CAPITULO 23 MALOS SUEÑOS

640 104 12
                                    

-Ya te habías tardado- le dijo Ohm muy sonriente acariciando su cabello.
-A veces soy de bulbos-contesto sonrojado mirándolo y devolviéndole la sonrisa.
-Eres muy inteligente Polcino, pero también algo despistado. - trato de burlarse del menor.
-Despistado, nada- le dijo separándose un poco de el- ¿Cómo es eso de que nos vamos a casar?- se levantó mirándolo con el ceño fruncido- ni siquiera lo has hecho como se debe.- le reclamo señalándolo.
-¿Cómo se debe?- pregunto confundido.
-Así es- exclamo- dices que nos casaremos.
-Si- contesto también levantándose aun sin entender.
-¿Y quién te dijo que me casaría contigo?- levanto el rostro para verlo.
-¿No lo harás?- cuestiono confundido
-Dices que yo soy lento y despistado- bufo el pequeño.
-Polcino- empezó el más grande.
-Tomaste la decisión por ti mismo, sin preguntarme- dijo viéndolo seriamente, avanzando hacia atrás. - El matrimonio no se toma tan a ligera.
-Lo se amor- lo miro aun sin entender.
-Pues no lo parece- se acercó a la ventana.
-Explícamelo, por favor.- pidió el más grande empezando a sentir miedo.
-No me caracterizo por ser un romántico- empezó el más pequeño recargándose en la pared.- pero eso no significa que tenga ciertos estándares.
Ohm, trataba de entender lo que le decía su Polcino, no quería cometer errores, pero no sabía de lo que iba la discusión.
-Me dijiste que esta relación no seria que tu dieras órdenes y que yo las acatara, que esto sería ecuánime.
-Y así será amor- exclamo tratando de no sonar desesperado.
-Entonces, ¿Por qué no me preguntaste si quería ser tu esposo? - le recrimino avanzando hacia delante.
-¿No te quieres casar conmigo?- pregunto nervioso.
-Ese no es el punto- exclamo desesperado pasándose las manos por el cabello.
-Entonces dime cual es el punto- le pido también avanzando.
-Tenías que haber planeado una cena romántica en un lugar hermoso- empezó dando otro paso- teniendo una deliciosa cena- siguió el más pequeño- y después de una amena platica, te levantarías, y con mirada enamorada- se le quebró la voz- te hincarías frente a mí- sus ojos se llenaron de lágrimas- y sacarías un hermoso anillo, que pertenecería a tu familia desde siempre, y me preguntarías si me quiero casar contigo.- sintió un nudo en la garganta, pero lo ignoro- entonces yo lloraría de felicidad- se detuvo unos segundos, ya que el nudo le impedía seguir- y… y te diría que te amo tanto, que no imaginaria mi vida sin ti.- el llanto gano la batalla.
Ohm sintiéndose culpable y un bastardo, termino de acercarse y abrazo el pequeño cuerpo acongojado de dolor.
-Perdóname mi Polcino- lo acerco más a el- perdóname por haber sido tan insensible, e ignorante.
Fluke no podía dejar de llorar, lo que había pasado en las últimas veinticuatro horas lo estaba sobrepasando.
-Polcino, por favor perdóname- pido Ohm.
-Se supone que eres mucho mayor que yo, con más experiencia- contesto con voz gangosa por el llanto. - y no entiendes algo tan simple- lo acuso débilmente.
-Por favor perdóname- pidió de nuevo- no tengo experiencia, es la primera vez que me enamoro en mis casi mil años, así que soy bastante torpe- lo apretó hacia él.
-¿Crees que eso es excusa?- le pregunto con voz amortiguada por el pecho del mayor.
-Algo, creo- contesto.
-Eres un tonto- se arrebujo más contra el cuerpo del más grande.
-Soy bastante tonto- afirmo el vampiro, sintiéndose aliviado.
-Eres el más grande tonto de todos. - lo abrazo.
-Lo soy mi amor- confirmo.
-Entonces- se separó del cuerpo mayor- ¿Crees que puedas redimirte? - pregunto con una pequeña sonrisa.
-¿Y qué puede hacer este tonto para que lo perdones?- lo miro fijamente.
-Hazme el amor- pido con mirada coqueta.
-Eso será sencillo- contesto con una sexy sonrisa.
-Tan pagado de sí mismo- se subió a horcajadas entre las piernas del mayor.
-Solo un poco- le dijo tomando los glúteos del menor entre sus manos.
-Eres un presumido- rodeo el cuello del mayor.
-Solo un poco- repitió con una sonrisa.
-Bésame, maldita sea- ordeno el más pequeño.
Y el más grande no se hizo del rogar, así que capturo eso deliciosos labios. Saboreo, lamio y mordió lo que se le estaba ofreciendo. Las respiraciones fueron tomando velocidad, pero no se podían separara, hasta que después de casi un minuto no lograron aguantar.
-Te he dicho que no maldigas en mi presencia- dijo jadeando el mayor, rosando los labios de su pareja.
-Tendrás que acostumbrarte- contesto el menor a duras penas.
-Un chico rebelde- acaricio su rostro.
-Como te gustan- se froto contra el otro miembro erecto al igual que el suyo.
-Tú me gustas- Ohm gruño sin poder evitarlo apretando más el trasero de su Polcino.
-¿Solo te gusto Thitiwat?- pregunto satisfecho Fluke incrementando el movimiento de su cadera.
-Me gustas, me fascinas, te idolatro -contesto el mayor con la respiración acelerada- te amo- acerco de nuevo los labios a su pareja.
El más pequeño capturo con hambre los belfos del más grande, tratando de transmitir sus sentimientos. Poco a poco ambos hombres empezaron a desnudarse, disfrutando de sus besos, caricias y del roce de sus cuerpos. Fluke de alguna manera estaba debajo del otro cuerpo, sintiendo sus miembros rozarse, sus manos viajaban por el cuerpo ajeno, disfrutando de la otra textura. Un cuerpo era suave pero bien tonificado, y el otro era suave y delicado, la combinación perfecta.
Se dejaron arrastrar por la pasión.  El más pequeño empezó a bajar por el que estaba encima de él. Beso sus mejillas, su clavícula, bajando por su cuello, se deleitó con ese sabor, y siguió bajando, amaba sentir esa piel bajo sus labios, el mayor giro haciendo que el pequeño quedara encima de él, dejaría que lo explorara. Metió en su boca, uno de los pezones de Ohm, haciendo que este jadeara.
-Fluke- dijo entrecortadamente el afectado.
Este estaba en la gloria, lamiendo, mordiendo y succionando la piel de su futuro esposo, su futuro esposo, eso sonaba tan genial. Levanto su mirada yendo hacia el otro pezón, y lo que vio lo hizo sonreír con autosuficiencia sobre la piel caliente del otro. Empezó a bajar por su duro abdomen, sintiendo como este se contraía bajo su tacto, hasta que llego a la mejor parte, el pene de su pareja. Sus miradas de cruzaron, y ambos se sonrieron, Fluke dio un pequeño beso en el glande, haciendo que el más grande jadeara y soltara un improperio.
-Tranquilo tigre- dijo con su boca ronzando lo que antes había besado. El mayor se levantó poniendo su peso sobre sus brazos para poder observar lo que su Polcino planeaba hacer.
Y sin decir pio se engullo el miembro en su boca, lo paladeo lentamente, disfrutando de su textura y sabor salado, subió y bajo por la vasta extensión, se ayudó con una de sus pequeñas manos para mantener más firme el pene, y con la otra empezó a masajear los testículos. 
-Me vas a volver loco- jadeo Ohm apretando sus manos en la cama, sintiendo como su pequeño se tragaba la parte más sensible de su cuerpo.
Fluke se sentía poderoso, al ver el estado en el que tenía a Ohm. El hombre había empezado a sudar, y jadeaba ruidosamente, también su cuerpo se tensaba, moviendo sus caderas de arriba a abajo, pidiendo llegar más profundo a esa boca que lo torturaba, el más grande no lo tolero más y tomo los cabellos del menor con suavidad, para instarlo a que llevara un ritmo más rápido y más profundo. El más pequeño se dejó hacer, sin dejar de masajear los duros testículos, cuando de repente sintió el cuerpo de su pareja ponerse tenso, y con esto lastimo un poco su cuero cabelludo, pero no le importo, solo él podía volver loco a Ohm Thitiwat. Trago lo más que su pequeña boca le permitió, y se levantó lentamente, sintiendo que la espesa y caliente sustancia corriera por su barbilla y cuello.
Se limpió los labios con uno de sus brazos, eso sí, sin dejar de sonreír y mirar el enorme cuerpo que trataba de llevar él oxigeno hasta sus pulmones. Gateando fue y se recostó a un lado de Ohm, pegándose a él, rodeándolo con un brazo y pierna.
-Wow- exclamo el más grande ladeándose para abrazar a Fluke.
-De nada- dijo acariciando el cuello del otro con su pequeña nariz.
Ohm rio agradecido con la vida, por la mejor pareja destinada del mundo, le beso la frente acariciando el pequeño cuerpo desnudo, el cual ni tarde ni perezoso se empezó a restregar contra él, haciendo notar su erección.
-Ven acá- dijo el mayor tomando sus labios con ferocidad, a lo que el más pequeño lo rodea cual koala. Siguió acariciando ese pequeño cuerpo que lo volvía loco, desde sus delgados y sedosos hombros, hasta el redondeando trasero. La lengua de Ohm invadió la pequeña y dulce boca, acariciando todo su recoveco con hambre.
Se mordieron y lamieron, como si fuera la primera vez. Sus cuerpos sudorosos se adoraban con pasión, y parecía que no tenían suficiente. El más grande empezó a preparar a su Polcino, sacándole jadeos y haciendo que su pequeño cuerpo temblara.
-Ohm, por… por favor- suplico entrecortadamente.
Y siendo esclavo como lo era, de ese pequeño, lo obedeció, subiendo las delgadas piernas sobre sus hombros, y posicionando su miembro en la rosada entrada. El menor al sentirse invadido, enterró sus pequeñas uñas en la espalda de su pareja.
-¿Así te gusta amor?- pregunto con los dientes apretados, mirando la cara arrebolada de Fluke.
-S…si- contesto a duras penas.
Y era todo lo que tenía que escuchar para empezar a moverse. El vaivén comenzó lento, con sus miradas clavadas en el otro. Ese ritmo siguió así por un rato, hasta que el menor pidió mas, y su deseo fue cumplido. Ohm cabalgo a su Polcino, llenos de pasión, y de nuevo capturo sus labios con frenesí. Cambiaron de posición, y esta vez el menor fue el que lo cabalgaba, se empalaba con rapidez en su pareja, con los ojos empañados y la boca abierta respirando con dificultad.
-Me voy- exclamo el de arriba haciendo sus movimientos más certeros.
-Yo también- contesto jalando a su pareja para besarlo de nuevo, y quedar más cerca de su cuello.
Cuando ambos cuerpos se tensaron por el placer, Ohm abandono esa deliciosa boca para morder el terso cuello ajeno. Fluke grito por el orgasmo que cubría todo su cuerpo, y por la mordida recibida, mientras el más grande se vaciaba en el saboreando su sangre. Cuando los temblores abandonaron sus cuerpos, el mayor lamio la mordida que haba hecho en Fluke.
El pequeño estaba tumbado lánguidamente sobre Ohm, sonriente y satisfecho.
-Eso fue fantástico- dijo con voz adormilada, creyendo que su cuerpo nunca jamás podría levantarse de ahí.
-Lo fue amor- contesto Ohm también sonriendo, sin dejar de acariciar su pequeña espalda.- Deberíamos de tomar una ducha.
-No quiero- se quejó como niño chiquito, lo cual hizo sonreír mas al mayor.
-Tenemos visitas amor- le dijo cariñosamente sin dejar de acariciarlo, nunca se cansaría de él.
-Maldita sea- se quejó contra su cuello, no quería separarse de Ohm.
-No maldigas- Dijo tratando de sonar duro, pero sin conseguirlo.
-Pero quiero dormir- se arrebujo más contra el otro ignorando el regaño.
-Vamos a limpiarnos- empezó levantando el pequeño cuerpo y llevándolo consigo hacia el baño.- y tomaremos una pequeña siesta.
-No quiero- dijo haciendo un puchero contra el cuello de su pareja.
Ohm regulo en agua sin soltar a su pequeño. Cuando ambos estaban bajo el agua, empezó a lavar a su Polcino, y este obedientemente se dejó hacer, como un niño chiquito. Ohm lo seco y dejo el lánguido cuerpo de su pareja sentado sobre uno de los sillones, cambio la ropa de cama por una limpia, y dejo la otra en una esquina de la habitación. Tomo el adormilado cuerpo de su amor, y lo acostó con cuidado entre las sabanas limpias, y al ver como se arrebujaba, con su trompita bien parada, estuvo a punto de olvidar que él no se había limpiado adecuadamente. 
+++++++++++++++++++++++++
Hacía tres horas que el avión privado había tomado vuelo, y ella no podía dormir, a diferencia de Pannin, la cual soltaba leves ronquidos a su lado. Estaba agradecida de poder haber salido de Tailandia, sabía que eso no significaba que estaban más lejos de Boston, pero por lo poco que había visto del prometido de su pequeño hijo, él podría protegerlos, o al menos esa era su esperanza. Su esposo más que poderoso era alguien ruin, y siempre obtenía lo que quería, incluyéndola a ella y a la descendencia que le había dado.
Aun podía recordar cuando su padre le presento a ese apuesto hombre, y le dijo que sería su esposo, ella no podía creerlo, su padre, que siempre la había tenido bajo su yugo, le permitía casarse con un hombre apuesto y de alta alcurnia. Pobre tonta, ella que se había enamorado a primera vista, estaba siendo usada, pero obviamente en ese tiempo no lo supo, sino años después, cuando ya había nacido Prem y Earth. Había logrado que por fin su hijo mayor se quedara dormido, el pobre había tenido mucha fiebre, y había estado inquieto, gracias a dios su hijo menor había caído rendido. Cuando está bajo, salió de la habitación para ver cómo iba la preparación de la cena.  
Cuando llego al rellano, escucho a Boston en su oficina, esto le sorprendió, ya que él no llegaría hasta más tarde. Se dirigió con pasos lentos, y por alguna razón no llamo a la puerta, sino que se quedó muy quieta frente a esta.
-Ya se lo dije Prem- decía molesto- no es como si los niños vinieran tan fácilmente.
-¿Niños?- susurro la mujer, poniendo una de sus delgadas manos sobre la madera.
-Lo sé, lo sé, soy un semental- contesto al teléfono- ya le di el varón primogénito que tanto quería, incluso uno más, ¿Por qué me presiona?
-Usted nunca menciono que quería una nieta- dijo molesto su esposo. - no es como si eso se pudiera controlar.
Samantha se llevó la mano a su boca, sintiéndose bastante desconcertada.
-Sí, sí, hare el intento- dijo la voz atreves de la puerta.
La mujer se alejó y empezó a subir las escaleras.
En ese entonces no había entendido esa extraña platica entre su padre el señor Prem Melanie, y su esposo.
Esa noche se había anunciado indispuesta, ya que quería seguir al lado de su hijo Prem. Se había pasado la noche llorando, sin saber muy bien porque, la plática había sido extraña, como si ella fuera un perro de raza que se tenía que cruzar con alguien de una raza más pura.
Se acarició el vientre donde estaba creciendo otro de sus hijos, y por lo que había escuchado, una muy esperada niña. ¿Qué estaba pasando?, se preguntó desesperada, mirando a sus dos pequeños. Padre, ¿Con quién me casaste?
Y así ella se había vuelto más distante con su marido, el cual no había tenido quejas de ese comportamiento, ya que al saber que esperaban otro hijo, no había vuelto a tocarla, al igual que en los otros embarazos. Se había refugiada en su amiga Pannin, ella había sido su paño de lágrimas.
Cuando el doctor les había anunciado el género del bebe, su marido había apretando sus labios molesto y había salido del lugar, dejándola a ella y a el doctor con cierta incomodidad. Si Boston había sido distante con ella, después de eso lo fue más, ya que rara vez lo veía. Ella antes de nacer su pequeño hijo, se había enterado de todo, como su padre la había vendido al que ahora era su marido, eso si, con varias condiciones, entre ellas que el hijo mayor fuera varón, para poder seguir con el linaje, y en segunda, una niña, la cual obviamente no había sido posible.
Pasaron los años, y Boston la había obligado a no ser muy cariñosa con sus hijos, ya que esto podría hacerlos débiles, le tenía tanto miedo, y estaba tan segura de merecer ese castigo que había tontamente seguido las instrucciones de este. Se había castigado con lo que más le dolía, que era estar lejos de sus pequeños, así que los había dejado a cargo de la única persona en la cual confiaba, su hermosa y fiel Pannin.
Una noche su esposo había llegado bastante tomado, y se había metido en su cama, ya que desde que se supo el sexo de su ultimo hijo, ella había empezado a dormir en una recamara aparte. Al sentir el movimiento en la cama Samantha abrió los ojos y vio con sorpresa a su esposo que se inclinada sobre ella. Creyó que esto podía hacer que las cosas mejoraran, y todo se podría arreglar, así que se dejó llevar. Unas semanas después habían viajado a Egipto.
Abrió los ojos de golpe, y miro a su alrededor sintiéndose desubicada. Se había quedado dormida, soñando con el doloroso pasado.
-Señora, ya hemos llegado- le dijo la canosa.
Samantha no podría creer que había dormido tanto. Se levantó lentamente, aun sintiéndose fuera de lugar. Siguió lentamente a su amiga, y bajo las escaleras metálicas con cuidado, ya que el sueño todavía no había dejado su cuerpo.
El viento frio las recibió haciendo que se encogieran entre sus ropas, no propias para el clima. Pero con rápidamente ambas mujeres fueron cubiertas con sendos abrigos. Las instaron a subirse a una camioneta negra, muy parecida a la que montaron en Tailandia.
Las luces de la gran ciudad las recibieron, dejando a las mujeres muy atentas a sus ventanillas, más a la canosa, que por primera vez veía la nieve. El trayecto fue bastante largo, por lo que Samantha se volvió a quedar dormida. Abrió sus ojos lentamente y sus ojos se enfocaron en una gran fachada. Uno de los hombres abrió la puerta para que bajara, lo cual hizo sin dejar de mirar la estructura, No parecían estar en Manhatan.
La puerta se abrió de golpe.
-Mama- grito el más pequeño dejándose ir sobre la joven mujer.
Ellos se abrazaron con fuerza, y ambos empezaron a llorar, después de unos segundos fueron rodeados por otros cuatro brazos. El resto de los presentes los miraron sin intervenir en la reunión familiar.
-Mis niños- dijo después de varios segundos la mujer mayor, mirando a los tres jóvenes que habían sido como sus nietos y se sumó al abrazo.
-Deberíamos de entrar- interrumpió Ohm- está muy frio.
Fluke levanto sus ojitos y nariz de color rojo por las lágrimas que había derramado. Se salió del circulo Natouch y fue directo a abrazar a su pareja. Esto dejo sorprendidos a todos, y más a su madre.
-Pasemos- insto el rubio al ver que nadie separaba la mirada de su hermano y cuñado.
El resto lo miro sin saber bien cómo reaccionar, y lo siguieron. Todos tomaron asiento sin mediar palabra.
-Sé que tenemos que hablar de muchas cosas- empezó Ohm sin soltar a Fluke, el cual no se había despegado de el- Señora Natouch- dijo mirando a su suegra- y señora Pruk- dirigió sus ojos a la mujer mayor- acaban de llegar de un largo viaje, asi que sugiero que suban a sus habitaciones, tomen un baño y descansen.
En cuanto termino de hablar Matjha ya estaba frente a ellos.
Ambas mujeres miraron a la recién llegada.
-Tiene razón tu preometido- le dijo Samantha a su hijo menor- necesitamos descansar después de un vuelo tan largo.

SOLO MÍO (COMPLETA, EN EDICIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora