Capítulo 25: Goner

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Derek abrió los ojos de pie, anclado al suelo de un solitario puerto, no había barcos, ni personas, ni siquiera peces o el menos rastro de vida aparte del. Sus manos estaban sudorosas, presagiando algo que aún no había pasado en aquella versión de la realidad que habitaba en sus sueños. El lobo tragó en seco cuando las gotas de la lluvia empezaron a caer sobre el, pegándose a su sudoroso aunque frío cuerpo.

Su visión fue al faro, la luz sujetada por una figura humana completamente distorsionada, ausente de cualquier mínimo rasgo.

Allí estaba otra vez aquél cántico, aunque esa vez se sentía más bien como parte de la realidad, no como algo que estuviese taladrándole la cabeza. Cerró los ojos con fuerza centrándose en el cántico, en aquél sueño más que tarareos inconexos, parecían las súplicas de alguien. El moreno empezó a caminar hacia el filo del puerto con los ojos cerrados, esperando descubrir que le querían decir las voces si las seguía sin dudar, sin arriesgarse a abrir los ojos.

Fue entonces cuando recibió un golpe en su cara, viéndose obligado a abrir los ojos en la verdadera realidad. En un gesto rápido tenía al humano ahorcado otra vez, esta vez contra el colchón de la cama en lugar de un cristal fácilmente partible.

—¿Stiles?—Preguntó notoriamente confuso por su presencia allí, el castaño asintió con la cabeza llevando sus manos a las del lobo en una silenciosa petición de que aflojara el agarré, él lo hizo sin dudar, alejándose del y apoyando la espalda contra el cabecero—. ¿Qué coño haces aquí?

—Me preocupaste en el baño—Contestó, teniendo sentido únicamente para él—. Vi en tus ojos la muerte, y temí porque te fueras a, ya sabes, morir.

El lobo se cruzó de brazos, su ceño fruncido y demasiadas preguntas por su cabeza.

—Yo—Pausó—. Conocí a alguien que pasó por lo mismo, al principio solo era un sonido lejano, pero fue repitiéndose y haciéndose mayor, hasta que solo escuchaba esa canción.

El castaño dejó de mirarle para centrarse en sus propias manos, dedos largos aunque delgados.

—Ella murió, pero descubrimos que era lo que lo había preocupado—Su mirada volvió a moverse anclandose en los ojos verdes de Derek—. Es importante que recuerdes dónde empezaste a escucharlo.

—¿Cómo quieres que me acuerde?—Gruñó el lobo—. ¿Y cómo demonios te has metido en mi casa sin que Peter se entere?

—Derek, es importante, trata de hacer memoria—El lobo rodó los ojos recostándose en la cama, quizás si se dormía el no humano se iría, en cambio le metió otra bofetada, ganándose un auténtico gruñido de un alfa cabreado a las cuatro de la mañana—. Ni se te ocurra dormirte, le das el control completo.

—¿Puedes dejar de pedirme cosas imposibles?—El castaño rodó los ojos—. Y como me vuelvas a pegar te corto el cuello.

—No es imposible, vamos levanta, sal de la maldita cama—Stiles salió de la cama de forma rápida agarrando de forma suave del brazo incitandole a hacer lo mismo. Derek término por ceder, rodando los ojos y siguiéndole—. Lo primero es una ducha de agua fría.

—No me voy a duchar con agua fría.

—Si que lo harás—Exclamó con seguridad empezando a guiar al lobo hasta el baño.

—No voy a preguntar cómo sabes que ese es el baño que uso y no el otro.

—Soy federal, mi deber es saberlo todo.

—¿Y eso se te da bien?—Preguntó alzando una ceja, el castaño abrió el agua de la ducha pillando el agua de golpe en toda la cabeza del lobo, él cerró los ojos con fuerza volviéndolos a abrir teñidos del rojo característico de los alfas.

—Sólo es agua—Se defendió alzando los brazos al ver los colmillos.

—Sal—Le ordenó—. Ahora.

Stiles obedeció, alzando los brazos mientas salía. Al rato Derek salió, terminado de duchar y con una toalla al rededor de la cintura.

—¿No piensas irte?—Preguntó cruzándose de brazos, el castaño negó con la cabeza.

—Tengo que asegurarme de que te mantienes desierto hasta que encontremos la causa y la erradiquemos—El lobo se llevó una mano a la cara para tallarse la nariz a la vez que soltaba un sonoro suspiro.

—Sé cuidarme a mi mismo.

—Ese no es el punto.

—¿Y cuál es el maldito punto?

—El punto es, que quieras o no, somos manada en cierta forma extraña y perturbadora. Que Malia sea de tu manada y de la mía hace que tu y yo también lo seamos, a parte del territorio, estamos compartiendo el mismo como si fueramos una misma manada. Y las manadas se protegen.

—Los miembros de una misma manada no se esconden cosas, y tu me escondes mucho para ser parte de mi manada—Stilinski rodó los ojos.

—Esta bien, si me acompañas te diré todo lo que quieras saber—Derek frunció el ceño.

—¿Tan fácilmente?

—Lo he meditado por un segundo y creo que tienes un punto en todo eso, somos manada, y yo te estoy escondiendo el gran saco de mierda entero, quizás esté bien que sepas porqué la alfombra tiene un bulto que crece, es una metáfora claro, Scott es un maniático con dejar limpio el suelo y...

—No me importa—Soltó—. Voy a vestirme, tú, has cosas de desconocido que se cuela en casas ajenas para soltar parafernalia sobre manadas.

Black Wolfs [Sterek].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora