Capítulo 7: Next to me.

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Quizás creas que lo tienes todo perfectamente planificando, que no hay absolutamente nada en este mundo que puede arruinar tus planos, tienen un plan B, un C y así hasta la Z... pero siempre pasa algo que tuerce todos y cada uno de tus planes. Para la organizada vida de Derek ese pero fue Paige, luego Kate, y así sucesivamente hasta comprender que estaba mejor solo.

Hasta esa mañana en la que haciendo footing chocó contra una chica sumamente atractiva, morena, de piel y pelo, con el arañazo de un lobo en el cuello y una brillante sonrisa.

—Perdón. Soy Derek—Se las apañó para no titubear.

—Braeden.

Los siguientes días pasaron demasiado rápido, Peter había vuelto a Beacon Hills con Malia. Tenía el apartamento solo para él y podía quedar e invitar a la chica sin tener que gruñir para evitar contestar preguntas sobre su vida romántica, porque sí, se estaba volviendo a enamorar y lo que menos necesitaba era un recordatorio de sus relaciones anteriores.

Empezó a vivir en una especie de burbuja de normalidad que explotó el día que vio "The werewolf" con la chica y ella preguntó:

—¿Tú eres un hombre lobo, cierto?—Derek volvió a fruncir al ceño al momento, sin dar margen a un "es broma" que sabía no habría.

—¿Por qué lo preguntas?—Ella sonrió girando sobre su propio eje para mirar más de cerca el rostro del lobo.

—Scott McCall, supone un peligro para el equilibrio sobrenatural, toda su manada lo es.

—¿Es un alfa verdadero?—Preguntó con cierta incredulidad.

—No lo he visto con mis propios ojos, pero no tengo ni un ápice de duda. Una bashee, una kitsune, un kanima y una cazadora conviviendo en armonía en la misma manada—Pauso, desviando la mirada en busca de la palabra, al momento sus ojos oscuros volvieron a los verdes de Derek—. Es completamente antinatural.

—Creo que tenemos curiosidad por la misma manada—El hombre lobo llevo sus manos a la cintura de la chica elevándola levemente para ponerla sobre sus piernas—. ¿Sabes si tienen un vínculo con la manada de alfas?

—Es real, pero es tan delicado como como el equilibrio en esa manada, el más mínimo movimiento podría romperlo.

—Quiero deshacerme de ese vínculo.

—¿Qué Deucalion te agradezca por deshacerte de una manada a la que pudo llegar a considerar peligrosa?

—Lo has pillado—Braeden fundió sus labios por un breve momento antes de murmurar:

—Stiles, si te deshaces del se romperá todo, tanto la manada como la relación con los alfas—Derek volvió a besarla

—Gracias—Añadió antes de darle otro beso.

/... /

No muy lejos de allí, en el aeropuerto internacional de NYC, Peter Hale y Malia Tate esperaban de forma tranquila a cierta pelirroja, aún faltaba tiempo para el embarque y la preocupación por perder el vuelo era nula. "Los Hale siempre llegan pronto", la coyote tenía claro que aquello era lo que mejor representaba a su familia, mejor incluso que <em> "Todos somos criaturas sobrenaturales" o que "No tenemos ningún problema psicológico, solo damos miedo"

—Y esta amiga tuya, ¿Siempre llega tan tarde?—Malia se giró a mirarlo, de forma negativa al principio.

—No llega tarde—Peter alzó una ceja de forma incrédula, al momento desvió la mirada hacia el caro reloj de su muñeca para mirar la hora.

—Quedan veinte minutos para el embarque y aún no hay señal suya—La menor rodó los ojos.

—Estará al llegar, a Lydia no le gusta llegar tarde—Dijo—. Siempre llega a tiempo.

La castaña se enfocó en las enormes puertas que separaban la calle de la entrada del aeropuerto, esperando ansiosa a que su amiga apareciera. Por el contrario, el lobo rodó los ojos, se cruzó de brazos y se sentó en una de las sillas tras ellos de forma segura y regia.

—Quedan diez minutos—Soltó Peter tras otro rápido vistazo al reloj, y como por arte de magia apareció un tipo rubio, ojos verdes y cara de pocos amigos, llevaba una chaqueta del equipo de Lacrosse de una universidad cercana y una maleta de color violeta que fácilmente era de la mitad de su estatura. Se acercó a Malia, siendo recibido con un abrazo que no correspondió antes de sentarse junto a ellos.

—¿Es tu amiga?—Jackson se giró, mirándole con una ceja alzada.

—¿Tengo pintas de ser su amiga?—El kánima no se movió ni un solo centímetro, una pierna sobre la otra y los brazos cruzados. Peter podía olerle perfectamente, ni un solo ápice de miedo, de intimidación, como si el hecho de estar junto a un Hale le diese igual.

—¿Sabes quién soy?—El mayor fue incapaz de contener la pregunta.

—Peter Hale, de la manada de Beacon Hills, California—Contestó con la misma claridad y seguridad en sí mismo.

—¿Y Lydia?—Jackson desvió su mirada, mirando a la chica de la misma forma desinteresada.

—¿Tengo cara de ser su agenda?—Peter rodó los ojos conteniendo un suspiro de exasperación. Aquél chaval le estaba poniendo de los nervios.

—Jackson—Añadió la chica mirándole fijamente, él bufó—. No seas así.

—Mira, ahí viene—Soltó señalando con la mandíbula a la pelirroja.

Peter perdió la atención al momento, era pelirroja de ojos verdes, con un gusto indudable y un olor exquisito. Sus gafas de sol hacían de diadema manteniendo el pelo fuera de su cara y haciendo que sus finos rasgos faciales parecieran más delicados. El paso de la chica era seguro: espalda recta y cabeza alzada, derrochaba confianza a cada simple paso y eso era algo con lo que el mayor estaba deseoso de corromper.

—Lydia Martin—Se presentó, manteniendo contacto visual con los ojos claros de Peter durante todo momento—. Peter Hale ¿No?

Su cabeza se ladeó levemente, pero seguía luciendo con la misma fuerza que la caracterizaba. El asintió, sin dejar que su rostro mostrase cualquier mínima muestra de debilidad.

—Fantástico, con usted quería hablar—Su expresión se endureció de un momento a otro—. Te dejo bien claro dos cositas. La primera, no me intimida ni lo más mínimo que seas un hombre lobo, al igual que no me va a importar estar en la casa de una manada entera. En segundo lugar, y la decisión de tomarlo como amenaza o consejo es tuya. Si nos pasa algo a mi o a Malia, tenemos un agente federal que lo sabe absolutamente sobre los negocios de tu familia y, que además, hace de vínculo entre nuestra manada y la de los alfas.

La sonrisa arrogante volvió. Lydia le dio una ligera mirada al otro chico, el cual se levantó y se fue sin un simple gesto con la mano para despedirse. Igual de insolente que ella, pensó por un momento el lobo.

—Y como dato adicional, que quizás no te interese pero que sin duda alguna te viene muy bien saberlo. Soy una Banshee, si te gustan tus tímpanos no me cabrees—Terminó sentada en el sitio que acababa de quedar libre junto a Malia.

"Esta va a ser una semana muy curiosa" Pensó el hombre lobo antes de volver a sentarse junto al equipaje.

Black Wolfs [Sterek].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora