaño se giró en un movimiento lento, el contacto visual siguió, está vez más nítido sin la necesidad de un espejo. Apenas había diferencia de altura entre ambos hombres, pero estaba más que claro que todo el mundo apostaría por el hombre lobo, era más ancho y se notaba sin dificultad que no era por comer todos los días en un McDonalds.

—¿Las de plástico?—La amenaza y el duelo en la pregunta.

—Le has dicho a Braeden que rompa conmigo—Cambió de tema.

—Eres una mala influencia para ella.

—No soy yo quien te quiere muerto—Stilinski lanzó el primer golpe, la respuesta del lobo fue empujarlo a la encimera donde el castaño se apoyó con las manos y flexiono las piernas para empujar al lobo para salir del baño e ir lo más rápido que podía al cuarto de Lydia.

El humano abrió la puerta, pero no llegó a entrar, la mano del moreno agarró su chaqueta y le empotró contra la pared paralela a la entrada a la habitación.

—Escúchame bien—Ordenó—. No sé en qué clase de película vives pero yo no soy el malo, solo vine buscando respuestas y me he encontrado con una telaraña de preguntas que estoy dispuesto a investigar, si no quieres problemas te alejas y ya.

—Ethan—Añadió, el lobo frunció el ceño agudizando sus sentidos, no había nadie aparte de ellos dos en aquel apartamento, aún así Stiles sonreía como si tuviese todo bajo control, como si no tuviese las de perder.

—¿Qué con Ethan?

—Ahí tienes otra pregunta—Sonrió antes de darle un rodillazo en las partes al lobo y otra patada en las costillas que le dio tiempo a correr lo más rápido que podía al cuarto de la pelirroja, abriendo el cajón de la mesilla de noche y apuntando al lobo con la pistola eléctrica que guardaba la chica—. Aléjate.

Ordenó, Derek frunció el ceño y al momento alzó una con superioridad. Stiles no dudó y lo taseo antes de salir corriendo fuera del edificio mientras el lobo se retorcía en el suelo.

Black Wolfs [Sterek].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora