CAPITULO 2 MÉXICO

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Una bella azafata lo guio hasta un asiento. Fluke sin saber qué hacer, si sentarse o salir corriendo el avión, se le quedo mirando.
-Tome asiento por favor - le indico la joven con una sonrisa.
De mala gana el pequeño se sentó. Miro con nervios a su alrededor, era obvio que era un avión privado, pero no era uno de la familia. Se fijó que los asientos tenían una letra T mayúscula color dorado. ¿Qué estaba pasando? Miro al frente con la esperanza de ver entrar a su padre, pero nada. Se sacó con prontitud el celular del bolsillo del pantalón y marco a su hermano.
-Hola- se escuchó la voz somnolienta del rubio al otro lado de la línea.
-Earth, ¿Dónde estás? - le pregunto nervioso.
-En casa de Kao, ¿Qué sucede Fluke?
-Anoche me llamo nuestro padre - le dijo nervioso sin dejar de mirar al frente.
-Eso no es bueno - se escuchó ruido del otro lado - ¿Qué quería el viejo?
-Estoy en el aeropuerto, en un avión que no es de la familia - le soltó nervioso, y se levantó sin poder seguir sentado.
-A ver, espera - levanto la voz su hermano - ¿Cómo es eso de que estas en el aeropuerto?
-No se Earth - le dijo también elevando la voz- nuestro padre solo llego por mí al departamento y me trajo acá.
-¿Pero qué te dijo?- se apresuró a preguntar.
-No entendí lo que me dijo - se encamino hacia la puerta del avión que seguía abierta. La limosina ya no estaba. - se fue - le dijo sin poderlo creer - me dejo aquí - su voz ya contenía pánico.
-Baja de ese avión, voy por ti enseguida - al ver que no obtenía respuesta subió el tono de voz- Fluke, ¿Me escuchas?
-Si- dijo con un nudo en la garganta, y empezó a bajar los escalones metálicos, pero no llego lejos ya que un enorme hombre se atravesó en su camino.
-Lo siento, pero no puede bajar del avión. - le dijo con una gruesa voz. El tipo era bastante más alto que el, y el doble o triple de su peso. Era pelirrojo, estaba vestido con un traje azul obscuro, llevaba lentes de sol, y le tapaba el camino, dejándolo parado en el penúltimo escalón.
-Necesito buscar a mi padre - le dijo el menor mirando a su alrededor, por si la limosina se veía en algún punto.
-Fluke, ¿Qué pasa?- se escuchó la voz agitada de su hermano en el teléfono.
-Lo siento, pero no puede bajar del avión - le repitió el hombre sin moverse ni un centímetro de su lugar tapando las escaleras.
-Earth, no me dejan bajar - le contesto apretando el aparato en su mano, aun sin creer lo que estaba pasando.
-¿Cómo que no te dejan bajar?, ¿Quién no te deja?, ¿Nuestro padre?
-Suba por favor - le pido el enorme hombre - falta poco para irnos.
Fluke se sentía pequeño al lado de esa enorme persona, no sabía qué hacer, su padre no se veía por ningún lado. Lo miro con aprensión y pánico, ¿Es que acaso era un secuestro? Se preguntó cada vez más asustado. No, no era un secuestro, su padre era quien lo había llevado ahí.
Miro de nuevo alrededor, no se veía nadie más, estaban en una parte privada.
-Necesito buscar a mi padre - le volvió a decir al extraño con voz suplicante, mientras escuchaba que su hermano le gritaba al otro lado de la línea.
-Suba al avión - le dijo el pelirrojo esta vez con voz tensa.
Esto hizo temblar al más pequeño, trago saliva, y con resignación se giró para deshacer sus pasos andados.
-Earth, necesito hablarle a mi padre - le empezó a decir cuando estaba de nuevo dentro del avión.
-Ya voy en camino, no dejes que se vayan.
Fluke se quiso reír por lo ridículo de la petición de su hermano mayor, si no había logrado salir del avión, menos podría impedir que volara. Las lágrimas peleaban por salir de sus ojos, estaba asustado.
-Te amo Earth- le dijo con voz quebrada antes de colgar.
Con manos temblorosas busco el contacto de su padre. Quisiera llamar a la policía, pero no serviría de nada, su padre manejaba a todos, solo lograría enojarlo, y no quería eso. Presiono el icono de llamada, pero se fue en automático a buzón. ¿Era broma vedad?, intento varias veces llamar a su padre, pero nada.
Tenía quince llamadas perdidas de su hermano, se sorbió la nariz y con manos muy inestables se secó las lágrimas que habían rodado por sus mejillas.
-Joven Natouch, tome asiento por favor, ya vamos a despegar. - le dijo una voz de mujer a sus espaldas.
-Quiero bajar - le dijo con voz tensa.
-Lo siento, pero tiene que tomar asiento y ponerse el cinturón - le insistió la joven esta vez con algo de tensión.
-He dicho que quiero bajar - se giró y la miro con furia.
La mujer no bajo la mirada, solo se quedó viendo con seriedad.
-Ahora - le exigió el pequeño. No podía permitir que se lo llevaran como si él fuera un costal de papas.
La chica se giró, y Fluke suspiro creyendo que lo dejarían ir. Su teléfono no dejaba de sonar, pero lo ignoro, y se dirigió de nuevo a la puerta, la cual ya estaba cerrada. Tomo la manija para intentar abrirla, pero una enorme mano en su delgado brazo lo detuvo.
-Su celular - le dijo la misma voz que le había impedido bajar del artefacto.
-Déjenme bajar - dijo armándose de valor, sin mirar al hombre a sus espaldas.
-Deme su celular y tome asiento - apretó su enorme mano sin lastimarlo, pero ejerciendo poder.
-Miren, no sé qué está pasando - empezó a decir con voz temblorosa por la impotencia- pero no pueden llevarme a la fuerza, esto es secuestro - apretó su pequeña mano en la manija.
-Si no coopera, esto se va a poner mal- le advirtió el grandulón sin soltar su brazo.
Iba a contestar que las cosas ya estaban mal, pero tenía que admitir que no lo dejarían marchar. Suspiro derrotado y soltó lentamente la puerta.
-¿A dónde me llevan? , ¿Dónde está mi padre? - dijo en voz baja, sintiéndose derrotado.
-No le puedo decir nada - le dijo el hombre soltándole el brazo al ver que el pequeño había desistido de bajarse. - deme su celular y tome asiento, que nos estamos atrasando.
Fluke dejó caer sus pequeños hombros y con vista baja se giró y le tendió el teléfono. Con pasos pesados se dirigió a donde había estado sentado al principio, y se puso el cinturón, conteniendo las lágrimas de rabia que querían salir de nuevo.
No sabía que planeaba su padre, pero algo si sabía, no era nada bueno, de el nunca venia nada bueno.
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El sonido del celular sonó en su recamara. Quien fuera que se esperara, se bañaría primero. Se metió bajo la regadera, y se empezó a enjabonar. Había recibido pronta respuesta por parte de Boston Natouch, al parecer ya sabía que su petición sería aceptada por el - sonrió cínicamente, el maldito bastardo sabia los hijos que tenía- le había dicho que estaba en Tailandia, y que llevaría a su hijo menor lo más pronto posible.
Había pedido a su secretaria que uno de los aviones de la empresa estuviera listo para llevar a los Natouch hasta él. Todo estaba yendo bien, sonrió mientras se enjuagaba el jabón del cabello. Salió del baño, y se dirigió a tomar su celular que no había dejado de sonar. Maldición, ni un baño podía tomar en paz, se quejó tomando el aparato.
Tenía una llamada perdida de Pham, otras eran de su hermana Del, una de Bound, y sorpresivamente otra de Natouch. Sonrió seleccionando esta, vamos a ver que tenía que decirle.
-Thitiwat, viejo amigo ¿Cómo estás?- pregunto el mayor al tercer timbrazo.
-¿Qué sucede Natouch? - le pregunto haciendo una mueca al escuchar cómo se dirigía a él.
-Fluke va en camino - le contesto feliz - hace unas horas lo deje dentro del avión.
-¿No vienes con él? - le pregunto secándose el cabello con una toalla.
-Sé que te había dicho que yo lo acompañaría- empezó el hombre - pero me salió un compromiso que no pude evitar, ya sabes cómo es esto. - le dijo con tranquilidad. Pero al no obtener respuesta después de algunos segundos, prosiguió. - El primer ministro supo que estaba en el país, y me pidió que nos reuniéramos - se excusó.
-¿A qué hora llega el avión? - le pregunto con voz tensa.
-Calculo que unas quince horas más - le informo - Antes de mediodía tendrás a Fluke solo para ti - le dijo con voz divertida.
-¿Le explicaste la situación? - le pregunto seriamente.
-Ni tiempo tuve hombre, además ya sabes como son los jóvenes, él no lo entendería.
Ohm soltó un pequeño gruñido.
-Tú no te preocupes Thitiwat, mi hijo es manso, al final yo lo eduque- dijo con orgullo. - Además como Doncel te será de mucha utilidad, si es que quieres mejorar la raza - le termino diciendo con una carcajada, como si fuera el chiste más divertido del mundo.
-¿Es todo? - le pregunto molesto, sin saber por qué.
-Te dejo Thitiwat, llegue con el primer ministro- y sin más termino la llamada descaradamente.
Ese viejo lo sacaba de sus casillas, apretó el celular en su mano. A pesar de saber cómo era Natouch, estaba sorprendido de lo fácil que le había ofrecido a uno de sus hijos, y que lo haya enviado a la boca del lobo sin miramientos. O más bien a la boca del vampiro, en su caso. Aventó el aparato en la cama, se sentía incomodo, pero no sabía por qué. Omitió ese sentimiento y se dirigió al bar. Se sirvió un wiski y se lo tomo de un solo trago.
Se dirigió de nuevo a su recamara y tomo el celular, marco el número de su hermano.
-Si - contesto el rubio de inmediato.
-Ve mañana al aeropuerto de Chihuahua- ordeno sin más y colgó, metiéndose bajo las sabanas totalmente desnudo. Pero su teléfono empezó a timbrar, lo tomo de mala gana y vio el nombre de su hermano.
-¿Qué quieres? - le contesto con un gruñido.
-Sé que soy muy capas Ohm, pero, ¿A qué hora y por qué?
-Quiero que estés ahí desde la mañana, y esperes hasta que el avión llegue- le dijo cerrando los ojos.
-Sabes que tengo una reunión con el concejal- le informo.
-Posponla- le ordeno.
-Está bien hermanito, descansa - le dijo Boun y colgó riendo.
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Fluke no había querido sucumbir al sueño, llevaban horas volando y nadie le decía nada, solo la azafata le había ofrecido comida o bebidas, las cuales obviamente había rechazado. Había perdido la noción del tiempo, y más sin poder ver el reloj de su celular. Fuera ya estaba oscuro, así que fácil ocho horas de vuelo si llevaban.
No había podido evitar llorar en silencio, no sabía si era más por tristeza o por coraje, pero las había dejado salir. Se sentía exhausto tanto física como mentalmente, mas esta última. Sus ojos tenían rato queriéndose cerrar, pero se estaba obligando a mantenerse despierto.
Era obvio que habían salido del país, esto cada vez lo ponía más nervioso. No sabía que había hecho para enfadar tanto a su padre, para que le estuviera haciendo esto. Si no le hubieran quitado el teléfono, le hubiera podido llamar a su madre, a lo mejor ella sabía que estaba pasando. Además, Earth debía de estar muerto de preocupación, ahora se arrepentía de no haberle contestado sus llamadas.
Cuando se empezó a ver luz, su cuerpo no pudo más, y se dejó vencer por el cansancio.
-Joven Natouch, hemos llegado.
Una insistente voz interrumpía su descanso. Abrió los ojos de golpe sintiéndose desorientado. Miro frente a él, el hermoso rostro de la azafata, la cual le sonreía como si fuera de los más normal la situación.
-Tiene que transbordar - le informo la rubia.
-¿Dónde estamos?- pregunto mirando por la ventana, y quedando con los ojos bien abiertos, ya que todo el paisaje era blanco. - ¿Nieve? - pregunto sin saber que más decir.
-Tome esto - le estiro un enorme saco, el enorme pelirrojo. - fuera está helando.
-¿Dónde estamos? - volvió a preguntar el pequeño estirando su brazo para tomar el pesado abrigo.
-México - le dijo el grande.
-¿México? - pregunto con enormes ojos, deteniendo sus movimientos.
-Nos están esperando - le dijo el hombre ignorando su pregunta.
Sabiendo que no podía hacer más, el menor se puso la enorme y cobijadora prenda. Siguió a su captor subiéndose el zíper. Fuera se veía bastante helado.
El viento golpeo su caliente rostro, se subió el cuello del abrigo y siguió los enormes pasos que lo guiaban, no sin antes voltear a ver el avión en el cual lo habían obligado a viajar. El artefacto era blanco, con líneas doradas y negras, con esa letra que había visto en los asientos del mismo.
Caminaron por la pista blanca y fría, el clima invernal le calaba hasta los huesos a pesar de ir abrigado. El pelirrojo no se había puesto nada, seguía con el mismo traje. Llegaron hasta un helicóptero que también tenía una enorme y dorada T.
-Bienvenidos - les dijo en un muy buen español el rubio dirigiéndose a ellos con una enorme sonrisa.
El pelirrojo hizo una reverencia, mientras el más pequeño solo se le quedo viendo con desconfianza.
-Tú debes ser Fluke - le dijo en tailandés sonriendo el extraño al reconocerlo.
El más bajo solo lo miro con los labios apretados, mientras su cuerpo temblaba por el frio sin poder evitarlo. Esto causo que la sonrisa de Boun fuera más cálida. Se veía a leguas que el pequeño no estaba contento, ya quería ver como manejaba esto su hermano mayor.
-Vamos - les indico dándose la vuelta para llevarlos hasta el helicóptero.
Los recién llegados lo siguieron. Se subieron en su nuevo transporte. Fluke solo hacia lo que le pedían, estaba en un país extraño, lejos de su hogar y de su familia, con un idioma que no manejaba, no tenía más opción.
Empezaron a volar en silencio por la capital del estado de Chihuahua México. La altura era mucho menor que en el avión, así que era más fácil apreciar el paisaje de abajo. El viaje fue mucho más corto de lo que espero Fluke. Aterrizaron en el techo de un edificio, no era tan alto como los que estaba acostumbrado el pequeño, pero la vista lo había dejado con la boca abierta, no sabía que ese tipo de paisaje existía en México, aunque no sabía mucho del tema, realmente. Pero era maravilloso a los ojos, montañas y pinos pintados de blanco.
Bajaron con precaución de las hélices. Fluke se volvió a subir el cuello del abrigo hasta las orejas. El frio era más intenso en ese lugar.
-Ya estamos aquí- dijo el rubio al pequeño aparato que esta incrustado en su oído. -está bien.-Volteo a verlos- vamos dentro- ordeno a los recién llegados, mientras el piloto elevaba el helicóptero de nuevo.
Presurosos los tres se dirigieron hacia la única puerta. Empezaron a bajar las escaleras. El golpe de calor les golpeo el rostro, el cambio de temperatura era enorme. Caminaron por pasillos bastante acogedores. Fluke se desabrocho la enorme prenda, mirando a su alrededor. Las paredes estaban de color tierra con verde. Bastante acogedor si no fuera por la situación, pensó el menor con desasosiego, y se sacó la prenda si dejar de seguir al rubio teñido.
Llegaron hasta las puertas de un elevador, en el cual entraron sin mediar palabra. El menor se estrujaba sus pequeñas manos. ¿Su padre lo estaría esperando?, eso esperaba, pesaba sin dejar de ver como se iluminaban los pisos por los que iban bajando. Quince pisos tenía ese edificio.
Por fin llegaron a su destino. Así que salieron de la caja de metal.
-A partir de aquí, yo me encargo- dijo Boun al enorme hombre, y este se fue dejando una reverencia.
-Vamos Fluke - se giró sonriéndole al menor.
-¿Dónde está mi padre? - le pregunto siguiéndolo.
-¿Natouch?- cuestiono sin dejar de caminar.
-¿Quién más? - le dijo Fluke.
-Cierto- contesto con una sonrisa.
-¿Entonces? - insistió el menor.
-Si el no vino contigo, entonces, él no está aquí- le contesto.
El rubio no obtuvo respuesta a eso. Así que siguió caminando. Tomaron otro elevador, ese lugar parecía laberinto. Boun guio a Fluke por otro pasillo, hasta que llegaron a unas enormes puertas. Introdujo un código que desgraciadamente el menor no pudo ver.
-Te pille - le dijo en broma el mayor sabiendo que el otro había estirado su delgado cuello para ver la contraseña.
Fluke bufo molesto, esto causo risa del oxigenado ese.
-Mientras esperas puedes tomar un baño, y comer. - Le dijo mirándolo por primera vez. - ponte cómodo- se acercó al menor, el cual retrocedió por instinto- tranquilo - le dijo levantando los brazos sin dejar de sonreír- solo sigo órdenes.
-Como todos - contesto entre dientes el menor sin mirarlo a los ojos.
-Ya cumplí -le dijo en son de paz- y, si quieres huir, déjame decirte que no se podrá.
El pequeño levanto el rostro molesto.
-Flojito y cooperando- siguió el rubio sin inmutarse por la mirada de la nueva adquisición de Ohm. -Suerte- le dijo antes de salir cerrando la puerta.
Fluke en cuanto la puerta se cerró, se dejó ir contra ella tratando de abrirla, aunque ya sabía que no se podía.
-Rayos- exclamo frustrado. ¿Qué demonios hacía en México?, ¿Qué estaba pasando?, ¿Por qué nadie le decía nada?
Se dio la vuelta y se recargo en la puerta de madera. Miro a su alrededor. Frente a él se encontraba una sala color café, todo estaba muy bien decorado. Camino lentamente, inspeccionando el lugar. Era más grande que el departamento que compartía con su hermano Earth. Sala, comedor, estancia, incluso una oficina muy equipada. ¿Quién vivía en ese lugar?, se preguntó mientras seguía recorriendo todo el lugar. Abrió una de las puertas, parecía el dormitorio principal, una enorme cama abarcaba el fondo de la recamara, tenía una mini sala, ropero, y de más.
El baño era sorprendente, un enorme jacuzzi estaba en medio del lugar. Salió bastante sorprendido y siguió inspeccionando. ¿Su padre había comprado ese lugar?, pero si así fuera, ¿Qué estaba haciendo el ahí?.
Cuando comprendió que se había dejado llevar por su curiosidad, cayó en la cuenta que había visto varios teléfonos. Así que fue hacia la oficina, y con nervios levanto el auricular, y con dedos temblorosos empezó a marcar el numero de su hermano. La llamada no salía, una grabación le decía no sé qué. Soltó con fuerza el aparato después de intentar varias veces hacer la llamada. Eran países muy alejados Tailandia y México, era obvio que o no sabía marcar, o no salían llamadas a otros lugares tan lejanos.
Se dejó caer derrotado en la silla tras él. Se llevó con frustración las manos hacia el rostro. Tenía que salir de ese lugar, pero, ¿Cómo lograrlo?, si estaba tan lejos de lo que conocía. Se permito llorar abiertamente, había hecho todo lo que su padre le había pedido, entonces, ¿Por qué le hacía eso?, sollozo amargamente.
Ohm estaba muy quieto en la puerta de su oficina, mirando esa lamentable imagen. No entendía por que se sentía como si le oprimieran el corazón que ya no le latía.

SOLO MÍO (COMPLETA, EN EDICIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora