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— No. Ya no estamos en la era de nuestros abuelos, yo tengo mis derechos.

Se cruzó de brazos y se quedó a un metro de mí, mirándome como si fuera un bicho raro, por lo que le dije.

— Siendo un omega, no eres nada adorable.

— ¡Pues perdóname por haber nacido así! Tampoco quiero parecer adorable, ¡solamente quiero que me quites esto ya!

— Está bien, voy a hacer un trato contigo.

Me agarró de un brazo y me giró quedando de espaldas a él.

— Voy a quitarte esto solamente si te quedas callado, limpias este desastre, me preparas un baño y no sales de la habitación.

— ¿Qué crees que soy? ¿Tu sirviente?

— ¿Aceptas?

Le iba a dar un pisotón y mandarle a la mierda, pero mis brazos no podían más en esa posición, así que asentí una sola vez y al momento escuché el leve tintineo de unas llaves.

Estiré mis brazos en cuanto me soltó y suspiré aliviado.

— Prepara el baño primero.

Miré la puerta de reojo mientras me dirigía al baño, no había puesto seguro. Me di prisa en abrir el grifo y poner el agua caliente. Eché las sales que había en unos botes y esperé a que se hicieran las espumas.

El cachorro estaba de nuevo en el jardín, al lado de la puerta de cristal, mirándome y sacando la lengua de vez en cuando. Era súper tierno, no sé cómo un hombre como ese puede tener a ese pequeño.

Casi había oscurecido del todo y una luz rojiza bañaba la habitación. Dentro de poco mis padres volverían a casa y no me encontrarían allí. Apreté mis labios y cerré mis puños con fuerza.

— Ven aquí y limpia este desastre. — Irritado, pasé la mano peinando mis rizos y salí del baño encontrándome de frente con él. Su ropa estaba tirada en el suelo y se había puesto una bata negra.

— ¿Con qué limpio? — Le dije frunciendo el ceño. Él solo me señaló una pequeña puerta que pasaba desapercibida al ser del mismo color que la habitación. Era estrecha y al abrirla únicamente me encontré con una escoba y unos trapos en una repisa. ¿Cómo pretende que limpie solamente con esto? Iba a tomar la escoba cuando me acordé del cerrojo. Miré la puerta con recelo y me acerqué sin hacer ruido pegando el oído. Me quedé en esa posición unos segundos en los que no se oyó ninguna clase de ruido. Mordí mi labio con nerviosismo y miré por el rabillo del ojo la puerta del baño. El sonido del agua inundaba la habitación. Esta podría ser la única oportunidad que tenga para salir de aquí.

Tomé la manilla y la giré poco a poco hasta que la puerta se abrió con un suave "clic". Saqué la cabeza y el pasillo estaba desierto. Miré una vez más a la puerta del baño, y sin perder un segundo más salí de la habitación cerrando la puerta suavemente. Después empecé a correr hasta llegar a las escaleras, que bajé de dos en dos hasta llegar a la puerta principal. No me había cruzado con nadie, ni siquiera con una sirvienta. Todo estaba en silencio.

Miré la gran puerta de madera y con los nervios a flor de piel tomé la manilla, la giré bruscamente y se abrió, entrando así una suave brisa. Empecé a correr, pero cuando apenas había dado 3 pasos y estaba saliendo a la calle algo fuerte me agarró por la cintura. Miré a mi derecha y ahí estaba uno de esos hombres, rodeando mi cintura. Ahora que casi estoy fuera, no esperará que me quede quieto.

Apreté los dientes y dando un salto hacia arriba le di un rodillazo en el estómago. Me soltó al instante y se encogió en el suelo a la vez que me echaba a correr. Un escalofrío casi me hace caer, pero lo ignoré y seguí corriendo metiéndome entre los árboles para perder de vista a mi perseguidor, pero cada vez oía sus pisadas más cerca detrás de mí, hasta que sentí un gran empujón que me hizo chocar contra un árbol y caer al suelo. Antes de que me pudiera poner en pie, sentí como si una roca impactara contra mi estómago repetidas veces, resultando ser una bota negra. Después de unas patadas que me dejaron sin aliento y con ganas de vomitar, sentí como una mano sujetaba mis rizosos con fuerza y me ponía en pie para después aventarme sobre su hombro.

Un omega diferente [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora