Boston Natouch llego al día siguiente a su casa, eran las nueve de la noche, la maldita reunión se había alargado demasiado. No sabía por qué le pagaba tanto a James, si no podía hacer lo que le pedían. ¿Qué tan difícil era averiguar por qué demonios Thitiwat había llevado a Fluke a América? Entro en su habitación y se quitó molesto la corbata.
-¿Dónde demonios están esas mujeres?- se preguntó en voz alta.
Alguien llamo a su puerta.
-Adelante.
-Señor- saludo un hombre mayor.
-Pom- inclino su cabeza. - ¿Tu puedes decirme donde esta Samantha y su perro fiel?
-Lo siento señor, pero no sé dónde se encuentran.
-¿Cómo que no sabes?- cuestiono dejando lo que estaba haciendo, y volteando a verlo.
-Recuerde que yo llegué aquí apenas hoy en la mañana señor.
-¿Estás diciéndome que no las has visto en todo el día?
-Así es señor- contesto este.
-¿Dónde se metieron estas mujeres?- dijo molesto Boston - tomare un baño- anuncio- prepara la cena.
El hombre mayor haciendo una reverencia salió del lugar.
El señor Natouch bajo al comedor creyendo que ya sería esperado por su esposa, pero el lugar estaba desierto.
-¿Dónde se metieron?- exclamo tomando asiento y sirviéndose una copa de agua. Se dispuso a cenar, sintiendo que algo no iba bien. Generalmente Samantha siempre comía con él.
Trato de disfrutar de la cena, pero había algo que no lo dejaba, así que dejando el platillo a medias se dirigió a la habitación de su esposa, bajo la curiosa mirada de Pom. Subió rápido las escaleras, ya que el sentimiento de incomodidad se estaba instalando en él. Llego hasta la puerta, y sin llamar la abrió, el lugar estaba a oscuras, prendió la luz y se quedó con los ojos bien abiertos.
La cama estaba hecha, en la mesa se encontraba un juego de té, pero lo que realmente lo sorprendió, fue el ropero desordenado, los cajones abiertos y varias cosas tiradas en el suelo. Entro sin entender que es lo que estaba pasando. Reviso todo el lugar, y al parecer su esposa había tomado una ducha, pero ¿dónde estaba?
Dio un último vistazo a la recamara y regreso al piso de abajo. Se dirigió casi corriendo hacia su oficina, y su sospecha fue confirmada cuando encontrar su caja fuerte abierta.
-Pom- grito fuera de sí.
El leal sirviente llego lo más rápido que sus viejas y cansadas piernas le permitieron.
-Mi señor- dijo con la respiración acelerada, ya que se había trasladado desde la cocina.
-¿Tu entraste en mi oficina?- pregunto furioso aun sin poder creer lo que en el fondo ya sabía.
-Usted sabe que no lo tengo permitido- contesto el canoso viendo el caos del lugar.
-Maldita sea- gruño molesto dirigiéndose a su escritorio y prendiendo su lap top.
Algunas partes de la mansión tenían cámaras de seguridad, y uno de ellos era la oficina. Boston Natouch empezó a revisar los videos que se guardaban. Y ahí estaba, su esposa entrando en pijamas y abriendo la caja fuerte. ¿Cómo había averiguado la contraseña?, miro como Samantha sacaba todas sus joyas y algunos fajos de billetes. También ahí aparecía Pannin, el perro faldero de su esposa. La mujer mayor le había llevado una bolsa para que pusiera todo dentro.
-No puede ser- dijo el hombre más joven, sin despegar su vista de la pantalla.- pero ¿Cómo lo supo?- miro a Pom.
-¿Saber qué Señor?- pregunto.
-Samantha sabe lo de Fluke.
-Pero eso no puede ser posible. - contestó sorprendido el sirviente.
-Como ves, la caja fuerte está abierta- señalo lo obvio- no sé cómo pudo abrirla, eso para empezar- se levantó de su silla- y en segunda, ahí estaba el documento que me hizo firmar Thitiwat.
El hombre mayor abrió más sus ojos, comprendiendo todo.
-¿Pero cómo pudo saber la señora Natouch?- le pregunto a su jefe.
-No lo hizo ella sola- anuncio Boston.
-Pannin- exclamo con pesar Pom.
-Nuestra querida Pannin- confirmo con una mirada llena de odio el señor Natouch. Sabía que no se podía fiar de esa maldita vieja.
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-Lo primero que tenemos que hacer, es comunicarnos con Prem y Earth- dijo la señora Natouch, terminándose de cepillar el cabello en un hotel de baja monta.
Habían decidido pasar la noche en un hotel económico, para que no las encontraran y poder gastar lo menos posible.
-Lo que usted diga.
-Tenemos que salir de Tailandia Pannin, aquí no estamos seguras. Empaca todo, no podemos quedarnos mucho tiempo en un solo lugar.
-Señora, las joyas, tenemos que deshacernos de ellas.
-Tienes razón- volteo a verla- ¿Crees que tu nieto pueda ayudarnos?
-¿Zee?- pregunto inquieta.
-¿Tienes otro nieto?- le sonrió comprensiva- Pannin- se acercó y se sentó en la cama a su lado- no te lo pediría si no fuera necesario- tomo las arrugadas manos entre las suyas- nunca te pondría en peligro y tampoco a tu familia, ¿Lo sabes no?
La mujer mayor asintió.
-Sé que lo que acabo de decir- empezó Samantha- no tiene mucha coherencia- se rio nerviosa- Te he arrastrado conmigo a este desastre.
-No, usted no me arrastro señora- dijo con prontitud Pannin- yo vine por mi propio pie.
-Y te lo agradezco- le regalo una sonrisa, y apretó sus manos- no sabría qué haría si me hubiera escapado sola.
Y ambas mujeres rieron entre lágrimas.
-Vamos- dijo la más joven levantándose- primero tenemos que ir con Title para que nos de dinero por las joyas.
-Así que Title- dijo la canosa sin disimular su sonrisa pícara.
-Sabes que solo somos amigos- se hizo una coleta en el cabello.
-Pero él no la ve solo como amiga. - dijo lo obvio, ya que sabía que el amigo de la infancia de su señora, siempre había estado enamorado de ella.
-Ese no es el punto- bajo la maleta de la cama- lo importante es salir de aquí.
La señora Natouch mando llamar un taxi, ya que el coche lo habían dejado tirado en algún lugar de la ciudad, entre menos cosas que tuviera en común con Boston, mejor. Exceptuando sus hijos, ellos era lo único que le importaba.
Llegaron a una joyería muy famosa en el país. Bajaron del mueble, pidiendo al taxista que las esperara. Entraron, haciendo que una campanita anunciara su llegada.
-Buenos días y bienvenidas- les dijo una bella joven.
-Buscamos a Title Suphadach- dijo una sonriente Samantha.
-El todavía no llega- les dijo la chica- no sé si gusten esperar- señalo unos sillones.
-Gracias- dijeron las recién llegadas y tomaron asiento.
Paso más de una hora y Title no llegaba.
-Creo que primero hubiéramos comprado un celular, para avisar que veníamos. - se quejó la más joven.
-Bienvenido señor Suphadach- dijeron en coro los empleados del lugar.
-Title- se levantó la señora Natouch.
-¿Samantha?- pregunto sorprendido el recién llegado.
-¿Cómo has estado?- pregunto haciendo la reverencia tradicional en ese país.
-Que gusto verte- regreso la reverencia muy sonriente.
-No dirás lo mismo, cuando sepas a que vine- dijo nerviosa la mujer.
-No importa la razón, siempre es un placer tu compañía. - contesto sin borrar la sonrisa de su rostro.
-¿Podríamos hablar en privado?- pido algo incomoda.
-Claro, claro. Pasa por favor.
Samantha miro a Pannin antes de seguir a su amigo de la infancia.
Pasaron detrás de uno de los mostradores, y entraron a un pasillo bien iluminado. Llegaron a unas escaleras, que las llevaron al segundo piso del edificio. Title abrió la puerta de su oficina.
-Pasa por favor- pidió a su amiga, haciéndose a un lado.
-Gracias- le dijo pasando delante de él.
-Toma asiento, ¿Gustas un té? - dijo su amigo mirándola.
-No, gracias- sonrió apretando su bolsa de mano entre sus dos manos.
-Entonces, ¿En qué puedo ayudarte? - tomo asiento en su lugar tras su escritorio.
Con manos temblorosas la señora Natouch abrió su bolsa, le levanto y dejo caer en la lustrosa y cara superficie de madera, sus joyas más valiosas.
-¿Qué es eso Samantha?- pregunto mirando los anillos, collares, aretes y pulseras de oro, llenas de diamantes.
-Son mis joyas, las he acumulado en todos estos años.
-¿Pero que significa?
-Lo he abandonado- levanto la mirada avergonzada- y necesito efectivo- su voz temblo. Sabía que su cara y orejas estaban de un color rojo, pero no importaba.
-¿Has dejado a Natouch? - exclamo sorprendido.
-¿Puedes ayudarme o no?- no bajo su mirada.
-Claro que si, Samantha. Sabes que si, pero.
-Necesito estar fuera de su radar lo más pronto posible- interrumpió la mujer- sé que no es justo y que necesitas respuestas, pero en este momento no tengo tiempo- dijo desesperada.
-¿Qué necesitas de mí?- dijo comprensivo su amigo.
-Sé que no puedes vender estas joyas, pero necesito efectivo. También sé que no puedes darme su valor original, pero- trago saliva- cómpramelas.
-Es...está bien- comprendió la gravedad del asunto- solo dame unos minutos. - se levantó y saco un maletín en el cual puso las joyas de su amiga.
El hombre se dirigió a su taller para evaluar las joyas, y como supuso eran muy costosas, no podría darle el precio original, ya que no podían ser revendidas.
En la otra habitación. La señora Natouch se estrujaba sus manos con nervios e impaciencia. Sabía que se sentiría incomoda, pero no tanto, estaba tan avergonzada. La puerta a su espalda se abrió. Title tomo asiento de nuevo.
-Sabrás que no puedo darte el valor de tus joyas- empezó el- ya que la mayoría son piezas casi únicas, y por ello son demasiado valiosas.
-Lo se Title- empezó ella- por eso vine contigo, sé que eres el único que podría ayudarme.
-En este momento no sé cuánto te podría dar por ellas.
-Necesito el dinero lo más pronto posible- dijo la mujer, queriendo decir que lo necesitaba ya.
-Está bien, tratare de tenerlo antes de una hora- dijo Title.
-Excelente- suspiro aliviada, ya que creyó que sería más tardado.
-¿Quieres esperar aquí?- le pregunto.
-Pannin esta abajo- le anuncio con sonrisa tímida.
-¿Ella vino contigo?- pregunto sorprendido.
-Estaba sentada a mi lado- contesto divertida.
-No la note- Title se sonrojo.
-Ya vi- susurro aguantando las ganas de reír.
La señora Natouch regreso donde su casi madre, y nerviosas esperaron.
-Samantha- llamo Title. Esta se soltó la mano de Pannin y fue donde su amigo.- Sé que puedo verme demasiado atrevido- dijo sin sabes cómo expresarse- pero, ¿Qué harán después de aquí?
Samantha se le quedo viendo muy seria, no se esperaba eso.
-Si te soy sincera, no lo sé- confeso poniéndose colorada.
-Boston es- empezó- alguien de cuidado.
-Nadie más lo ha vivido que yo. - dijo con pesar.
-Espero no pasar la raya, pero déjame ayudarles. - pidió su amigo.
-Title, no quiero involucrarte más. - dijo sorprendida.
-Ya lo estoy, que tanto es un poco más- se encogió de hombros.
-No sabes lo que me ofreces- dijo angustiada.
-Lo se Samantha- le puso una mano sobre el hombro, aunque le hubiera gustado abrazarla.
-Title, me lo pones tan difícil- se quejó la rubia.
-Solo di que si- susurro el más alto.
-Está bien- dijo resignada- ¿Qué tienes en mente?
-Primero que nada- empezó- saludar a Pannin- se dirigió con una enorme sonrisa a la mujer mayor que no había dejado de observarlos. - Mi bella Pannin- dijo tomándola de sus manos para levantarla.
-Señor Suphadach- saludo la mujer mayor con una sonrisa.
-Disculpe no haberla saludado antes.
-No se preocupe señor Suphadach, note que estaba muy ocupado- miro de soslayo a la señora Natouch.
-No has cambiado nada- rio avergonzado.
-Dejen de parlotear- interrumpido avergonzada Samantha.- tenemos muchas cosas que hacer.
-Cierto- dijo con el rostro arrebolado el hombre.
-Title, ya nos has ofrecido tu ayuda, así que estas hasta el cuello amigo.- sentencio la rubia.
-A sus órdenes señoras- las reverencio.
-Primero que nada, tenemos que movernos.
-¿Movernos?- pregunto a su amiga.
-Conoces a Boston- dijo la mujer joven tomando su bolso vacío- si nos quedamos más aquí, él nos encontrara.
-Tienes razón- acordó el más alto- salgamos de aquí, del resto nos ocuparemos después.
Saco a las mujeres de la joyería, y las condujo hacia su auto.
-Espera- pidió la señora Natouch, y fue hacia el taxi que las esperaba. Saco el equipaje y pago el pasaje. Title fue rápidamente y la ayudo con las maletas. Los tres subieron, y tomaron camino.
-¿A dónde vamos?- pregunto Samantha.
-Donde Boston no podrá encontrarnos.
-Aun no estoy muy convencida de esto. Mi plan, no te incluía.
El mencionado si dejar de mirar el camino, subió una ceja.
-No me mal intérpretes- dijo rápidamente la rubia- te agradezco toda tu ayuda, pero me preocupa que Boston te haga algo.
-No es el único hombre con poder- dijo tratando de no sonar petulante.
-Gracias- sonrió a su amigo.
El automóvil salió de la ciudad, las mujeres solo veían por sus ventanillas, con el corazón en la mano. El paisaje se volvió más verde, y colorido, iban por un camino de terracería.
Samantha quería preguntar si faltaba mucho, pero no se atrevió, así que solo siguió disfrutando del paisaje. No sabía que existía ese tipo de lugares en Tailandia, y estaba encantada, al menos por un momento podía olvidar todo el asunto que estaban viviendo.
Después de lo que le pareció a la mujer joven un largo tiempo, entraron a un pequeño pueblo. La señora Natouch no sabía dónde estaban, algo si sabía, estaban muy lejos de Boston, sonrió agradecida.
Salieron del poblado y de nuevo regreso ese verde tan vivo al que no está acostumbrada, le faltaba mundo, Boston la había llevado a muchos lugares, pero nada como eso.
-Ya falta poco- anuncio Title.
El carro siguió recorriendo el paisaje paradisiaco, y después de unos minutos llegaron a una enorme construcción de madera, rodeada de todos los colores.
-Bienvenidas a mi refugio- dijo parando el carro.
-Esto es hermoso Title- expreso Samantha bajando del auto.
-Más que eso, es un lugar difícil de encontrar- dijo dirigiéndose a la entrada.
-Lo más importante- expreso Pannin sin dejar de admirar la belleza del lugar.
Los tres entraron, y las mujeres no pudieron apartar la mirada de ese hermoso lugar.
-¿Cuál es el plan?- pregunto el hombre.
-Fluke- grito Samantha, asustando a Title y Pannin.- ¿Dame tu teléfono?- ordeno la rubio desesperada, recordando el motivo de todo lo que estaba pasando.
-El celular lo deje en la oficina, pero tenemos línea telefónica. Síganme- dijo dirigiéndose hacia lo que parecía la sala.
Ella se dirigió con prontitud hacia la mesa en la cual estaba un teléfono, y marco el número de Prem.
-¿Por qué no contesta?- se preguntó desesperada, después de varios timbres.
Pannin la miraba angustiada, mientras Title se recargo en el marco de la puerta con semblante preocupado. No le gustaba verla de esa manera.
La señora Natouch marco de nuevo pero esta vez a Earth. Sus manos sudaban y estaba temblando.
-Tampoco contesta- dijo desesperanzada mirándolos.
-Inténtalo de nuevo- dijo su amigo acercándose a ella.
-Por favor señora- pidió Pannin.
Samantha suspiro, y tomo de nuevo el aparato junto a su oreja, presionando la tecla de remarcar.
-Hola- dijeron del otro lado de la línea.
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SOLO MÍO (COMPLETA, EN EDICIÓN)
FanfictionSINOPSIS Su padre lo había vendido al mejor postor, Fluke no lo podía creer todavía. Sabía que Boston Natouch nunca había estado en buenos pasos, y que hacia tratos con gente de cuestionable reputación, ¿Pero al grado de salvar su pellejo a costa de...