-No me has dicho tu nombre – contesto el menor con los nervios atenazándole la garganta.
-Ohm, me llamo Ohm- contesto el mayor sonriendo a través de la mesa.
-Soy Fluke – dijo tratando de sonreír, ese hombre lo ponía muy nervioso.
-Lo sé – le dijo sin dejar de mirarlo a los ojos.
-O…Ohm – empezó el pequeño – ¿Podrías decirme por qué dices que soy tuyo?
El mayor casi gruño al escuchar su nombre de esos labios, que en ese momento eran acariciados por una tierna y rosada lengua.
-Por qué lo eres- contesto roncamente Ohm inclinándose un poco hacia adelante.
-Pe..pero ¿Por qué? – pregunto curioso.
-Tu padre te entrego a mí.
El menor cerro sus puños en la pantalonera, la forma en la que lo decía, como si fuera lo más normal, y tan tranquilo. Sumando esa aurora de poder que trasmitía ese hombre.
-Pero eso no puede ser posible- frunció su ceño- él es mi padre, pero no es mi deño.
-Tienes razón, él no es tu dueño. - concedió el más grande.
El pequeño sonrió soltando el aire que estaba reteniendo, parece que por fin estaban de acuerdo en algo.
-Pero yo si – le dijo levantándose de la silla, lo que hizo que Fluke se levantara también de su lugar.
-Si mi padre no es mi dueño, mucho menos tu – le dijo asustado.
-Si, lo soy – afirmó Ohm rodeando la mesa.
-No, no te acerques más – exclamo asustado el menor con sus ojos bien abiertos y alejándose de la mesa.
-No tienes nada que temer – le contesto el mayor sin dejar de moverse.
-No sé qué te habrá dicho mi padre – le dijo yendo lejos de ese enorme hombre. - ni a qué acuerdo habrán llegado, pero no pertenezco a nadie, más que a mí. – exclamo desesperado al ver la mirada de depredador de su acompañante de cena.
-Te dije que las cosas han cambiado – le dijo recargándose descuidadamente en el respaldo de una silla. - el mundo que conocías ya no existe.
-Eso no es posible – contesto sin dejar de mirarlo, por miedo a que se fuera contra el en cualquier momento- el mundo no ha cambiado.
-Para ti si mi pequeño Fluke – le sonrió de manera siniestra.
El menor tembló de miedo, sabía que estaba perdido, y que nadie podría ayudarlo. Si su propio padre lo había enviado a ese hombre llamado Ohm, sin ningún motivo, y sin explicar nada, no podía esperar nada de nadie.
-Señor Ohm- dijo el pequeño tratando de razonar con ese hombre- No soy una persona importante, ni valiosa. De nada le sirve tenerme secuestrado aquí con usted. Solo soy un graduado en Biología, no tengo suficiente dinero para poder convencerlo de que me deje ir. Soy un chico común – termino de decirle con voz temblorosa.
-Para mí no eres común – le contesto levantando su alto cuerpo, sin dejar de sonreír, y con una mirada llena de deseo.
Fluke alternaba su mirada entre el hombre frente a él y a su alrededor, necesitaba encontrar la manera de huir, al menos por esa vez.
-Por favor entiéndame- suplico- ayer mi propio padre me abandono en un avión, en el cual viaje con extraños por más de quince horas, sin que nadie me dijera nada. Aparezco en un país del cual no sé nada, me quitan la única manera en que puedo comunicarme con mi familia, y encima me dejan encerrado en este lugar.
A este punto el menor ya estaba a punto de llorar mientras hablaba. Ohm siguió mirándolo con intensidad, no contesto por unos segundos que a Fluke le parecieron eternos.
-Ve a dormir – le ordeno molesto el más grande.
El pequeño casi deja caer su delgado cuerpo del alivio que sintió con estas palabras. Y antes de que otra cosa pasara, corrió hacia la recamara, cerrando estrepitosamente la puerta. Se recargo en la misma con la respiración agitada, y no por el esfuerzo físico, si no por el miedo que había sentido.
No supo cuánto tiempo estuvo ejerciendo fuerza sobre la entrada del dormitorio, pero cuando sus piernas no pudieron más, de deslizo hacia abajo y a pesar de que no se consideraba una persona débil, dejo salir su llanto. El señor Ohm, era muy imponente, y le había causado mucho miedo. ¿Qué es lo que le esperaba en ese lugar?, ese hombre ya le había dicho varias veces que le pertenecía, pero no lograba entender a que se refería. Bueno a quien engañaba, el señor Ohm lo miraba con deseo, pero ¿Por qué?
Era un doncel, pero eso no era raro, si eran escasos, pero no era un asunto de polémica. Por más que hacia memoria, no encontraba un error en su comportamiento para que su padre lo castigara así. Había sido diligente en sus estudios, incluso en su vida privada, no había dejado que nadie se le acercara. Sus amigos eran escasos, y nunca había tenido pareja, su única prioridad eran sus estudios como Biólogo botánico.
Erath siempre lo había amonestado por eso, le decía que realmente no vivía su vida por miedo a las repercusiones referente a Boston Natouch. Y en parte era cierto, ya que, si mantenía el perfil bajo, él podría hacer lo que en verdad quería.
Lo curioso era que el más parecido a él era su hermano mayor, Prem, que había tenido la fortuna de enamorarse de la chica que su padre había dispuesto para él. Y Earth, era el más rebelde de los tres, sabía que por ser el hijo de en medio se libraba de seguir en el negocio familiar, pero si las cosas no resultaban con Prem este seguiría en el segundo al mando de los Natouch.
Earth era un enamorado del amor, por eso se mantenía con el corazón roto, pero a pesar de eso, del miedo a volver a intentarlo, siempre salía adelante, y se daba una oportunidad con alguien más. Y el, él era el menor, con menos carga, el más libre se hacer su vida como quisiera. Entonces ¿Por qué estaba en esa situación?, por eso no sabía que había hecho para estar en México.
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Ohm salió del pent house. Necesitaba pensar un poco, no sabía por qué las palabras de Fluke le habían detenido. Ese chico no era el primero ni el último en desinteresarle a uno de sus progenitores. Su padre había sido un ejemplo de mal padre. Mark Thitiwat había sido un vampiro y gran líder de las criaturas sobrenaturales. Todos lo respetaban, pero como esposo y padre había dejado todo que desear.
No quitaba merito en su papel como Gobernante de mundo inmortal, pero no había sido suficiente, ni para él y menos para sus hermanos. Hacía más de un siglo que este había muerto, más los malos recuerdos no morían. Sabía que para Alessia de Thitiwat no era diferente.
Camino con paso presuroso, necesitaba salir de ahí. Sabía que su madre había amado a su padre con todo el corazón, a pesar de todo. Y a pesar de que el ya no estaba lo seguía defendiendo, eso no la hacía mala mujer, simplemente muy leal a su difunto esposo.
Allesia fue cautivada por su padre cuando ella era muy joven, era un mito que los vampiros no envejecían, lo hacían, pero mucho más lento que los mortales. Su madre había salido a recoger agua de un rio que quedaba cerca de su casa, y su padre, un vampiro de varios siglos, pero con apariencia joven, se había quedado prendado de su belleza. Siendo soberbio como el mismo, Mark Thitiwat se había dejado ir por su naturaleza, y había mordido a su madre, y cuando esta estaba convaleciente, le había hecho beber de su sangre, convirtiéndola en vampiro.
Se dejó caer en la nieve que cubría la sierra tarahumara, y se quedó por mucho tiempo en esa posición. Sentía la humedad en la ropa, pero no le importo. No entendía por qué Fluke podría hacerlo sentir tan incómodo. Tenía años sin recordar nada. Empezaba a preguntarse por qué esa influencia de ese pequeño, y si había hecho lo correcto en reclamarlo como suyo.
-Maldito aparato- dijo molesto escuchando el sonido de su celular en el bolsillo de su pantalón.
-Hermanito – grito el rubio del otro lado.
-¿Qué paso Boun?
-¿Cómo te fue con mi cuñado?
El mayor gruño molesto dejando salir sus colmillos.
-¿Fue tan mal?- pregunto el rubio con música estridente de fondo.
Ohm volvió a gruñir.
-Ups, parece que las cosas no fueron fáciles – le dijo su hermano.
-Si no tienes nada más interesante que decir, colgare. - amenazo.
-Si eres así de gruñón con el pobre pequeño, no me sorprende que las cosas no hayan salido bien.
El mayor corto molesto la llamada. Boun era un idiota. Se quedó dónde estaba, no estaba seguro de regresar cerca de su Pulcino, lo hacía comportarse tan extraño y no le agradaba. Le hacía sentir inseguro.
Se levantó de entre la nieve que lo cubría. Al parecer estaba bastante lejos del complejo Thitiwat, podía ver las luces de Creel. Regreso a pasos lentos hacia done estaba Fluke. Quería llegar hasta el, pero una parte de él tampoco quería hacerlo. Olía el calor, no necesitaba sentir el clima.
Su olfato súper desarrollado le permitía saber la temperatura. Salió del elevador, y se dirigió hacia el delicioso calor corporal que lo llamaba. Todo estaba en silencio, a pesar de la penumbra que cubría el lugar, él podía ver todo claramente. Fue con pasos lentos hacia su recamara, y ahí estaba el, en medio de la enorme cama, hecho un ovillo con esa vestimenta que le quedaba demasiado grande. Sonrió con ternura, y se acercó a el objeto de su deseo, se sentó lentamente sin dejar de sonreír, estiro su mano y acaricio con cuidado el sedoso cabello.
Todos esos meses había soñado con poder tocarlo, y por fin estaba ahí. Se acostó lentamente a su lado, dejando su rostro cerca del menor. La cálida respiración acariciaba su frio rostro. Se acercó al pequeño cuerpo, manteniendo sus brazos quietos, no quería despertarlo, pero permitiendo que sus muslos se tocaran.
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Las voces a lo lejos lo despertaron. Se puso boca arriba y se dejó llevar de nuevo por los brazos de Morfeo.
La luz le calaba en el rostro, se volteo molesto jalando las cobijas con sus pequeños puños.
-Cosita - susurro una voz femenina.
Fluke abrió los ojos de golpe, su vista no enfocaba. Pardeo para ver más claro, frente a él vio unos ojos color chocolate.
-Aaaaaaaaaaaaaaah- grito el menor.
-Cosita- imito su grito- Ohm ¿Puedo quedármelo? - pregunto mirando hacia su derecha.
-No digas tonterías Del- dijo molesto en recién nombrado.
-Es que es tan tierno – dijo su hermana.
Fluke miraba a uno y a otro, sin entender nada.
-Polcino- le llamo Ohm estirando su brazo.
El menor lo miro con esos enormes y bellos ojos, sin saber qué hacer.
-Vamos Polcino – insistió el mayor.
El pequeño se levantó hacia el señor Ohm, era lo único que conocía, y lo siguió.
-Mi cuñado- expreso en español el rubio con una hermosa sonrisa.
-Boun – gruño el mayor a su hermano.
Fluke reconoció al joven que acababa de hablar en español. El los había recibido en el aeropuerto de México. Parecía cercano al señor Ohm. Lo siguió con pasos trémulos, sabiendo que el rubio y la chica extraña iban tras de ellos.
-Tomen asiento- les ordeno el más alto, sentándose una de las orillas de la mesa.- Fluke, siéntate aquí- le dijo señalando la silla a su lado.
El mencionado tratando de controlar el temblor de su cuerpo, al escuchar dicho su nombre por esa ronca voz, se sentó donde le indicaba.
Tres personas entraron en el recinto y empezaron a dejar platillos en la mesa. Fluke miraba todo con ojos atentos.
-Polcino – le llamo de nuevo el mayor- estos son mis hermanos. Ya conociste a Bound – señalo al rubio, el cual le sonrió – y ella es Del- la chica lo miraba tan fijo que le causaba escalofríos.
-Por qué no te encontré antes – exclamo la chica sin dejar de mirar al menor.
-Basta Del, lo vas a asustar- le dijo divertido Boun.
-Desayunemos – ordeno el más grandes y los dos hermanos obedecieron al instante.
El más pequeño los imito, pero estaba bastante confundido. Se supone que estaba secuestrado, o algo así, pero en ese momento desayunaba con su captor y sus hermanos, como si fuera lo más normal del mundo. Además, la mirada que anoche le había dado el señor Ohm, no estaba más. Lo miro de soslayo, estaba hablando con su hermano sobre el hotel, todo era tan hilarante.
Fluke se empezó a sentir mal a mitad del desayuno, su estómago había empezado a dolerle. Dejo el cubierto sobre la mesa, unas terribles nauseas lo estaban invadiendo. Se levantó estrepitosamente y salió corriendo hacia el baño.
-¿Polcino?- pregunto extrañado el mayor, viendo como salía a toda velocidad.
-Parece que no le gradamos- dijo el hermano de en medio.
-No digas idioteces- le reprendió Ohm levantándose- voy a ver qué sucede.
-Te acompaño – se ofreció su hermana, también levantándose.
-Tu, te quedas – le dijo mirándola duramente, ya que había visto como se le iban los ojos con su Pulcino, y él era solo suyo.
-Aguafiestas- contesto está dejándose caer de nuevo en su asiento.
-Olvídalo hermanita – le dijo sonriendo el rubio- el Polcino ya tiene dueño, y ese es nuestro hermano mayor.
-¿Por qué tenía que encontrarlo primero que yo? – se quejó – yo sería una excelente ama- hizo un puchero que causo la risa de su hermano.
-Cuando te enamores, lo entenderás- contesto llevándose un pedazo de huevo estrellado a la boca.
-¿Ohm está enamorado de Fluke? – le pregunto casi atragantándose con su bebida.
-Aun no lo sé- le dijo seriamente mirando hacia la entrada del comedor, por donde habían salido los otros dos.
-Boun, tu nunca dices nada al azar, así que suéltalo. – le exigió la pequeña con mirada intensa.
-Vamos Del – empezó recargándose en el respaldo de la silla- Omh ha estado meses vigilando al pequeño, eso nunca había ocurrido, por mucho al alguien le llamara la atención. Además, no deja entrar a nadie en su lugar privado – extendió sus brazos señalando el lugar.
Su hermana sé que quedo analizando lo que acababa de decir Boun, era cierto que Ohm no ponía esmero en atraer hacia él lo que él quisiera. Todo lo que quería lo obtenía sin rechistar. Cuando ella había escuchado de Boun, no una o dos veces si no más, que Ohm estaba en Tailandia vigilando a su nueva adquisición, se sorprendió que su hermano mayor estuviera comportándose así. También era cierto que era la primera vez que dejaba entrar a alguien que no fuera de su total confianza en el pent house. Empezó a sonreír con malicia.
-Esto será malditamente divertido- exclamo en voz alta la chica.
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El pequeño cuerpo convulsionaba con el rostro dentro de la taza del baño. Dios, ¿Cuándo pararía?, se preguntaba el pequeño tratando de mitigar las arcadas. Una enorme mano le acariciaba la espalda y le decía cosas en italiano que no entendía. Cuando se sintió más tranquillo se levantó lentamente, quedándose sentado en el suelo de mármol, tratando que su respiración se regulara.
-Bebe – le ordeno el mayor tendiéndole un vaso lleno de agua.
El pequeño lo tomo con manos temblorosas, y se los llevo a sus secos labios, tomo con calma, no quería volver a vomitar.
-Gracias – le tendió el brazo tembloroso con el vaso a la mitad de su capacidad. Con piernas temblorosas se apoyó en la taza del baño para levantarse, pero una enorme mano le abarco su pequeña cintura y lo levanto y lo dejo parado en medio del baño, como si no pesara más que una pluma.
-Aséate, mientras voy por el médico – le indico el mayor viéndolo con preocupación.
Fluke solo asintió con su cabeza y mejillas arreboladas, se giró para abrir el agua del jacuzzi. Al escuchar que se cerraba la puerta, se llevó sus manos ahí, donde el señor Ohm lo había abrazado. Esa parte donde lo había tocado se sentía caliente, nunca le había pasado algo así. Se empezó a desvestir sin dejar de pensar en todo lo que había cambiado su vida en esos dos días.
El señor Ohm no parecía malo, solo que, si tenía un carácter muy férreo, se notaba a leguas el poder del que era dueño, y que sus órdenes eran acatadas sin discusión. No lo trataba mal, pero se decía su dueño, estaba confundido.
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Ambos hermanos vieron pasar a Ohm hacia su oficina. Se voltearon a ver curiosos, y Del fue tras él, haciendo que el rubio suspirara pesado.
-Aquí lo espero – dijo Ohm al teléfono y termino la llamada.
-¿Todo bien? – le pregunto su pequeña hermana entrando sin llamar, como era su costumbre.
-A Fluke le sentó mal la comida, o eso me imagino. – contesto sentándose en la silla tras su escritorio.
-Probablemente-le contesto dejándose caer sin parsimonia frente a el- la comida mexicana es deliciosa, pero es muy picante para muchos.
-Debí ser más cuidadoso- se recrimino el mayor frunciendo el ceño.
Su hermana se le quedo viendo muy seria.
-Se le pasara, no es como si lo hubieras envenenado. – le dijo.
-Ese no es el punto – dijo molesto.
Su hermana sonrió, rara vez se veía al gran Ohm Thitiwat preocupado por alguien que no fuera su familia.
-Ya quería verte así – le dijo Del sin dejar se sonreír misteriosamente.
-Así, ¿Cómo? - la miro su hermano frunciendo más el ceño.
-Sé que soy solitario, pero que me abandonen en medio del desayuno, no tiene nombre – les reclamo Boun entrando en la oficina.
-No seas quejicas- le dijo Del volteando a verlo.
-No hablemos de personas quejumbrosas – le dijo burlonamente el recién llegado sentándose a su lado.
-Yo no soy quejumbrosa- le espeto la menor haciendo su típico puchero.
-Si lo eres- le pico el rubio.
-Eso no es…- subió su voz la menor.
-Basta- rugió el hermano mayor, haciendo que sus hermanos lo miraran- ya trataron con Fluke, así que ya pueden retirarse. –Los miro.
-Pero Ohm, esa cosita necesita una chica a su lado – se quejó su hermana.
-Esa cosita, se llama Fluke, y es mío – gruño Ohm.
Los dos hermanos se quedaron con los ojos bien abiertos mirando la furia de su hermano.
-No hace falta que nos gruñas- le dijo el rubio saliendo del estado de sorpresa – nosotros ya nos vamos – se levantó y tomo del brazo a su pequeña hermana que quería replicar, pero no salía de su asombro.
Cuando se quedó solo, se dejó caer en el respaldo suspirando. Rara vez les hablaba de esa manera a sus hermanos, no sabía porque lo había hecho. Se llevó las manos hacia su rostro. Si sabía por qué les había hablado así, había sentido celos de su hermana. Eso nunca había pasado, sus hermanos eran su vida, lo sacaban de sus casillas, era cierto, pero nunca había sentido celos de ellos.
¿Qué le estaba haciendo Fluke? , maldita sea, maldijo levantándose de su lugar, y se acercó a la gran ventana de la oficina. Fuera ya no nevaba, pero todo seguía igual de blanco. Dejo que su frente tocara el frio cristal blindado. La ducha ya no se escuchaba, y al parecer el medico había llegado.
Se dirigió a la puerta del pent house, y abrió la puerta.
-Buenos días, su majestad- saludo el hombre mayor.
-No me llames de esa manera frente al joven Natouch- le dijo dejándolo pasar.
-Si, señor Thitiwat- respondió.
El hombre canoso, siguió a su majestad hacia sus aposentos.
Ohm al llegar a la puerta, dudo un poco, y llamo con sus nudillos. Esto sorprendió mucho al médico, ya que su majestad nunca pedía permiso para nada.
-Adelante- dijo una suave voz.
Ambos hombres entraron en la recamara. Frente a ellos se encontraba un joven sentado en uno de los sillones de la salita con un vaso de agua entre sus pequeñas manos.
-Polcino, aquí esta el medico del hotel. – le dijo el mayor viendo la palidez del menor.
Así que estaban en un hotel, pensó Fluke sorprendido, imagino todo, menos que ese gran edificio era un hotel. Hizo u a reverencia al hombre mayor, y este sonrió imitándolo.
-Veamos que le sucede joven Natouch- le dijo el canoso acercándose hacia el para interrogarlo y auscultarlo.
El nombrado se quedó quieto en su lugar para que el medico hiciera su trabajo. Le tomo la presión arterial, y escucho con el estetoscopio su corazón, y su respiración. También le levanto la sudadera para poder escuchar el sonido de su estómago.
Esto hizo que Ohm retuviera su respiración al ver ese pedazo de piel desnuda, era tan blanca y sedosa. Ya lo había visto totalmente desnudo, pero no se cansaba de esa vista, y su cuerpo no dejaba de reaccionar ante esta.
-Parece ser que el joven no está acostumbrado a nuestra comida su al…. Señor Thitiwat. – dijo el anciano guardando sus artefactos en su maletín.
-Algo que pueda ayudarle – le dijo el vampiro regente.
-Necesita mucho líquido, frutas, verduras, y comida ligera. – informo el canoso viendo a Ohm.
-¿Solo eso? – de pregunto Ohm.
-Bebidas revitalizantes, como suero y este antibiótico- le dijo anotando algo en una hoja.
-Entendido- le contesto el joven mayor invitándolo a retirarse.
El menor se quedó solo, y por fin pudo respirar con normalidad, la presencia del señor Ohm lo trastocaba, había decidido sentarse a pesar de su malestar, ya que tenía que esperar al médico y su captor. Que por más que se hubiera preocupado por su bienestar, no dejaba de estar secuestrado.
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SOLO MÍO (COMPLETA, EN EDICIÓN)
FanfictionSINOPSIS Su padre lo había vendido al mejor postor, Fluke no lo podía creer todavía. Sabía que Boston Natouch nunca había estado en buenos pasos, y que hacia tratos con gente de cuestionable reputación, ¿Pero al grado de salvar su pellejo a costa de...