— Mi nombre es Louis Tomlinson, y seré tu amo temporal hasta que consiga sacar unos cuantos millones por tu culo.
— ¿¡Qué!? — grite, negando, viéndolo asustando a lo que me acaba de decir este cabrón de mierda.
— Llevarlo dentro, volveré por la noche. Dejarlo en la habitación, y no lo toquen.
Soltó las esposas que al momento fueron tomadas por uno de los guaruras y se giró para volver a entrar a la limusina.
— ¡Espera! No. ¡No puedes dejarme aquí!
Él me miró con el ceño fruncido y se metió en la limusina sin decir una palabra.
— Espera...
Me revolví, pero el hombre empezó a tirar y no me quedó más remedio que seguirlo hasta entrar a la casa. Al entrar sentí cómo mi estómago se revolvía. Un gran vestíbulo cubierto de una alfombra color vino se abrió ante mis ojos. Dos escaleras laterales de madera daban a un piso superior, había muchas puertas de madera y unos grandes ventanales. Ciertamente, era una casa enorme y preciosa, pero en esos momentos me importaba una mierda, no me va a encerrar como a un perro. Le pisé con todas mis fuerzas intentando que me soltara, pero ni siquiera emitió un quejido. Me arrastró hasta las escaleras de la derecha y clavé los pies en el suelo negándome a subir, no pareció importarle mucho cuando tiró aún más fuerte de la cadena y todo mi cuerpo chocó contra los escalones, arrastrándome por las escaleras y por el pasillo hasta llegar a una puerta doble de color negro. La abrió y de un empujón me metió dentro aun sin quitarme las esposas. De espaldas tomé las manillas de la puerta e intenté abrirlas, pero en el momento en el que oí un "clic", supe que eso ya no sería posible. Mordí mi labio y di unas diez patadas a la puerta hasta que tuve que parar por miedo a romperme el pie.
Vale, calma. Miré a mi alrededor y en esa habitación podría ser mi piso entero. Era de color gris oscuro, había una cama enorme con sábanas de un morado oscuro en el centro y justo detrás, un ventanal enorme que ocupaba toda la pared. Caminé hacia él y miré por la ventana, no vi nada, solamente un enorme jardín con flores. Tragando con dificultad volví a analizar la habitación. Un armario negro ocupaba la mitad de una pared, una alfombra blanca de pelo se extendía por debajo de la cama, y unos focos, ahora apagados, se extendían en dos filas simétricas por todo el techo. A mi derecha había una puerta blanca que abrí despacio y me encontré con el mejor baño que había visto en toda mi vida. Una bañera redonda, blanca, y por lo menos de dos metros, estaba situada justo en el centro del baño. A cada lado de la bañera había dos lavamanos también redondos y una repisa donde había un montón de toallas blancas apiladas perfectamente.
Pero lo que me sorprendió, fue ver una puerta de cristal que daba a lo que creo que era, un pequeño jardín de estilo japonés. Con pasos rápidos fui hasta ella. Sentí cómo mi corazón latía desbocado y cómo saltó de alegría en el momento en el que la puerta se abrió. Salí de inmediato y la sonrisa se borró de mi cara, era un recinto de aproximadamente unos siete metros cerrados con paredes de cristal. Había un pequeño estanque también de estilo japonés, pero sin peces. Lancé un grito de frustración sin importar que alguien me oyera, pero al parecer sí que me oyó alguien. Unos setos situados detrás de un bonsái enorme se movieron y salió un ¿San Bernardo? Un perro más bien un cachorro de san Bernardo movía la cola y venía corriendo hacia mí. Saltó a mis piernas y por poco me tira. No dejaba de dar vueltas a mi alrededor. Me agaché y en un segundó se tiró a mi pecho lamiendo mi cara. Vale he de decir que este bicho era lo que más me gustaba de la casa.
— ¿Y tú cómo te llamas?
Levanté mis manos encadenadas para tomar la chapa del collar, pero enseguida noté la cadena tirando de este, me sentí mal por el pequeño cachorro que estaba igual que yo en estos momentos encadenados y sin poder ser libre, así que no lo pensé y con un poco de trabajo logre quitarle la cadena ahora era libre y yo también lo intentaría estar.
Miré a mi alrededor y vi que el suelo estaba lleno de pelotas y huesos de goma.
— Bueno, cuando me quiten esto te podré acariciar mejor, o al menos eso espero.
Suspiré, me puse en pie y entré de nuevo despidiéndome del cachorro, pero este tenía otras ideas. Pasó como una bala entre mis piernas y fue directo a la habitación, dejando huellas por el suelo.
— Mierda. ¡Espera, ven aquí! — El cachorro corría por todas partes oliendo todo y mordiendo la alfombra. — Ven aquí perrito.
Mordí mi labio al ver que no me hacía caso y seguía corriendo sin control mordiendo todo. Suspiré y me senté en el borde de la cama viendo cómo corría de un lado al otro. Bueno, es su perro, creo que no lo hubiese dejado encerrado.
Volví a mi intento de quitarme las esposas, pero nada. Intenté sacar una mano, pero estas estaban demasiado ajustadas a mi muñeca, por lo que también fue imposible.
Me pasé toda la tarde rondando por la habitación acompañado por el cachorro, pero no encontré ninguna salida. Las paredes de cristal del jardín eran duras, por lo que tampoco pude romperlas. Me senté en la cama y miré la habitación, estaba hecha un desastre. Bueno, al menos la alfombra estaba para tirar. El suelo tenía manchas marrones y pequeñas hojas y hierbas se esparcían por toda la habitación, incluso había algunas en la cama. El cachorro se había quedado dormido a mis pies, el cielo ya estaba oscureciendo, ¿Qué pensarían mis padres al volver a casa y no encontrarme allí? ¿Llamarían a la policía? Es la primera vez que me siento así, nunca antes había tenido problemas con un alfa y de repente me pasa todo esto.
Mis tripas empezaron a protestar por la falta de comida, no había probado bocado desde que salí de casa, ya debían ser las ocho de la noche, además tenía los brazos agarrotados.
Me levanté cuando oí unas pisadas y el cachorro hizo lo mismo corriendo directo a la puerta, justo lo contrario a mí. Con cada pisada sentía que mi corazón se aceleraba, hasta que la gran puerta se abrió con un clic.
Por ella entró él, se estaba aflojando la corbata cuando el cachorro se tiró encima de él.
— ¿Clifford? ¿Qué haces aquí? — Se agachó y lo acaricio mientras el cachorro lamía su cara. — ¿Qué es todo este desastre?
Levantó la mirada y se cruzó con la mía.
— ¿Qué haces tú aquí? ¿Te intentaste escapar y te perdiste o qué?
Dejó al perro en el suelo y vino dando zancadas hasta mí.
— ¡Si hubiera conseguido escapar definitivamente, no me metería dentro de otra habitación! ¡Fue uno de esos gorilas el que me metió aquí!
— No me levantes la voz. Es imposible que uno de mis hombres te meta en mi habitación. Los omegas tienen la suya. Ven aquí. — se le notaba que mi presencia ahí le molesto bastante.
— Antes quítame esto, llevo todo el día con ellas.
— ¿Te crees que estás en posición de exigir algo? Si quiero puede dejar que te mueras de hambre, así que camina.
— No. Ya no estamos en la era de nuestros abuelos, yo tengo mis derechos.
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Un omega diferente [L.S]
Fanfic✨ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪóɴ ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀs✨ 🦋[𝐀❜𝐔 𝐋𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐒𝐭𝐲𝐥𝐢𝐧𝐬𝐨𝐧]🩹 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐚✔️ La sociedad ha avanzado en la última década y los omegas ya no están tan reprimidos. Pueden estudiar, a pocos se les ob...