ⅩⅤ

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Esta ¿es la realidad de ser un omega?

— Vamos.

No veía nada. Todo a mi alrededor estaba borroso y solamente caminaba gracias a que él me tenía sujeto. Me metió en la parte trasera del coche poniéndome el cinturón y cerró la puerta con fuerza. Arrancó segundos después sin decir nada.

Por qué me pasaba esto ¿Por qué mamá no se había despertado? ¿Por qué no pude ser un beta? Apreté los dientes y me incliné poniendo la cabeza entre mis rodillas. Parecía que no podía inhalar aire. Tenía frío de nuevo. Puse mis manos en el respaldo del asiento de delante cuando se produjo un frenazo brusco y restregué mis ojos repetidas veces antes de que me sacaran del coche. ¿Dónde estamos?

— Ven. — Me tomo de la mano y dando pequeños tirones nos metimos en un edificio parecido al mío. Era bastante viejo por lo que se podía ver, incluso el ascensor daba botes y hacía sonidos extraños en cuanto nos subimos.

— ¿Dónde estamos?

No dijo nada y aun sin soltarme de la mano sacó otras llaves de su bolsillo. En cuanto se abrió el ascensor salió dando grandes zancadas y metiendo la llave en la cerradura de una puerta bastante gastada, la abrió teniendo que dar antes un golpe con su hombro.

Olía a cerrado, pero rápidamente se dispersaba con su olor. Toda esta casa olía a él. Aspiré profundo y casi al momento sentí cómo me tranquilizaba. Mi corazón latía con normalidad, y mi cuerpo no temblaba.

— Ven, te prepararé un baño caliente.

Le miré sorprendido por lo que había dicho, pero aun así le seguí hasta un pequeño cuarto en el que había una bañera mucho menos presuntuosa en comparación con la de la otra casa. Aunque olía a cerrado, me sorprendí al fijarme en que la casa estaba limpia. No había polvo y la bañera estaba tan brillante que podía ver mi reflejo.

— ¿Siempre fue así?

Le miré y negué con la cabeza. — Fue cuando me dieron los resultados. Sabía que era imposible que fuera un alfa, pero ni yo esperaba ser un omega. Cómo pudiste ver, a mi padre ni se le había pasado por la cabeza. A mi madre le dio igual. Y yo bueno...

El vapor empezó a salir a medida que se llenaba la bañera, me quité la chaqueta de cuero y la posé en un pequeño armario que había al lado de la bañera.

— Supongo que esto es ser un omega, ¿verdad? — Me quité la camiseta y me agaché empezando a quitarme los zapatos. — Tarde o temprano, todo se va a la mierda.

Seguí con el pantalón junto a los calcetines mientras sentía cómo mi voz empezaba a temblar de nuevo. — Y como sugirió mi padre, solamente hay que pegarse a algún alfa como una asquerosa garrapata para vivir.

— ¿Qué estás?

Le miré de reojo, pero volví la mirada a la bañera viendo cómo el agua se llenaba cada vez más.

— Tú también lo piensas. Lo que planeabas hacer conmigo era venderme al que diera la mayor suma de dinero. Como si fuera un perro. Al final, únicamente servimos para esto, ¿verdad?

Dije a la vez que tocaba mi cuello y sentía las punzadas de dolor. — Oye ahora que ya no tengo nada ¿Qué se supone que haga?

Mi vista se hacía más borrosa y al momento las lágrimas empezaron a caer. — ¡¿Tengo que convertirme en uno de esos omegas?!

Me dejé caer de rodillas a la vez que hacía fuerza con mis manos, clavándome las uñas en las palmas de las manos.

— Para. — Sus brazos me rodearon y quedé pegado a su pecho. — No tienes que hacer nada de eso. Que no se te pase por la cabeza.

Un omega diferente [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora