Capítulo 23: Smile :(

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N/A: Este capítulo contiene contenido explícito relacionado con el suicidio. Si soy sensibles a este tipo de contenido no lo leáis, haré un breve resumen en el próximo capítulo.


Los tres días que Derek se había dedicado a seguir a Stiles no había descubierto el gran cosa. La gran parte del tiempo, el chiquillo, se la pasaba en su casa, y cuando salía era a comprar gatorade, ir a la farmacia a por un bote de cristal naranjino sin ningún tipo de identificación o bajaba hasta la puerta del edificio dónde vivía y se subía a una furgoneta negra de cristales tintados que era imposible seguir, siempre la perdía.

En esos días los silbidos en su cabeza no habían parado siendo cada vez más fuerte y cada menos tiempo. El lobo estaba seguro de que estaba al borde de la locura.

El último día llegó al apartamento que compartía con su tío, encontrándolo sentado sobre el sillón mirando hacia la nada, sus ojos le decían que pensaba en algo, pero el resto de él era ilegible.

-Peter-Lo llamó, el no desvió la mirada de lo que hubiese encontrado en aquel punto remoto de la habitación.

-Una Banshee-Empezó-. Un alfa verdadero, una mujer coyote, un kanima.

Soltó una risita nerviosa.

-Stiles Stilinski no es del todo humano, sobrino-Le miró a los ojos-. Me gustaría saber que tiene mi mordida que hace tremendas monstruosidades.

-¿Cómo que Stiles no es del todo humano?-Preguntó con el ceño notoriamente fruncido.

-Cuando está en peligro la naturaleza que yo le di sale a la luz, no puede ser poseído y tampoco usado en rituales-Explicó brevemente-. Lo mejor, es que cuando Stiles no es humano es...

El teléfono del mayor sonó en ese momento, él lo cogió y contestó con un sonido de garganta. Al escuchar lo que su interlocutor decía su ceño igualó el de Derek, cuando colgó buscó las palabras por un momento para decir:

-Hablando del rey de Roma, ha asesinado a una chica en su cuarto. Malia vuelve a querer a su familia mafiosa.

/... /

Braeden había llegado a una conclusión: No podía matar a Stiles cuando estaban a solas. Siempre tenía alguna pega, algún motivo que se interponía entre ella y su vida plena y feliz lejos de las amenazas de Deucalion y todo lo relacionado con lo paranormal.

Esa noche decidió el peor, el último y el más fatal de todos los errores de su vida.

Sabía de buena mano que Scott no estaría en casa, Stiles estaría solo y posiblemente durmiendo temprano. Había visto el frasco naranja sin ningún tipo de identificación en su bolsa, esas pastillas no solo eran difíciles de ser recetadas sino que la morena conocía de sobra el efecto somnífero que provocaban luego de las ocho horas que te ayudaban a estar concentrado y ser útil sin una pizca de cansancio, hambre u otro.

Por eso no dudó ni un segundo en meterse en su apartamiento cuando vio a Scott salir. Llamó al ascensor y subió sin ningún tipo de miedo en el cuerpo, llevaba una pistola con silenciador escondida dentro del chubasquero negro que llevaba, no quería que Stiles sufriera con su muerte, le caía bien le chico.

Se deshizo de sus lágrimas con la mano, temblando de la pena y la impotencia de no poder hacer otra cosa. Las puertas del ascensor se abrieron, la morena salió empezando a caminar hacia la puerta del apartamento de su amigo. Al llegar forzó la cerradura con maestría y silencio, entrando sin ser detectada, acto seguido empezó a caminar por el apartamento, nunca había estado allí por lo que tuvo que mirar varias habitaciones antes de encontrarse con la de Stiles.

Todo aquel piso era una muestra de que el humano era importante para su manada. Había fotos, cargadores ajenos, incluso tres cepillos adicionales en el baño, por no hablar de un montón de mantas y ropa de abrigo de los integrantes de su manada. Braeden estaba cargándose a una familia, matando el pegamento que los mantenía unidos, era muy consciente de ello, y que por eso Deucalion quería que estuviese muerto.

Cuando encontró la habitación indicada no se encontró sorpresa alguna, era un completo desastre, tal y como lo era Stiles. Había latas vacías y ropa usada por todos lados, un montón de papeles por su mesa e hilos de colores pegados en la pared con chinchetas que mantenían papeles con números escritos. Él estaba durmiendo, con ropa de calle y en una posición que no parecía muy cómoda alrededor de su almohada.

La morena se acercó a la cama, sacando la pistola con el silenciador y apuntando al castaño, él se movió, y ella dudó dejando de apuntar. Muchas cosas pasaron por su cabeza cuando el chico se giró, aún dormido, permitiéndole volver a ver su rostro.

Ella tragó saliva conteniendo las lágrimas.

-Stiles-Le llamó sin obtener respuesta-. Lo siento.

Susurró de nuevo, volviendo a apuntarle a la cabeza, entre las cejas. En ese momento vio sus ojos castaños, y como su ceño se fruncía.

-¿Qué estas haciendo Braeden?-Preguntó, inmovilizado por la sorpresa de despertarse con alguien a quien quería apuntándole. La chica se quedó muda, dejando al fin salir las lágrimas que había estado conteniendo.

-Tengo que matarte Sty-El chico se sentó, la pistola no le siguió. Braeden seguía absorta en su tren del pensamiento, la duda recorriendo su sistema.

-¿Por qué?-Preguntó-. Si alguien te está extorsionando sabes que podemos resolverlo. Pero si me matas se te buscará por asesinato a un agente federal.

No hubo ningún tipo de respuesta, casi parecía que estuviese hablando con una muñeca realista de tamaño real.

—Braeden—Volvió a nombrarla, la chica salió brevemente de su trance para dejar de apuntarle y apoyar el silenciador en su propia barbilla.

—Lo siento—Murmuró, acto seguido disparó.

Black Wolfs [Sterek].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora