Capítulo 22: Monsters.

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Por alguna razón que Derek no llegaba a entender estaba escondido a simple vista en un cutre club de boxeo, viendo perplejo cómo Kate Argent y Stiles Stilinski se daban de ostias sobre un rin. Era tan macabro y surrealista que le entretenía, su ex prometida, la única persona a la que había amado, y un humano largiducho que le daba curiosidad por todo lo que parecía saber sobre la naturaleza sobrenatural de muchas cosas.

El combate no estaba nada reñido, por cada puñetazo que el castaño conseguía parar se llevaba tres o cuatro, con Kate pasaba todo lo contrario. Llevaban un rato así hasta que el castaño se alejó sel ring quitándose los guantes en el camino a las gradas.

—Me cago en la puta Stiles, ven aquí—Le ordenó la rubia mientras él se bebía media botella de golpe.

—No pienso volver a acercarme a ti sobre un ring—La excazadora rodó los ojos imitando al federal y bajándose de la tarima.

—Eres un agente, yo solo me aseguro de que estés bien—Reprochó sin dejar de acercarse a él.

—Comeme los huevos Argent—Soltó, acto seguido la mirada de ambos se fue hacia la puerta, Derek nl se contuvo y los imitó.

Por ella entraba una delgada Braeden, con notables ojeras y con las vendas de boxeo puestas bajo la cazadora que se quitó nada más llegar a la altura del castaño.

—¿Vamos?—Le preguntó. Stiles, con el ceño fruncido y confundido asintió, cogiendo los guantes para ponerse los guantes—. Sin protecciones.

Stiles frunció un poco más el ceño antes de dejar los guantes junto a su cantimplora de cristal. Acto seguido volvió al ring, solo que con una compañera diferente.

—¿Estas bien?—Preguntó, recibiendo el primer puñetazo en toda su cara. Se tambaleó hacia atrás sobándose la nariz.

—No hables en el ring—El chico levantó los brazos.

—Eso no responde a mi pregunta—Braeden lanzó una patada que el castaño consiguió bloquear en un rápido acto reflejo. Con la pierna de su adversaria en su mano tiró de ella, acercándola lo suficiente como para meterle un puñetazo en la barbilla y agarrar su brazo, soltó la pierna y giró el brazo tras su espalda inmovilizándola—. ¿Hablamos ahora.

Le susurró cerca del oído, pero ella era obstinada y tenía mala leche así que su respuesta fue un cabezazo, un codazo y alejarse para hacer el pino aguantando sus piernas en sus hombros y hacer presión para tirar al castaño, una vez en el suelo ella le metió otro puñetazo en la cara, el se dejó hasta que notó como empezaba a sangrarle la nariz, entonces movió una de sus manos dentro de lo reducida que estaba su movilidad llegando al borde de la camisa de la chica, tiró del aprovechando el momento para volver a invertir posiciones, inmovilizando las manos de la chica.

—¿Qué pasa?—Volvió a interrogar, la chica dio la misma negativa.

—No me has ganado.

—Pues me rindo, tú ganas, ahora hablemos—Ella rodó los ojos.

—¿Y si no quiero?

—Te tendré que obligar—La chica estiró levemente su cabeza susurrando algo que Derek no fue capaz de huir. Como respuesta el castaño golpeó de forma precisa el centro del cuello de la chica y ella cayó inconsciente—. Kate me voy, Braeden estaba muy cansada.

La rubia le miró levemente, ignorando al chico y siguiendo centrada en aquel saco de boxeo.

Para Derek aquello solo significaba que el chico era aún más de lo que se había imaginado luego de haber entrado a su casa como si nada, pero eso pasó a un segundo plano cuando el silbido volvía a sonar tenue en su cabeza, impidiéndole oír y ver nada que su parte humana le permitiese.

/.../

Malia, Lydia y Peter estaban en el apartamento que compartían ellas dos, un para nada modesto duplex decorado con gusto y refinamiento. La dueña estaba estirada en un sofá color coral, mientras que su compañera de piso estaba en un taburete blanco de la cocina y su padre en una butaca del mismo color del sillón.

—¿No conoces más humanos?—Preguntó el lobo.

—Nop—La "P" fue sonora.

—¿Y estas segura que Stilinski no es el que lo está haciendo? Ya escuchaste a Deaton, debe ser alguien que cree que está haciendo el bien para ti—Malia y Lydia compartieron una mirada rápida.

—No es de la manada—Le dijo la pelirroja a la pregunta que no había hecho falta decir.

—Yo tampoco lo era—Peter frunció el ceño.

—¿Qué pasa?

—Es mi padre Lydia, solo está intentando ayudar—La pelirroja soltó un sonoro suspiro.

—Yo no pienso decirlo Malia, y si lo haces también se lo tendrás que decir a él—La castaña asintió con la cabeza.

—Está bien, pero no lo hago porque lo sepa, sino por descubrir quién está detrás de lo tuyo—La chica pasó, desviando su mirada a su padre. Se relamió los labios y boqueo, dudando sobre si decirlo—. Stiles y Deucalion tenían una cosa en común.

Pausó, buscando las palabras y el aliento con el que decirlas. Su mirada fue durante menos de un segundo de vuelta a los ojos verdes de la pelirroja.

—Deucalion no siempre era ciego. Stiles no siempre es humano— El lobo frunció el ceño.

—¿A qué te refieres?—Inquirió. La chica volvió a tragar.

—No sé si decirte esta parte...—Lydia la interrumpió.

—Cuando matas al que te convirtió se supone que pierdes el lado paranormal, pero no es así. Sólo pierde su nueva naturaleza cuando no la necesita, pero ahí la tiene si su vida corre peligro, para rituales que necesiten humanos o si algo trata de poseerlo—Contestó—. Y Stiles tiene tan mala suerte que le han pasado las tres cosas.

Peter se quedó en blanco por un momento, encargándose de unir y desunir todos los puntos en su cabeza de la forma más rápida que era capaz de procesar.

—¿Stiles me mató?—Malia volvió a mirar a Lydia antes de decir nada.

—Stiles ahora es parte de mi manada—Añadió, dejando claro que la respuesta a su pregunta era un enorme y rotundo sí.

Black Wolfs [Sterek].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora