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Harry

— ¿Quieres ir al baño? — el pequeño me veía con una tímida sonrisa, se notaba que estaba preocupado por mí o quizás por el sí no cumplía las órdenes de ese viejo.

— No necesito tu ayuda.

— Uh, pero, si no lo hago el amo me...

— Para de llamarlo así. No eres un perro. — Lo vi como bajaba la cabeza el pobre. — Perdón ¿Desde cuándo estás aquí?

— Creo que, ¿un mes?

— ¿Y el otro chico?

— ¿Quién?

— El chico moreno, creo que era de tu edad, ¿Yos?

— Oh, él lleva más tiempo que yo. Pero yo soy mayor que él.— me contesto apuntándose a sí mismo con orgullo. Sonreí ligeramente viendo su cara adornada con una sonrisa radiante.

— ¿Cuántos años tienes?

— Voy a cumplir 14 en tres meses.

— ¡¿Tienes 13 años?! — le vi sorprendido y aunque a él se le veía feliz, no lo es, es todo lo contrario un pequeño que en estos momentos debería estar estudiando, divirtiéndose con amigos y vivir lleno de amor y compresión, todo lo que una persona necesita en este mundo.  

— ¡Sí! — No me jodas, entonces el otro niño debe rondar su edad, es tan triste esto, pero él sigue con esa sonrisa que aún me hace recordar la dulce inocencia que aún mantiene.

Acaricie un poco su lacio cabello rubio con amor y algo de sentimientos encontrados que empezaba a sentir en estos momentos por la pregunta que le haré — Oye, Noah, ¿Te han hecho algo? — me vio confundido a mi pregunta y yo solo recaba de que nada le haya hecho ahí con ese viejo asqueroso.

— ¿El qué?

— Algo malo, algo que no querías. — hable un poco bajo con miedo de que alguien me escuchara y solo lo meta en más problemas. — No, bueno, limpiar a veces es difícil, pero no me quejo.— Suspiré un poco aliviado porque se notaba su sinceridad y le sonreí de vuelta.

— Entonces, bien. Voy al baño.

— Espera, tengo que ayudarte. — se paró frente a mí, tomando de mi mano dispuesto ayudarme.

— Oye, te saco 7 años. No creo que necesite ayuda de un enclenque como tú. — Revolví sus cabellos con una sonrisa al ver que se vio ofendido por mí. — ¡Qué malo! — Infló las mejillas y frunció el ceño mientras yo iba apoyado en la pared.— Estaré bien, te llamaré si necesito algo.

— Pero el amo... — le corté con una pequeña sonrisa negando. — Tranquilo, duerme un rato, o descansa. Me las arreglaré. — Noah era muy tierno e inocente ¿Cómo habría acabado aquí?

Después de darme una ducha me puse de nuevo el albornoz. No sé cuánto tiempo habría estado metido bajo el chorro de agua, pero supongo que bastante, ya que al salir del baño Noah ya estaba dormido. Me acerqué a él y toqué su mejilla, estaba roja del golpe. ¿Cómo podía hacerle eso a un niño?

— ¡Ah!, lo siento. — Se incorporó y frotó sus ojos. — Me quedé dormido.

— Tranquilo. Oye, ¿sabes dónde estamos?

— Eh, ¿en una casa?

— Eso ya lo sé, quiero decir, dónde.

— No lo sé. Siempre que traen a alguien le drogan o le vendan los ojos. — Asentí ya que yo mismo pase por ello y solo quería saber un poco más de este lugar y así bueno, hacerme a la idea de cuanto puede tardar Louis venir por mí. — Ya, ya, veo.

Un omega diferente [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora