Capítulo 3: Say my name

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Era una de tantas noches oscuras, sin luna ni estrellas visibles por la capa de nubes negras cargadas de la lluvia que llevaba días cayendo sobre la ciudad de Nueva York, el frío seguía calando en los huesos, quitando ganas de hacer cualquier cosa a sus habitantes. La gente prefería quedarse en casa disfrutando del calor y de una buena película o serie, en compañía de unas palomitas y una manta suave. Ese era el caso de parte de la manada de Scott McCall.

Lydia había empezado la reproducción de Pretty Woman, Allison estaba entre ella y Erica en el sillón, Boyd junto a su novia con Isaac sentado en el suelo entre él y ella. Scott estaba en una mesa cerca de ellos estudiando para uno de los exámenes finales, al igual que Jackson, sólo que él se había quedado en su propio apartamento. Por otro lado estaba Malia, tirada en la cama de Stiles distraída con Instagram mientras que el castaño se ataba las zapatillas negras que llevaba, cuando lo hizo se levantó del borde de la cama, se acercó al armario para abrirlo y sacar una chaqueta gruesa de color azul marino con las letras "FBI" en amarillo en la espalda, por último se colgó del cuello la identificación y se giró para sonreír levemente a Malia.

-Es un coñazo que tengas que ir a trabajar con este tiempo-Dijo sin dejar de desplazar la pantalla dándole like a todas las publicaciones que veía, tan distraída que no se dio cuenta del latido que se saltó el corazón del contrario.

-Lo sé, pero me he levantado a las tres de la tarde, así que tiene su punto positivo-La coyote soltó una risa suave y tranquila dándole una breve mirada-. Y si te consuela en la oficina tenemos una calefacción que funciona muy bien.

-¿Trabajo de oficina?-Inquirió alzando una ceja.

-De camioneta, pero también hay calefacción-Se hundió de hombros-. Me voy ya, trata de no quedarte ahí toda la noche, mira una peli con el resto o algo.

-Luego, ahora no me apetece-Stiles asintió con la cabeza.

-Está bien-Murmuró, salió de su cuarto y cerró la puerta-. Chao.

Soltó a modo de despedida general hacia todas las criaturas sobrenaturales que estaban en su sala y siguió con su camino hacia la moto negra de la que era su compañera de trabajo.

Botas negras, pantalones negros, cazadora negra, incluso el casco de la moto era negro, todo en aquella chica resultaba misterioso y atractivo para ojos ajenos. Stiles conocía muy bien el efecto que aquella chica tenía sobre la gente, lo había vivido en su propia carne cuando llegó al FBI y la conoció.

Se subió tras ella en la moto, aceptando el casco que le ofrecía antes de aferrarse a ella para no caerse mientras se dejaba llevar a las afueras para investigar sobre el "pequeño" problema que les había surgido.

Cuando estuvieron lo suficientemente cerca de las afueras de la ciudad pararon, aparcando la moto en uno de los muchos callejones poco transitados y bloqueándola a la par que se alejaban de ella. Braeden miró por encima del hombro a Stiles, tratando de buscar respuestas en su cuello.

-¿Tu manada sabe lo que vamos a hacer?-El castaño agitó su cabeza.

-Scott está muy estresado con los exámenes, no quiero añadirle más preocupaciones-La chica se hundió de hombros con actitud indiferente.

-Se enterará, y lo sabes.

-Pero no tendrá motivos para preocuparse-Ella asintió y siguió caminando, esta vez siendo seguida por Stiles.

Estaban allí, tan cerca del bosque y de la telaraña de carreteras secundarias que conectaba con todo el país por orden de su superior. Les había mandado a las afueras por un supuesto rumor de ruidos extraños, como quejidos, y por una cantidad exuberante de cadáveres de ciervos encontrados por la zona, todos enteros, sin que ningún animal se hubiese comido ninguna parte.

Caminaban sin hablar, tratando de escuchar algo más allá de lo que sus oídos les permitían, tratando de estar alerta de cualquier amenaza sobrenatural ya que los dos sabían de su existencia y dudaban que se tratara de un cazador que había enloquecido. Por suerte los dos iban amados, ella con balas impregnadas en acónito y él con balas normales.

-No te alejes-Susurró la chica, una de sus manos cerca de la pistolera colocada en su muslo. El castaño asintió siguiéndola de cerca en la misma posición defensiva que ella llevaba.

Deambularon por horas por aquella zona tan alejada del núcleo urbano sin tener una sola pista de cualquier otro ser vivo, ni huellas, ni aullidos, nada. Únicamente se escuchaba el sonido de sus respiraciones, de sus pasos y de ramas y hojas secas rompiéndose con su peso. Finalmente, antes de que dieran las cuatro de la mañana, decidieron irse, volver a la moto de la morena e irse a casa, tendrían que volver a probar otro día.

Black Wolfs [Sterek].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora