Capítulo 12:En carne viva (II)

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N/A: Estaba mirando el eje que le hice a la historia, y si os está gustando no os preocupéis que no voy ni por la mitad.

Peter no recordaba mucho sobre su estadía en el infierno, porque seamos sinceros, él no se merecía el cielo. Tampoco tenía muy claro que había pasado antes, recordaba pequeños flashes en la locura por haberse convertido en un hombre lobo sin manada, estaba seguro de que había mordido a alguien, esperaba que hubiesen muerto en lugar de quedar como betas sin manada ni control.

Durante mucho tiempo ni siquiera recordó cómo era que estaba vivo si su sobrino le había cortado la garganta. Simplemente un día se levantó, en mitad del bosque y empezó a caminar. Tardó semanas en asimilar que había muerto y vuelto de entre los muertos, meses en que no hubiese ni un solo rastro de la descomposición del tiempo que se pasó como un cadáver sin vida. Y años en darse cuenta de porqué únicamente podía fijarse en chicas pelirrojas, llegó a la conclusión de que una banshee le había devuelto a la vida, pero, ¿Cómo? ¿Qué Banshee? ¿Cómo sabía que estaba allí?

Deaton no tuvo respuestas, pero quizás Lydia Martín sin tenía esas respuestas. Al fin y al cabo ella era una, lo acababa de ver y llevaba tiempo escuchándolo.

Talia volvió a colgar, esta vez mirando a Peter con una ceja alzada.

—¿Qué quieres?—Preguntó con cautela.

—Saber si Lydia es la banshee que me resucitó—La alfa le sostuvo la mirada por un momento.

—No voy a usar mis garras con ella, es una beta de otra manada, una del territorio de los alfas. Si consigues su consentimiento o que Deucalion te de su visto bueno lo haré, sino no.

—Está bien—Sonrió maliciosamente, alejándose de la mujer con un nuevo propósito que lo acercaría más a su meta.

"P."
«Habla con la manada de alfas de mi parte»
«Diles que tengo algo que les puede interesar si me hacen un favor».

Derek frunció el ceño, su rostro levemente iluminado por el brillo de la pantalla en la oscura habitación en la que mantenía encerrado al federal hasta decidir qué hacía con él. Hablaba mucho y decía cosas sin sentido, su corazón siempre parecía estar al borde de un ataque y su cuerpo solía tener leves espasmos.

En ese momento hablaba de forma rápida sobre la arquitectura civil romana, Derek apenas era capaz de quedarse con palabras sueltas de la carrera contra sí mismo que tenía en aquel discurso.

—¡Ey!—Gritó, recibiendo la atención de Stiles al momento, sus sentidos como lobo le permitían ver que sus ojos estaban dilatados y rojos—. ¿Cómo me pongo en contacto con la manada de alfas?

—Se pondrán en contacto contigo si lo que quieres ofrecerles les interesa, este es su territorio, se enteran de todo, y si no sienten curiosidad por lo que le puedes ofrecer les dará absolutamente igual—El chico siguió hablando, parando de vez en cuando para lamerse los labios y continuar hablando atropelladamente.

—Te voy a sacar—Soltó el lobo alejándose de dónde estaba sentado y acercándose al castaño.

—¿En serio? ¿Por qué ahora y no antes?—Preguntó, se le notaba que quería seguir haciéndole más preguntas.

—Sí, necesitas el adderal y yo no puedo conseguírtelo—Derek fue capaz de ver un brillo de esperanza en los ojos del castaño, toda la culpa que no había sentido por tenerle allí retenido le invadió de golpe. Se puso a espaldas del chico, dejando salir las garras para romper las cuerdas que le mantenían atado a la silla.

El castaño ni se inmutó, quedó allí como pegado a la silla por un par de segundos, al darse cuenta de que realmente estaba libre se tocó los antebrazos, sobretodo las muñecas sintiendo la zona malherida por haber tenido las cuerdas puestas durante tanto tiempo.

—Gracias—Murmuró el menor, la honestidad palpándose en su expresión. Derek se quedó durante un momento allí quieto, mirando con curiosidad al nervioso chico, él se levanto de la silla, sus extremidades temblándole tanto o más que el resto de su cuerpo. Era incapáz de mantenerse recto, adoptando una postura curvada. El lobo se acercó, poniendo un brazo delante del para que se apoyara, el humano lo pilló a la primera, colocando una de sus manos con fuerza sobre el antebrazo—. Gracias.

Volvió a murmurar. El moreno fue despacio hacia la salida, yendo al paso inseguro del chico sin prisa alguna ni astio, al fin y al cabo estaba en esa condición por su culpa. Se quedó quieto, paralizado por el miedo sin ser consciente de qué era lo que lo tenía así, agudizó sus sentidos, escuchando seis latidos que no estaban ahí antes además de un golpeteo metálico rítmico que cada vez sonaba más alto. Deucalión apareció en el fondo del pasillo, sonriendo con superioridad antes de recoger el bastón y enredar su brazo en el de Kali, sus ojos brillaban en rojo alfa y tanto sus garras de las manos como las de los pies eran visibles.

Lo último que Derek Hale escuchó fue el rugido de otro alfa y lo último que sintió fue un golpe en la nuca proporcionado por el castaño.

Black Wolfs [Sterek].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora